Los ánimos andan revueltos en Vox. Por primera vez en cuatro años, la formación de extrema derecha ha logrado peores resultados en las urnas respecto a las perspectivas electorales con las que partía al inicio de la campaña electoral. Que lo de Andalucía ha sido un tropiezo en toda regla nadie lo discute en el cuartel nacional de Vox, ubicado en el número 12 de la calle Bambú de Madrid. Cierto es que existen algunas discrepancias sobre el papel que han jugado Javier Ortega Smith, secretario general del partido, e Iván Espinosa de los Monteros, portavoz del Grupo Parlamentario de Vox en el Congreso de los Diputados, a lo largo de la campaña.

Pero, mayoritariamente, en Vox apuntan a tres principales culpables de lo ocurrido el 19 de junio: “Zancajo, por el badajo’, ‘Coco el del Pescanova’ y ‘Macarena la de Salobreña’”. Así es como les apodan los voxeros en privado.

Error tras error

A Coco Robatto, hijo del presidente de Pescanova y también conocido en la opinión pública como el 'peaky blinder’ de Vox, así como al periodista Álvaro Zancajo, les acusan, como directores de la campaña electoral, de ser los principales responsables de llevar a  Macarena Olona a encadenar error tras error en Andalucía. No solo en los debates, sino en plantear una agenda intermitente que como pronto arrancaba a las 20:30 horas, cuando los candidatos del resto de partidos ya habían recorrido varios municipios desde bien entrada la mañana.

Periodistas vetados. Medios de comunicación a los que no permitían el acceso a sus actos. Reprimendas a los corresponsales ‘más afines’ cuando no les bailaban -del todo- el agua. Optar por no aparecer en las televisiones, por más afines que fueran. Acudir solo a algunas radios. Prohibir a los líderes del partido conceder declaraciones pese a estar en plena campaña electoral… estas son solo algunas de las controvertidas estrategias de las que también responsabilizan a Robatto y Zancajo.

Todas estas acciones llevaron a Federico Jiménez Losantos a arremeter contra Álvaro Zancajo en su programa de esRadio días antes de que los andaluces acudiesen a las urnas. “La campaña de Macarena ha sido mala, zigzagueante y contradictoria… Zancajo, al carajo”, llegó a decir el polémico locutor.

‘Olona de Salobreña’

Pero a Macarena Olona tampoco la salvan en los corrillos de Vox. De ella dicen que amagó con no bajar a Andalucía para finalmente prácticamente exigir a la dirección nacional ser la candidata de las elecciones autonómicas.  Le acusan de acomodarse al ritmo de campaña marcado por Zancajo y Robatto (descansando por las mañanas y buena parte de la tarde).

Pero, sobre todo, no entienden su sobreactuación en campaña, hablando de la masturbación en el último debate electoral y llegando a imitar el acento andaluz como si de verdad fuese de Salobreña. Una estrategia cargada de folklore mal ensayado, alejada de los problemas cotidianos de los andaluces y demasiado vinculada al tirón de las redes sociales. La ‘candidata Vogue’, como se la llegó a conocer en redes sociales, no causó el impacto que se esperaba entre las cabezas pensantes de Vox.

Si bien la extrema derecha pensaba convertir Andalucía, la tierra que les vio nacer, como el impulso para tener serias aspiraciones a futuro en el panorama nacional, el resultado no ha podido ser peor: Juan Manuel Moreno Bonilla, con su mayoría absoluta, consiguió reagrupar a la derecha y lanzar la candidatura de Alberto Núñez Feijóo como único aspirante útil del espectro para desalojar a Pedro Sánchez de La Moncloa.