Sucede que, por mucho que usted quiera, cada semana le asaltan con alguna historia, todavía más truculenta que en la anterior. No se empeñe, que la cosa no ceja. Por más imaginación que le ponga, siempre viene alguien a mostrar sus capacidades de producir sobresalto y supera todos los records establecidos. Y lo que no deja de resultar alarmante es que no se trata de iniciativas individuales, marginales, singulares, sino que las iniciativas rutilantes son, en su inmensa mayoría, decisiones o iniciativas de instancias públicas, oficiales, institucionales. El titulo recuerda a aquél que el PP enarboló en la Región de Murcia “Agua para todos”, consiguiendo suficientes votos como para gobernar 18 años, ¡ya!, logrando hacerlo, sin una gota de agua más ( al revés, con muchas gotas de menos ), ni mucho menos para todos. Y, si es que se hubiera dedicado a otra cosa, a otros menesteres, ¡vale! (bueno, es un decir), pero es que está todavía por conocerse algo de interés (positivo) por lo que recordar este largo periodo de gobierno. Así, debemos ser los murcianos y por extensión los españoles “masoquistas del voto inútil”. Veremos si la próxima no nos asestan más de lo mismo.

La semana pasada hemos conocido el “fino” trabajo que en materia de contratación lleva a cabo la Comunidad de Madrid, ¡empleo para todos! . Competente, serio, preparado y entre 24 y 48 años es el perfil que demandan. Absténganse los mayores o parados sin recibir prestación de desempleo. Es de suponer, que por haber agotado el tiempo para percibirlo y esto debe reportar un grado de abandono y desinterés en trabajar, y eso les excluye del mercado que hay que atender, pensarán los cerebros promotores de la orden que, dicen tenerla por escrito, no solo se trata de una comunicación oral, de tapadillo, sino que con todo el descaro del mundo, se pone en negro sobre blanco, para que no haya errores de interpretación. Pensarán que la Administración debe ser como una empresa privada (aunque solo sea en el aspecto de contratación) y que debe incorporar a los mejores, y entre ellos no se encuentran los que llevan mucho tiempo en el paro, pensarán, digo yo. Pensarán, también, que esto no es discriminar, sino que se trata de un pulcro y riguroso proceso de selección. ¡Si señor!, a los que no han llegado a tiempo, porque las plazas no se ofertaron antes, esos, que se arreglen por ellos mismos, “no se puede tener tanto tiempo a un parado, que cuesta mucho” y no estamos para pagar “caprichos”, deben pensar estos monstruos de las finanzas y de los recursos humanos.

No doy crédito a lo que ocurre en el país en el que vivimos. Con motivo de la crisis, están emergiendo formas de pensar, que debían estar larvadas, soterradas, ocultas y que, ahora que algunos gobernantes han puesto de moda el “todo vale” y “disparates para todos”, aprovechan la cancha y sueltan estopa a diestro y siniestro. Si lo piensan bien, la crisis solamente debe haber ayudado a que emerjan formas contundentes de trato a los más débiles, pero preexistían, ahora, solamente tienen la oportunidad de emerger. En el fondo siempre han debido existir colectivos indeseables para algunos. No se han manifestado, por aquello de que para qué hacerse notar, cuando la ola de crisis, ella solita, puede con todo. Pero ahora, que manejamos las cosas de forma más singular, ahora es la suya y con todo el descaro y frivolidad de que son capaces arremeten contra cualquier débil, por cualquier causa, porque así se deben sentir más fuertes. Es cosa psicológica, ya se sabe. Ahí están las quejas de los dependientes, escuelas, mayores y ahora los parados.

Y es que esto que relatamos críticamente, no es un episodio acaecido en otro planeta. Esto ocurre en la Comunidad de Madrid, en los servicios de empleo. Afortunadamente algunos trabajadores del mismo, dotados de conciencia, denuncian, protegidos, los desmanes. Si cazan a alguno, imaginen lo que puede esperarle. Hay que rendir homenaje a la valentía con la que han obrado al divulgar a los cuatro vientos la disparatada sectaria y bochornosa actuación de las autoridades madrileñas.

Adicionalmente emergen de las catacumbas los oportunistas. ¿Se ha tropezado Usted con alguno de ellos? Cuidado, van igual vestidos que los demás; no se distinguen, pasan desapercibidos; razonan críticamente sobre los supuestos desmanes que han cometido los demás, gastando lo que no pueden, mucho más allá de sus posibilidades; justifican que no se puede mantener el ritmo de vida que llevábamos, ya que era disparatado y un sinfin de mantras más. Pero por ello, se confunden con el fondo y pasan desapercibidos. Pero son los mismos que acceden a los concursos públicos ofertando muy por debajo de los demás para llevarse los concursos (algunas veces algo apañados por antiguos ejercientes de los cargos, ahora como consejeros en la privada, de relaciones públicas o institucionales, claro). Y se llevan los concursos de todo lo que se privatiza, la gestión, como suelen decir estos políticos del PP en el poder. Y después de llevarse los concursos por na y menos, ¡caprichos del destino! no es posible mantener el precio y como la Administración no va a subir la aportación, hay que echar mano del ERE correspondiente, aduciendo balance insostenible. Los trabajadores que, no intervinieron en la trama, que fueron ajenos a lo que pasaba, sin intuir que eran la moneda de cambio, que eran ellos los que iban a cuadrar las cuentas, que no eran otros los que iban a reflotar la empresa, que sus puestos de trabajo que creían fijo lo era como el más evanescente de los sueños, quedando como los recuerdos esquivos que no conseguimos retener en la memoria.

Así transcurren hoy nuestras vidas. De disparate en disparate. Cada mes, cada semana, cada día, cada instante, alguno más nos acosa. Porque estos disparates, no son neutros, siempre nos tocan. Lo que es preciso es que sirva nuestra actual vivencia, para convertirnos en máquinas pensantes, exigentes, reflexivas. Hay que desechar lo que no conviene, hay que desterrar de nuestro lado a quien no nos acompaña;hay que pensar lo que se hace y hay que elegir lo que convence, lo que se sabe cierto, lo que no deja lugar a dudas, lo que cumplirá lo que dice, lo que cuando tenga que improvisar, sea previsible, ¡hasta eso!, si ¡hasta eso! Por todo ello, y es nuestra sola y única responsabilidad, ¡lo mejor, es acertar con lo que se vota!

Alberto Requena es presidente del del PSOE en Murcia