Con el drástico descenso de las temperaturas experimentado en España durante el mes de enero vuelve la necesidad de encender la calefacción. Mientras se espera que las condiciones climatológicas empeoren durante los próximos días, con lluvias y temperaturas bajo cero incluidas, todavía existe en España un gran número de familias que no tienen los recursos suficientes para hacer frente al frío.

En concreto, una persona muere aproximadamente cada hora y cuarto en nuestro país a causa de la pobreza energética, según asegura la Asociación de Ciencias Ambientales. Asimismo, el Informe de Indicadores de Pobreza Energética 2021 señala que el 14% de españoles no puede permitirse encender la calefacción. Por lo tanto, uno de cada 10 tiene no puede contar con una temperatura básica para una mínima calidad de vida en su hogar.

Si se toman los datos sobre 2021 recogidos en las encuestas del INE, EPF y ECV, se observa que, en 2021 se retrasaron en los pagos 9,5% (4,5 millones de personas) y un 14,27% (6,7 millones de personas) contaron con una temperatura inadecuada, frente a los 9,6% y 10,9% que se obtuvieron en 2020. A pesar de que el primer indicador mejore sensiblemente, debido a la consolidación de este valor después de la gran subida del 2019 al 2020, el segundo empeora de manera significativa, pues un total de 1,6 millones de personas más respecto a 2020 no pudo contar con la temperatura adecuada, un número que supone el doble si se compara con 2019.

Según el informe, los ecos de Filomena y el frío que dejó durante casi dos semanas en amplias zonas del país, tuvo un efecto de visibilidad de esta problemática para muchos ciudadanos, pero el dato de la temperatura inadecuada apunta también a la creciente tendencia en muchas familias de limitar la calefacción por miedo a la factura, un hábito que se está viendo incrementado por el encarecimiento energético.

Como indicadores referentes para analizar esta problemática se toma el porcentaje de gasto en energía sobre los ingresos netos y si analiza si este es mayor que el doble del de un “hogar medio” (una referencia que se toma teniendo en cuenta la media nacional). Por otro lado, se tiene en cuenta el umbral absoluto basado en una renta mínima estándar, concretamente el SMI, para identificar a estos hogares. Si se comparan estos dos indicadores de 2021 con los de 2020, se comprueba que menos hogares dedicaron un porcentaje desproporcionado de sus ingresos a cubrir sus gastos energéticos, pero que muchos más hogares entraron en el oscuro abismo de la pobreza energética oculta severa.

Por último, se identifica a un hogar en pobreza energética si dedica a energía menos de la mitad de lo que lo hace un hogar medio en nuestro país (mediana nacional). Este último indicador identifica a un hogar en pobreza energética oculta severa si gasta menos de la cuarta parte de lo que realmente necesita para cubrir sus necesidades energéticas (gasto energético teórico), y además pertenece a uno de los cinco primeros deciles de renta.

Una realidad visible solo en invierno

Si se revisan todos los datos, se puede afirmar que un hogar declara que no puede mantener su vivienda en unas condiciones de confort mínimas en invierno, se encuentra en pobreza energética oculta, ya que no cuentan con los recursos mínimos, pero se hace evidente solo en momentos de necesidad revelados por factores exógenos como el clima. Por otro lado, es importante tener en cuenta que 2021 fue el año en el que se dejaron de hacer confinamientos y se instauró una cierta normalidad postpandémica pero también fue el año en el que comenzaron a elevarse los precios de la energía. Este hecho ha tenido un impacto determinante en los hogares españoles, sobre todo a partir del otoño de 2021. Así las cosas, las conclusiones del informe revelan que muchas familias restringieron su gasto por miedo a unas facturas que se volvieron inasumibles de forma repentina.

Finalmente, el estudio concluye que “el gobierno reaccionó a la nueva situación de precios elevados de la energía implantando diversas medidas como la reducción del IVA, del impuesto de electricidad o de cargos y peajes en la factura eléctrica. Esto tuvo un impacto que en la Cátedra hemos estimado. Si estas medidas sobre la factura eléctrica no se hubieran implementado, el indicador de hogar en pobreza severa en 2021 habría alcanzado el 11,65%, un 1,3% más, lo que equivale a casi 200.000 hogares adicionales”.