'Foreign Policy', una revista de Estados Unidos, ha elaborado una lista de los cinco peores presidentes del mundo. Un ránking en el que hay presencia española, puesto que José María Aznar, expresidente de España entre 1994 y 2004, es uno de los escogidos por esta publicación. El exdirigente popular comparte este honroso título con el excanciller alemán Gerhard Schröder (entre 1998 y 2005), el nigeriano  Olesegun Obasanjo (presidente de Nigeria entre 1999 y 2007), Joseph Estrada (presidente de Filipinas entre 1998 y 2001) y Thaksin Shinawatra (primer ministro de Tailandia entre 2001 y 2006).

La revista da varios argumentos por los que Aznar merece el título de “peor presidente”. El primero de ellos es la postura de este durante el 11-M. “Trató de culpar de los atentados en Madrid a la banda terrorista ETA cuando en realidad eran llevados a cabo por extremistas islámicos con la esperanza de castigar a España por su apoyo a la impopular guerra de Iraq”, señala la publicación. “Aznar se ha distinguido principalmente por la extremidad de su retórica”, afirman.

Otro motivo que esgrime la revista es la frivolidad con la que el expresidente se ha tomado todos los temas relacionados con el cambio climático. “Aznar se ha unido al presidente checo Vaclav Klaus, al calificar el calentamiento global como una nueva religión”, critican. Asimismo, recuerdan algunas declaraciones del popular en esta materia, como cuando tildó a los ecologistas como “abanderados del calentamiento global que tratan de restringir libertades en nombre de una noble causa como hicieron los comunistas”.

En tercer lugar, la revista hace hincapié en las consideraciones racistas del expresidente. Y como prueba de ello señalan la idea de que los musulmanes debían pedir perdón por la invasión de España, cuando calificó el diálogo interreligioso de “estúpido”, o cuando tildó la elección de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos como “un exotismo histórico y un previsible desastre económico”.

Por último, Foreign Policy también hace referencia a la polémica defensa que hizo Aznar de beber alcohol, en esta caso vino, aunque se vaya a conducir, desoyendo de esta manera cualquier campaña de tráfico de la DGT, y a su actual “amistad” con Israel.