Este domingo, algunos centenares de ciudadanos han protagonizado protestas en distintos puntos de Madrid y en algún otro lugar de España. Para no tener que entrar por el aro de los requisitos legales, los partidos políticos de la derechona se han desmarcado de la convocatoria y se han parapetado en el anonimato para llamar a sus huestes a exigir la dimisión del Gobierno. El carácter no deliberado de tal reivindicación, se contradice con la exhibición de banderas nacionales –y algunas preconstitucionales, que nunca faltan- y el reparto masivo de carteles y mascarillas con lemas en contra de la labor del ejecutivo, sobre fotos del presidente Sánchez.

Se observaba a demasiados ciudadanos que no respetaban la distancia de seguridad aun sin llevar mascarillas. Las peticiones se resumían en “que no nos mientan” y “saber quiénes deciden por nuestras vidas”, argumentos del PP y de Vox en las últimas fechas. Todo ello salpicado por gritos calificando de asesino al presidente del Gobierno, o reclamando su ingreso en prisión. En fin, todo confuso y deslavazado en las formas pero, sin duda, bien establecido en el fondo.

Y ese fondo no es otro que la labor tenaz de la derecha y la ultraderecha para conseguir llegar al poder por métodos muy poco recomendables. No me refiero ya al uso del insulto o de la mentira, que es habitual, sino a lo que están haciendo ahora: poner en peligro la salud de las personas a las que lanzan a la calle en una situación de elevado riesgo por la pandemia y que a su vez, son potenciales emisores del virus hacia el resto de la población. Hay que tener claro que la actuación de quienes golpean sus cacerolas, no va en primer lugar no al gobierno, sino contra todos los demás.

En Vallecas, también el domingo, grupos de ciudadanos conscientes de la doble amenaza contra la democracia y contra la salud, se movilizaron reclamando “fuera fascistas de nuestros barrios” y reivindicando la sanidad pública. En redes sociales, el socialista y antiguo diputado Manuel de la Rocha, se expresaba así: “La derecha más dura está incrementando en Madrid su ocupación de la calle, envalentonados y revestidos de banderas de España, en una campaña progresiva y muy intensa contra el Gobierno. Lo han hecho siempre que ha habido gobiernos encabezados por un socialista. Las gentes de izquierdas, o simplemente los demócratas, tenemos que movilizarnos y organizarnos para contrarrestarla, y ello sin saltarnos el confinamiento. No podemos dejarnos ocupar la calle como si no nos preocupara, o como si fuéramos pocos, porque somos muchos, la mayoría”. Tiene toda la razón.

En Alemania, al Gobierno le preocupa mucho el papel de la ultraderecha en manifestaciones del mismo tenor, también con exigencias del fin del confinamiento y dimisión del ejecutivo. La ciudadanía germana, mayoritariamente indignada, llama a los manifestantes covid-idioten, los idiotas del Covid.

Así es.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com