Todo ha cambiado en unos minutos. Estaba decidido que Carles Puigdemont viajaría a Madrid para explicarse en el Senado. Incluso ya se había designado el personal de apoyo que lo acompañaría. Tendría que explicarse. Pero la postura del PP y del Gobierno lo han hecho cambiar de opinión. Cataluña va directa a la declaración de independencia y, por ende, a la aplicación del artículo 155.

El consejo ejecutivo del martes se tornó en una larga discusión política. Los consejeros dijeron su opinión y el acuerdo final daría lugar a una futura convocatoria de elecciones, Eso sí, quedaba en manos de Puigdemont si hacía un gesto hacia el independentismo y hacia algún tipo de proclama o declaración sin efectos jurídicos y a continuación convocaba las elecciones, o bien disolvía el Parlament directamente. Parece que la segunda opción era la que se había impuesto finalmente. Además, el president iría al Senado a explicarse el jueves a las cinco de la tarde, por lo que el Pleno del Parlament se celebraría en la sesión matinal de ese mismo día.

El sanedrín
Pero después de muchas reuniones, durante la noche del martes al miércoles, Puigdemont se ha encontrado con el llamado sanedrín del que forma parte, junto con el presidente catalán, el vicepresidente, Oriol Junqueras, algunos consejeros, el expresidente Artur Mas, ex políticos tanto de Esquerra cómo de la antigua Convèrgencia, y los líderes de las entidades independentistas ANC y Òmnium.

Todos ellos eran reticentes a la convocatoria electoral pedida desde otro amplio espectro de la sociedad, como los socialistas, empresarios u otras asociaciones cívicas y culturales. Incluso el ex consejero de Economía de Artur Mas, Andreu Mas-Colell, aseguraba que Cataluña ahora no está bastante preparada para asumir la independencia. Desde el PSC se estaba convencido que si se convocaban elecciones no habría DUI. Y el PSOE, con Margarita Robles al frente, también era de la misma opinión. Pero todo ha cambiado a media mañana. Puigdemont y sus asesores han visto cómo desde el Gobierno y el PP, que tiene mayoría absoluta en el Senado, se decía y reiteraba que por más que Puigdemont convocara las elecciones, el trámite del artículo 155 no se pararía y que se aplicará tras su publicación en el BOE.

Así, Puigdemont ha llamado a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, y le ha comunicado que, como no iría al Senado por la tarde, modificara la hora de la sesión plenaria de las diez de la mañana a las cinco de la tarde. Forcadell ha comunicado el cambio a los portavoces de los grupos a la hora de comer, lo cual ha sorprendido incluso a Junts Pel Sí, según explican fuentes parlamentarias.

Desde el PDeCat, el partido de Puigdemont, mantienen una puerta abierta a otro cambio de opinión del president. Hay que tener presente que el pasado 10 de octubre todo estaba ya preparado para hacer la proclamación formal de la independencia. A última hora, después de que Puigdemont recibiera varias llamadas telefónicas, sobre todo de Europa, lo hizo cambiar de opinión, lo cual provocó una fuerte discusión con sus socios de la CUP. Precisamente los cupaires fueron los primeros al airear la posibilidad de la convocatoria electoral, y aseguraron que unas elecciones sería "la herramienta más eficaz, demolidora y mortal para parar el proceso de autodeterminación e independencia".

Posible crisis del Govern
Así mismo, fuentes parlamentarias aseguran que hay malestar dentro del partido de Puigdemont: "No lo podemos dejar solo", dicen por los pasillos algunos diputados que ven como la Generalitat se desliza hacia el precipicio con una declaración unilateral de independencia. El Gobierno español, en aplicación del artículo 155 que aprobará el Senado, destituirá el presidente y todo su Gobierno, lo cual quiere decir que el Gobierno de la Generalitat quedará suspendido, al igual que la actividad parlamentaria. Así mismo, cabe la posibilidad de la detención de Puigdemont, tal y como ya han avanzado varios dirigentes del PP y que el fiscal general también se ha mostrado dispuesto a promoverlo.

Pero si el PDeCat quisiera parar la DUI sólo tendría que pedir una votación y hacer que media docena de diputados votaran en contra, lo cual provocaría una grave crisis interna, tanto dentro del PDeCat como JxSí. Incluso algunas fuentes no descartan que haya algún consejero, de los calificados como moderados, que presente su dimisión para provocar la reacción de PuigdemontTodo apunta a Santi Vila, según explican diversas fuentes, aunque de momento sigue como conseller.

Mientras, los diputados de JxSí se han reunido más de dos horas en el Parlament y han decidido dar pleno apoyo a la declaración de independencia. Después, una mayoría de ellos se han desplazado a diversos puntos de Cataluña para dar conferencias. La dirección del grupo, por su parte, se ha dirigido al palacio de la Generalitat, dónde está reunido el Govern. Los dirigentes de de Òmnium i ANC también participan del encuentro. Asimismo, convocados por la CUP, centenares de personas apoyan la independencias concentrándose en las principales plazas de las ciudades, como la plaza Sant Jaume de Barcelona. Después de siete horas encerrados, a las dos de la madrugada todos han salido sin hacer declaraciones y con caras largas y cansadas. No obstante, parece que la estrategia a seguir es la que está siendo puesta en duda. Hoy jueves siguen las reuniones antes de que empiece el pleno del Parlament.


Aunque desde el PDeCat se espera un nuevo cambio de rumbo, "en 24 horas puede pasar cualquier cosa", aseguran fuentes internas del partido sucesor de Convergència, hoy por hoy todo indica que se va al choque frontal de trenes. Por su parte, el PP se espera entrar a la Generalitat y revisar documentación con la intención de acabar con la financiación del independentismo.

Reunión con Montilla
Así mismo, el único senador del PSC, el expresidente José Montilla, se ha reunido en la tarde del miércoles con Puigdemont en el Palau de la Generalitat. A estas alturas no se sabe cuál será la postura de Montilla a la hora de la votación, viernes, de la aplicación del 155. Algunas fuentes señalan que quizás no participaría de la votación.

Otro factor a tener en cuenta es que desde el primero de octubre, ya son más de 1.500 las empresas que han dejado de tener la sede social en Cataluña. Y se espera que en las próximas semanas seguirá el goteo.