El último barómetro del CIS, correspondiente al mes de octubre, ha investigado sobre los efectos y las consecuencias del coronavirus. Una de estas consecuencias directas es la popularización del teletrabajo entre la sociedad, en aquellos sectores donde no es necesaria la presencia física del empleado.

Así, un 74,5% reconocía no trabajar nunca o casi nunca desde casa, antes de la irrupción del coronavirus en el mes de marzo, y solo un 9,5% confesaba hacerlo a diario. Además, un 6,3% teletrabajaba varias veces a la semana, un 6,1% varias veces al mes y un 2,9% con menos frecuencia de un mes, es decir, en ocasiones especiales.

Los porcentajes cambiaron totalmente en el momento en que el coronavirus llegó a España y comenzó a popularizarse el teletrabajo, como medida para frenar los contagios del virus. En total, el barómetro de octubre desvela que un 36,6% empezó a teletrabajar por el impacto de la pandemia mientras que el 34,9% reconoce que ha seguido acudiendo a su lugar de trabajo presencial.

Por otro lado, un 28% explica que su trabajo no le permite teletrabajar, dejando claro una vez más la brecha existente entre las profesiones que permiten el trabajo a distancia, a través de medios telemáticos, frente a los trabajadores que realizan su labor de forma física y presencial, como los empleados de la hostelería, comercio, industria o construcción, entre otras.

Un 26,5% se considera muy satisfecho con el teletrabajo

La experiencia con el teletrabajo es satisfactoria para la mayoría de los encuestados, con un 26,5% sintiéndose muy satisfechos por trabajar desde casa y un 42,3% bastante satisfechos, es decir, 68,8% del total está a favor. En el lado contrario, solo un 21,3% se considera poco satisfecho y un 6,1% confiesa estar nada satisfecho por trabajar desde casa.  

Como consecuencia del teletrabajo, un 43,9% de los encuestados reconoce haberse sentido demasiado cansado después de trabajar para encargarse del cuidado de los hijos o las tareas domésticas mientras que un 28,7% confiesa que nunca le ha ocurrido. Por otro lado, el 30,2% tiene problemas para concentrarse en el trabajo debido a sus responsabilidades familiares.

Sin embargo, el 66,6% asegura que sus responsabilidades familiares no le han impedido dedicar el tiempo que debería haber dedicado a su trabajo en ningún caso y un 54,2% que el teletrabajo no le ha impedido dedicar el tiempo que habría querido dedicar a su familia. Es decir, el teletrabajo ha mejorado la conciliación familiar y laboral, según el CIS.

Así, el 75,7% cree que el teletrabajo es una buena forma de organizar y realizar el trabajo más allá de la pandemia, mientras que solo el 17,8% está en contra. En esta línea, al 62,6% de los encuestados le gustaría continuar teletrabajando después de la pandemia, frente al 30,6% que le gustaría volver a su puesto presencial.

En cuanto al esfuerzo y la dedicación de los trabajadores, el 39,1% considera que el teletrabajo supone mayores esfuerzos que el trabajo presencial, el 40,9% asegura que le supone lo mismo y el 15,2% realiza un menor esfuerzo en el caso del trabajo a distancia.