El Museo de Ciencia CosmoCaixa, de la Fundación “la Caixa”, presenta una exposición de fotografías pletóricas de belleza y de formas insospechadas, tomadas a través del microscopio electrónico. Nanocosmos. La realidad oculta al ojo humano, que puede visitarse hasta el 22 de junio, presenta una serie increíbles imágenes normalmente vedadas al ojo humano, realizadas por el escritor, artista y cineasta Michael Benson. Se trata de una mirada distinta sobre la flora y la fauna en su escala más pequeña, en la que se conjugan arte, alta tecnología y ciencia.

Formas insospechadas a través del microscopio electrónico © Michael Benson, Kinetikon Pictures

Las imágenes que componen la muestra son imponentes y reveladoras de esa realidad invisible a los ojos, un verdadero viaje por el mundo natural a escala submilimétrica. Para lograrlas, Benson ha utilizado un microscopio electrónico de barrido del Canadian Museum of Nature de Ottawa, que deja así, al menos por un momento, de dedicarse a la ciencia para ponerse al servicio de la estética. Son imágenes en blanco y negro, lo que las rodea de un halo de misterio, minuciosamente procesadas y ensambladas, las cuales retratan la complejidad de la flora y la fauna. ¿Pero qué podemos ver en estas micrografías? Las estructuras de las diatomeas, un grupo de algas unicelulares que constituye uno de los tipos más comunes de fitoplancton. Hay que tener en cuenta que las diatomeas son responsables de entre el 20 y el 50% del oxígeno de nuestra atmósfera, gracias a que absorben, cada año, entre diez mil y veinte mil millones de toneladas de dióxido de carbono. También salen a la luz los radiolarios, un tipo de zooplancton que se encuentra en todos los océanos del planeta y que presenta un esqueleto casi siempre compuesto de sílice y de formas geométricas similares a poliedros regulares.

Hay que recordar que no solo habíamos mencionado la flora, sino también la fauna, y esta se encuentra representada por insectos como el pulgón, que mide un máximo de 3 milímetros y del que podemos llegar a ver hasta el estilete que utiliza para perforar las plantas y extraer nutrientes. También hay mariposas, que exponen sus palpos, apéndices vellosos que le ayudan a saborear la comida para poder determinar si no es venenosa, ojos y antenas de una abeja o hasta alas de una libélula.

Las caprichosas formas son un derroche de estética © Michael Benson, Kinetikon Pictures

Como de costumbre, para poder disfrutar plenamente de cada detalle de la exposición, hay una serie de actividades complementarias, como visitas comentadas con un educador, tanto para los visitantes que puedan acercarse como para el público escolar. No se trata de meras visitas guiadas, sino que estarán basadas en el diálogo con los participantes para que puedan resolver todas las dudas que pudieran surgir.

Para los veteranos en visitas a los centros culturales de la Fundación “la Caixa”, el nombre de Michael Benson, seguramente, les resulta familiar, ya que esta es la segunda colaboración entre la entidad y el extraordinario artista, después de la exitosa Otros Mundos. Viajes por el sistema solar. De hecho, esta primera exposición itinerante se encuentra vigente y puede ser visitada aún hoy en ciudades de España y Portugal. Se trata de cuarenta imágenes impactantes de los planetas de nuestro sistema solar captadas por las sondas de la NASA y la ESA, y seleccionadas y tratadas por Benson. Podemos decir, entonces, que Benson nos lleva de un extremo al otro, de la inmensidad del espacio, al Nanocosmos con su flora y su fauna. Tanto una como otra exposición forman parte del programa Arte en la Calle, que acerca exposiciones a todo aquel que se acerque a la zona. Una forma de divulgación a cielo abierto que pone el arte al alcance de la mano de todo tipo de públicos.

CosmoCaixa no solo tiene disponible esta extraordinaria exposición en la que el microscopio es protagonista, también cuenta con un espacio permanente en el que se puede observar todo lo que es invisible a la simple vista y que solo puede ser observado a través de este instrumento científico. En este caso, también hay actividades complementarias, como talleres para examinar los mundos mineral, vegetal y animal a través de estos aparatos, e incluso ser los protagonistas al observar a través de la lupa algunas partes de su cuerpo, como la piel o el cabello.