Ana Botín da el salto definitivo a las redes sociales. A sus 58 años, renueva su imagen de marca personal y la del Banco Santander. La hija de Emilio Botín, que preside la entidad desde que en septiembre de 2014 muriera su padre, se sumerge de lleno en Instagram.

Un lustro después de unirse a Twitter, la banquera mejor pagada de España le quita la caspa a un emporio que forma parte del mastodóntico Ibex 35 y se define así misma como “presidenta de Banco Santander. Estar bien para poder hacer más. Mi familia, el banco, mis amigos/as, Cantabria y el desarrollo sostenible del mundo”. Con esa sencilla presentación, Botín se presenta a sus seguidores.

Tuitera e Instagramer

Ha sido desde Twitter, - acumula 3.000 followers- desde donde ha mostrado, en el último año, su faceta más humana, la que le aleja del corporativismo encorsetado. Desde esta plataforma, ha compartido imágenes de sus vacaciones familiares en Cantabria, practicando deporte o recomendando lecturas a sus seguidores. Ahora, desde Instagram, pretende mostrar su ‘otro yo’, juvenil, activista, cercano a una juventud hacia la que quiere aproximarse, ella y la entidad que dirige. Por eso ha sido desde su cuenta, desde donde ha anunciado su participación en la nueva temporada de Planeta Calleja. Ataviada con ropa de montaña, subida en una cochambrosa camioneta roja y desde Groenlandia, ha roto estereotipos. Se ha mostrado preocupada por el cambio climático y ha reclamado “medidas urgentes” a estados y empresas. Ana Botín es hoy, el reclamo de la prensa y los programas televisivos.

La primera imagen que ha compartido ha resultado ser una antigua instantánea, realizada el día de la primera Comunión de su sobrina y ahijada Carmen Ballesteros, con quien mantiene una estrecha relación y a través de la cual lanzó un claro mensaje a la sociedad: “Estoy aquí para entender mejor lo que interesa y preocupa a los jóvenes. Es importante para mí y para mi trabajo. Carmen es hija de mi hermana y de Seve, y una gran deportista. Aquí con ella en su primera Comunión y en unas vacaciones en la playa. AB”.

En 24 horas, Ana Botín logró más de 1.000 seguidores y en apenas 48 horas, alcanzó los 3.000. Ella, mientras tanto, ha optado por no dar pistas acerca de sus preferencias y no seguir a nadie. El protocolo nunca falla.

Su salto a la pantalla

Las siguientes imágenes y vídeos con los que ha continuado compulsiva su carrera en las redes sociales -en tres días ha publicado 5 imágenes, 3 vídeos y varios stories- han sido junto al presentador, Jesús Calleja y el equipo del programa. Ambos, han narrado a través de stories y desde su perfil, sus impresiones y experiencias en el gélido país: “Espero que este programa sirva para concienciar a todos de que pasar a la acción es prioritario y urgente”, explica Botín.

Y tomando conciencia de las graves consecuencias del calentamiento global, la banquera ha alertado a la sociedad desde Narsasuaq, una base militar de la II Guerra Mundial, sobre lo que nos depara el futuro: “Hemos visto lo que el desarrollo, lo que el hombre, lo que estamos haciendo al planeta, y es impresionante. Aquí, en los glaciares se ve de manera muy clara y después de verlo, vuelvo con un compromiso de hacer algo más. Es importante el desarrollo pero hay que hacerlo de manera sostenible. Aquí se ve lo que está pasando y si queremos dejar una herencia sostenible a nuestros hijos, a nuestros nietos, hay que pasar a la acción”. Con estas palabras, Ana Botín abrazaba el ecologismo.

Desde la web del programa, Planeta Calleja , confirman que ”han navegado hasta el glaciar Qaleraliq y han completado un trekking hasta una de las masas de hielo más antiguas del planeta para divisar el casquete polar groenlandés y constatar los efectos del calentamiento global en la zona". La banquera ha recorrido los fiordos en kayak, "sorteando icebergs”. Además, Botín también ha convivido en este viaje con una típica familia ganadera groenlandesa, visitado lugares emblemáticos, como el primer asentamiento vikingo de Groenlandia, fundado por Erik el Rojo, y charlado dilatadamente con Jason Box, considerado uno de los climatólogos más importantes del mundo y fundador de la iniciativa Greenland Tree Project, que trata de de neutralizar las emisiones de gases de efecto invernadero. Un proyecto que parece haber conmovido a la presidenta del Banco Santander, que ha publicaba el pasado martes un artículo en su red social Linkedin en el que planteaba: “La pregunta que todos deberíamos hacernos es “¿qué puedo y qué debo hacer yo, como persona, en mi vida, y desde mi puesto en la empresa o en el servicio público?”

Tiembla Greta Thunberg

Definitivamente, Ana Botín, se encamina a liderar la lucha contra el cambio climático que, en los últimos meses lidera las conversaciones mediáticas. De hecho según se desprende de un estudio llevado a cabo en 28 países por la consultora Ipsos Global Advisor, los españoles encabezan el ranking de preocupación por el cambio climático en el mundo, seguidos por franceses, peruanos y canadienses.

Resulta llamativo que en plena vorágine del movimiento ecologista y el mismo mes que está previsto que se celebre la Huelga Mundial por el Clima la presidenta del Banco Santander se haya puesto las pilas en cuanto al activismo medioambiental. ¿Se unirá la a la batería de protestas organizadas por todo el territorio español el próximo 27 de septiembre? Entonces, una protesta global, que sólo en España convoca a más de un centenar de organizaciones y colectivos, entre los que se encuentran, ‘Juventud por el Clima’, Fridays for Future 2020, o Extincion Rebellion, entre otros, tratarán de elevar cuestiones como la contaminación medioambiental, las preocupación por las emisiones de gases efecto invernadero, el calentamiento global o la desertificación, entre otros temas, a los más elevados estamentos políticos.

Quizá por entonces, el Banco Santander haya conseguido concretar las medidas necesarias para desaparecer del listado que le sitúa entre cinco primeros puestos de la lista de los bancos más sucios del mundo. De hecho, en su plan de eficiencia 2016-2018 la entidad contempló destinar 69,8 millones de euros a frenar el impacto del cambio climático frente a los 13.400 millones que destinó a financiar combustibles fósiles, según revela el informe “Fossil Fuel Financie Report Card 2019”.