El cine de espionaje llega a CaixaForum Barcelona en una exposición coorganizada por la Fundación “la Caixa” y La Cinémathèque Française. Se trata de Top Secret. Cine y espionaje, que nos sumerge en un camino cronológico y temático que se desarrolla durante cien años. Se podrá visitar hasta el 17 de marzo de 2024, para después presentarse en CaixaForum Zaragoza, Sevilla y València.

De entre las muestras que unieron cine y arte en las diferentes sedes de la Fundación “la Caixa”, entre las que se cuentan George Méliès. La magia del cine; Arte y cine. 120 años de intercambios; Cine y emociones. Un viaje a la infancia; Vampiros. La evolución del mito, Top Secret. Cine y espionaje, nos remite rápidamente a la exitosa Cine y moda. Por Jean Paul Gaultier, gracias a la que pudimos disfrutar de prendas míticas de la historia del cine, ya que ambas nos ponen frente a artículos que tienen un sitio en la memoria colectiva cinematográfica. En la nueva exposición se recupera el papel de la mujer espía, mucho más allá del sexpionaje, tan presente en el cine de otros tiempos.

Eddie Constantine y Anna Karina en Lenny contra Alphaville, 1966. Foto Georges Pierre L Pierre de Geyer coll

La muestra también sirve como excusa para ver obras de grandes artistas como Andy Warhol, Ceryth Wyn Evans, Julien Prévieux, JeanLuc Blanc, Nina Childress, David Lynch, Nemanja Nikolic, Simon Menner, Walid Raad, Trevor Paglen, Heather Dewey-Hagborg y Sophie Calle, de la Colección de Arte Contemporáneo de la Fundación ”la Caixa”, entre otras. En total, son casi 300 piezas que entran en una suerte de diálogo entre gadgets de cine, artefactos históricos, documentos de archivo, clips de 90 películas u obras de arte, contemporáneo en su mayoría. Para mayor disfrute y entendimiento, la expo se divide en cinco diferentes ámbitos, que son Espionaje y cine, una historia de técnicas; Clandestinas de las grandes guerras; Guerras frías y gentlemen, Terrores y terroristas (década de 1970 a nuestros días), y ¿Todos espías? El ciudadano espía: perspectivas de futuro.

¿Pero qué podemos ver, además de los artículos expuestos? A lo largo y a lo ancho del recorrido, abordamos la historia de las técnicas utilizadas por los servicios de inteligencia y el papel que jugaron las espías, como hemos mencionado más arriba, entre los años 1870 y 1945; James Bond como piedra angular del espía moderno durante la Guerra Fría y su evolución durante la década del 1970, en medio de grandes transformaciones geopolíticas; para finalmente llegar a las nuevas formas de espionaje protagonizadas por los alertadores que solo obedecen a sus propios valores en un contexto de vigilancia generalizada. Y aunque hasta el pasado reciente el cine español no destacó por este género, hubo algunos dignos ejemplos que aquí también tienen su espacio, como El Lobo, de Miguel Courtois, Mataharis, de Icíar Bollaín, y Estambul 65, de Antonio Isasi-Isasmendi, y un fragmento del documental Garbo, el espía, de Edmon Roch, entre otros.

Uno de los rincones de la muestra

La temática pedía a gritos un aspecto participativo y de mediación del visitante, y por supuesto, nadie saldrá decepcionado al respecto. Cada asistente puede implicarse en una investigación que abarca desde juegos de ecriptado, hasta nociones de vigilancia y espionaje. Vamos, que el espectador se convierte en espía, mientras a su vez es espiado. Incluso los títulos de aquellos ámbitos descritos, se encuentran en la pared a través de un código que solo puede leerse cuando un foco de luz dorada pasa por encima. Nada más entrar, nos recibe un juego de espejos con siluetas que representan a seis estereotipos del mundo del espionaje, envolviéndonos en un universo de capas y ocultaciones amplificadas por la lámpara de araña y adornos de cristal del artista, escultor y cineasta Cerith Wyn Evans, cuyo encendido y apagado responde a un sistema de código morse. Se trata del mensaje codificado del ensayo La part maudite, de Georges Bataille publicado en 1949. El epílogo no es menos intrigante y las preguntas a las que es sometido el visitante convierten a la exposición en un espacio de reflexión y análisis de los diversos temas y debates presentes. El espectador espía simula la recogida de datos e imágenes de los visitantes, que se muestran al final.

Se trata de una exposición imperdible para todos los amantes del espionaje, que cuenta, como no podía ser de otra manera, de una serie de actividades complementarias como conferencias y ciclos de cine.