El cáncer de mama es uno de los tumores más frecuentes en mujeres, afectando a una de cada ocho a lo largo de su vida. Los recientes avances en el conocimiento de su biología y en terapias como la inmunoterapia están mejorando las expectativas de las pacientes. Según datos del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM) la supervivencia global ha alcanzado el 85 %, gracias al diagnóstico temprano y a la mejora de los tratamientos.

Innovaciones en el tratamiento del cáncer de mama

La doctora Eva González Suárez, investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), destaca la relevancia de los avances recientes: “El tratamiento del cáncer de mama ha experimentado cambios drásticos durante los últimos años. Ahora entendemos mucho mejor la enfermedad y sabemos que no es única, sino que existen distintos subtipos, cada uno con características específicas”. La especialización de los tratamientos según el subtipo tumoral permite un abordaje más preciso y eficaz.

Desde el diagnóstico hasta los tratamientos y el posterior seguimiento de la enfermedad, la innovación ha jugado un papel fundamental para conocer cómo evoluciona la enfermedad y ofrecer en cada etapa la opción más adecuada. "Saber cómo se va a comportar en el futuro el tumor dependiendo de su tipo o subtipo está marcando actualmente la línea a seguir en el tratamiento de esta enfermedad", afirma esta experta. 

La metástasis como desafío principal

Uno de los principales retos en el tratamiento del cáncer de mama sigue siendo la metástasis, que ocurre cuando las células cancerosas se propagan a otras áreas del cuerpo y es la principal causa de mortalidad en estas pacientes. “Entender cómo el cáncer de mama evade el sistema inmune en cada órgano es esencial para desarrollar terapias específicas”, señala el doctor Toni Celià-Terrassa, investigador del Hospital del Mar Research Institute. Según este especialista, los estudios en inmunología están aportando información valiosa sobre la interacción de las células tumorales con el sistema inmunitario, lo que podría abrir la puerta a tratamientos más personalizados.

Recientemente, un equipo de investigadores, liderado por Roger Gomis del Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona (IRB Barcelona), ha identificado el rol de la proteína MAF en la metástasis. “La MAF interactúa con el receptor de estrógenos, alterando su función y favoreciendo la propagación de la enfermedad”, explica Gomis. Este hallazgo resulta crucial, ya que abre la posibilidad de neutralizar esta proteína farmacológicamente, evitando así que el cáncer de mama avance a fases más letales.

Inmunoterapia: una puerta que se abre lentamente

La inmunoterapia, que estimula el propio sistema inmunitario para combatir el cáncer, ha mostrado resultados prometedores en ciertos tipos de cáncer, pero su efectividad en el cáncer de mama aún es limitada. Hoy en día, solo se usa en pacientes con cáncer de mama triple negativo, el subtipo más agresivo. “En combinación con la quimioterapia, la inmunoterapia ha mostrado una tasa de respuesta del 15 % en pacientes avanzados, lo que, aunque es un avance, aún es modesto”, comenta el doctor Celià-Terrassa.

En su laboratorio, Celià-Terrassa ha desarrollado una nanoterapia basada en ARN mensajero que, junto con inmunoterapia, ayuda a hacer visibles las células tumorales para que el sistema inmunitario pueda reconocerlas y atacarlas. “El objetivo es llevar esta terapia a ensayos clínicos en humanos en unos seis o siete años”, detalla Celià-Terrassa.

Terapia con proteína RANK: una posible diana inmune

Otro avance interesante proviene de la investigación de la doctora Eva González, también del CNIO, quien estudia el impacto de la proteína RANK en el desarrollo del cáncer de mama. Esta proteína, cuando se activa en exceso, puede estimular el crecimiento tumoral. “Hemos descubierto que la proteína RANK se expresa en diversos tipos de cáncer de mama, y su activación está asociada a una menor supervivencia en mujeres menopáusicas”, aclara González.

La investigación sugiere que el tratamiento con fármacos anti-RANK, ya empleados en el tratamiento de la osteoporosis, podría tener efectos positivos en el cáncer de mama al atacar tanto el tumor primario como sus metástasis. “El reto es identificar a aquellas pacientes que pueden beneficiarse de estos tratamientos y fundamentar ensayos clínicos que avalen su uso como inmunomodulador”, añade González.

Diagnóstico temprano en embarazadas y madres lactantes

El cáncer de mama durante el embarazo o en el posparto suele diagnosticarse en fases avanzadas, complicando su tratamiento. Investigadoras del Vall d’Hebron Instituto de Oncologia (VHIO), Ana Vivancos y Cristina Saura, lideran un proyecto pionero que analiza la leche materna para detectar ADN tumoral. Este estudio, que cuenta con la participación de más de 5.000 mujeres, busca validar la inclusión de esta prueba diagnóstica en la práctica clínica habitual. Vivancos explica: “Hasta en un 78 % de los casos de cáncer de mama, hemos encontrado variantes tumorales en el ADN de la leche materna. La detección temprana puede mejorar considerablemente el pronóstico”.

El camino hacia la cura y los retos pendientes

Aunque la ciencia ha dado pasos agigantados en la lucha contra el cáncer de mama, especialmente en lo que respecta a su diagnóstico y tratamiento temprano, el cáncer de mama metastásico sigue sin tener cura en la mayoría de las pacientes. Los esfuerzos se centran ahora en mejorar la precisión de las terapias personalizadas y en optimizar la inmunoterapia para que sea una opción viable en todos los subtipos de cáncer de mama.

“La investigación traslacional y el desarrollo de herramientas predictivas y preventivas son esenciales para reducir la mortalidad y mejorar la calidad de vida de las pacientes”, concluye González. A medida que se afianzan los conocimientos sobre la metástasis y la biología tumoral, surgen nuevas oportunidades terapéuticas que, en un futuro, podrían hacer que el cáncer de mama sea una enfermedad cada vez más controlable y menos letal.