Colores del mundo, una exposición reveladora, que muestra la enorme variedad de paisajes de nuestro planeta y los colores que la caracterizan, llega a CaixaForum Zaragoza, de la Fundación “la Caixa”. Se trata de 63 imágenes tomadas por fotógrafos de National Geographic que invitan a analizar y reflexionar sobre el impacto del color sobre nuestra persona, tanto para llenarnos de fuerza como para relajarnos o emocionarnos.

El color es el protagonista absoluto, con todos sus tonos y matices, desde los brumosos azules de la luz matutina a los vívidos púrpuras y rojos del ocaso, pasando por los intensos verdes de los campos o doradas hojas del otoño. Cada color, cada tono, cada brillo, tienen su significado, tienen sus cualidades y tienen su simbolismo a lo largo de la historia. Todas las instantáneas son producto del trabajo de prestigiosos fotógrafos, como los multipremiados Joel Sartore, Steve McCurry, Michael Nichols, Lynn Johnson, Jodi Cobb, Paul Nicklen o Frans Lanting. Gracias a ellos podemos conocer las connotaciones de los colores en las diferentes culturas de todo el mundo.

Un marinero trepa por la jarcia de un barco al caer el sol. Buenos Aires, Argentina. © Bruce Dale  National Geographic

Hay que tener en cuenta que una diferencia casi imperceptible en la longitud de onda luminosa determina que veamos un color u otro. El propio cerebro humano ha dado a cada uno de los colores distintas connotaciones, que luego se fueron generalizando en las culturas de nuestro planeta. Desde tiempos inmemoriales, la humanidad buscó dar color a los diversos elementos de la vida diaria reproduciendo los colores de la naturaleza y, para ello, investigó y experimentó. Uno de los primeros colores de los que se tiene constancia es el púrpura de Tiro, que utilizaban los fenicios y que era extraído de las glándulas de los caracoles de mar del Mediterráneo. Como podemos imaginar, en un caso como el descrito, el color no estaba al alcance de todos, ya que los costes de producción eran muy elevados, por lo que solo los ricos podían poseer prendas con ese tinte. Ya tenemos, entonces, uno de los primeros simbolismos del color: el púrpura real.

Ya sabemos, por lo tanto, que los colores permiten segmentar, algo que se aprovecha en la exposición para dividirse en diferentes ámbitos. En total se han elegido siete colores, los primarios, los secundarios y el blanco, que podemos disfrutar y desgranar a través de nueve fotos con dominio de cada uno de ellos. Textos introductorios y consideraciones sobre su significado completan cada apartado. El primero de los ámbitos es el Amarillo que, como no podía ser de otra manera, se encuentra representado por los colores del otoño, pero también por un granjero rastrillando el heno o un pequeño primate sujeto a la espalda de su madre. Júbilo, crecimiento, calidez y relajación son algunas de los sentimientos asociados con este color, pero no solo, ya que la iluminación del sol tiene su reflejo en la iluminación de la mente humana, por lo que el amarillo es también intelecto.

Imagen de la sala de Colores del mundo en CaixaForum Zaragoza

El segundo de los ámbitos es el no siempre valorado Naranja. Es un color de transición entre verano e invierno y muestra su poder en el crepúsculo. Ñus caminando por la sabana, túnicas de monjes budistas o brasas subyacentes son algunas de las imágenes que podemos ver. Poder, por un lado, y serenidad, por el otro. El tercer ámbito es el Rojo, que simboliza poder y fortaleza. Representa desde amor y pasión hasta advertencia de letalidad, y desde pureza hasta luto, según la cultura. El cuarto ámbito es el Azul, representado por un pequeño pez sobre una almeja gigante o un león marino buscando alimento en el mar. El azul se asocia a la religión, por su poder y su aura mística. El siguiente en la lista es el Violeta, asociado al ya mencionado púrpura, que es misterioso y suave pero insistente. Una foca descansando sobre el hielo, un cielo crepuscular y una tormenta de rayos son algunas de las fotografías que se incluyen en este ámbito. El quinto ámbito es el Verde, que representa la renovación, porque el verde es vida. Una cosecha de té, un quetzal y una mariposa son algunas de las fotografías que lo representan. Por último, el Blanco, que vemos en un grupo de personas celebra el Año Nuevo en el Festival del agua o Thingya, en Birmania. Es el color de los comienzo y los finales, el color de la pureza. El color del todo y de la nada.

En resumen, un arcoíris que nos brinda la posibilidad de entender un poco más el mundo que nos rodea.