Las caceroladas de Núñez de Balboa, en el barrio de Salamanca de Madrid, se han extendido este fin de semana y han llegado incluso a las puertas del chalet en Galapagar del vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, y la ministra de Igualdad, Irene Montero, que ha sido rodeado por manifestantes ataviados con banderas de España, Unas imágenes que esta mañana ha defendido el locutor Carlos Herrera en la COPE como "jarabe democrático", parafraseando al propio Iglesias.

El director de Herrera en la COPE se estaba refiriendo a los documentos que justifican los pases o no de fase de las comunidades autónomas, que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, señaló que se publicarían cuando todas las regiones hayan pasado la respectiva fase. "Ocultar estos documentos es una decisión oscura y arbitraria, porque no se entiende. Y luego les extraña que haya protestas en la calle Núnez de Balboa, que ya se han reproducido a otros lugares de España incluyendo Galapagar", señalaba Herrera.

Se refería así a las manifestaciones que durante este fin de semana se han producido alrededor de la vivienda de Iglesias y Montero en el municipio madrileño de Galapagar, con decenas de personas portando banderas de España y haciendo sonar cacerolas, imitando las protestas del privilegiado barrio de Salamanca, en Madrid.

"Acuérdate Pablete, cuando mandabas gente a las casa de Sáenz de Santamaría o Cristina Cifuentes. Ahora vete tomando jarabe democrático y espérate", amenazaba el locutor de la COPE. Mezclaba Herrera de esta manera medias verdades o verdades a medias. Parafraseaba la expresión de "jarabe democrático" con la que Iglesias definió en Fort Apache los escraches a los políticos dirigentes. Una frase que utilzó en junio de 2013, dos meses después de que se produjera una manifestación frente a la casa de Soraya Sáenz de Santamaría, pero que fue organizada por la Plataforma Afectados por la Hipoteca en protesta por los desahucios. En aquel momento, Podemos no existía, dado que se fundó en enero de 2014, más de medio año después.

Más separado en el tiempo está el escrache sufrido por Cristina Cifuentes, que tuvo lugar en junio de 2012, año y medio antes de la fundación de Podemos y un año antes de que Pablo Iglesias fuera conocido por el público tras aparecer en un debate de Intereconomía. El acoso a Cifuentes nada tuvo que ver con su casa. La política del PP era entonces la delegada del Gobierno en Madrid, responsable de las actuaciones policiales contra las protestas de aquellos meses calientes de la crisis económica. Un millar de indignados estaba concentrado frente a la sede del PP en la calle Génova cuando Cifuentes salió, camino a su casa, que se encuentra a un kilómetro de distancia. La dirigente del PP fue acosada por una turba que la increpó durante cincuenta metros.