La cara más dura y restrictiva de Bruselas vuelve por Navidad y para quedarse. Una pandemia y una crisis inflacionaria derivada de la guerra de Ucrania después, la manga ancha de la Comisión Europea ha llegado a su fin y con ello los tiempos de gasto, que volverán a dejar paso a los ajustes de deuda y déficit público con la recuperación de las reglas fiscales. Los países de la zona euro ya han remitido sus Planes Presupuestarios de 2024 y son pocos los que hayan recibido el visto bueno de la Comisión Europea. España, una vez más, está entre los favoritos de la clase.

Veinte países comparten el euro como divisa común y tan solo siete han recibido el aprobado del Ejecutivo europeo. El documento español es el único de las grandes economías que aparece en verde en los paneles de Bruselas, mientras que el alemán, el italiano y el neerlandés parpadean en amarillo. A la cola, Francia y Bélgica destacan por situarse en las peores posiciones, suspensos. El proyecto de Plan Presupuestario español está, según ha señalado la propia Comisión Europea, “en consonancia con las Recomendaciones del Consejo Fiscal de julio de 2023”.

La Comisión ha evaluado la “coherencia” de los proyectos y no ha dudado en señalar a grandes referentes europeos. Más allá de España, en el grupo de los ‘buenos’ aparecen Chipre, Estonia, Grecia, Irlanda, Eslovenia y Lituania. El equipo de países que “no se ajustan plenamente a las recomendaciones” es el más grandes y comprende a Alemania, Italia, Luxemburgo, Letonia, Austria, Malta, Países Bajos, Portugal y Eslovaquia. A la cola, cuatro países “corren el riesgo de no estar en consonancia”: Francia, Bélgica, Finlandia y Croacia.

 

España se mantiene firme ante un futuro incierto

El Plan Presupuestario remitido por España a la Comisión Europea muestra una gran progresión de la economía y una fuerte reducción del déficit y la deuda. El documento remitido recoge el objetivo de reducir el déficit al 3% en 2024, lo que supone una disminución de más de siete puntos porcentuales en cuatro años. Lo mismo sucede con la deuda pública, para la que también se contempla una fuerte reducción hasta el 106,3%, después de haber cumplido un año antes su objetivo de caer por debajo del 110%. A estas previsiones de futuro Bruselas les ha dado el visto bueno.

Un nuevo Gobierno de Pedro Sánchez acaba de conformarse y, tras una investidura que parecía no llegar nunca, este miércoles celebra su primer Consejo de Ministros. Ante esta nueva realidad, Bruselas ha pedido que España actualice el plan remitido, un procedimiento rutinario que no afecta a su aprobación y al que también se deberán enfrentar en su momento Eslovaquia, Luxemburgo y Países Bajos, que también contaban con Ejecutivos en funciones en el momento de remisión del plan.

La progresión esperada para la economía española, respaldada por Bruselas, llegará, además, mientras la Unión Europea (UE) se enfrenta a una serie de desafíos estructurales importantes, entre los que la Comisión Europea ha destacado “el bajo crecimiento de la productividad, las transiciones verde y digital, el envejecimiento y la inclusión social”. Estos retos deben abordarse para mantenerse en el camino de la “competitividad sostenible”. Los acontecimientos geopolíticos “perturbadores” también preocupan a Bruselas, dado que han demostrado la “necesidad” de que los Veintisiete sigan siendo “competitivos en un mercado global, garantizando al mismo tiempo que nadie se quede atrás”.

En este contexto, las cuatro prioridades del Semestre Europeo definidas por los mandatarios europeos siguen siendo las mismas. “Promover la sostenibilidad ambiental, la productividad, la equidad y la estabilidad macroeconómica, con miras a fomentar la sostenibilidad competitiva”. Este enfoque, a parte de su vertiente económica, está en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS), que son parte integral del Semestre Europeo.

Recomendaciones europeas

Europa considera necesario eliminar los obstáculos a la inversión pública y privada, algo compatible con apoyar un entorno empresarial propicio y garantizar el desarrollo de las habilidades necesarias para las transiciones ecológica y digital. Estos son los caminos definidos para el avance económico, pero de cara a reducir la elevada inflación y mantener la competitividad, las recomendaciones son otras:

  • Adoptar políticas fiscales prudentes y coordinadas y reducir las medidas de apoyo a la energía.
  • Garantizar niveles elevados y sostenidos de inversión pública y promover la inversión privada mediante la aceleración de la implementación de los programas del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia y de la Política de Cohesión.
  • Apoyar una evolución salarial que mitigue la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores, teniendo en cuenta la dinámica de la competitividad.
  • Supervisar los riesgos relacionados con el endurecimiento de las condiciones financieras, al tiempo que se completa la unión bancaria
  • Mejorar la competitividad incentivando el acceso a la financiación, avanzando en la Unión de los Mercados de Capitales y garantizando que el apoyo público a sectores estratégicos siga siendo específico y no cree distorsiones en la igualdad de condiciones del Mercado Único.