Vox habría pagado de forma irregular el alquiler de una sede que sufragó con donaciones ilegales sin control público y sirviéndose de una falsificación documental en el contrato presentado ante el consistorio municipal a través de Ricardo Belda, único concejal de Vox en Alzira y portavoz de la formación en el ayuntamiento de esta localidad valenciana. Así lo exponen a ElPlural.com militantes de Vox que en Valencia preside Ignacio Gil Lázaro.

La Ley Orgánica (8/2007, de 4 de julio), sobre financiación de los partidos es tajante. “Las cantidades donadas a los partidos políticos deberán abonarse en cuentas destinadas exclusivamente a la recepción de donaciones”. Los partidos tienen la obligación de informar de estas aportaciones monetarias al Tribunal de Cuentas. Además, deben revelar “la cuantía, el nombre y la identificación fiscal del donante”.  Dicho de otro modo, las donaciones no pueden ser anónimas, ni pueden permanecer en secreto. Los partidos políticos tampoco pueden aceptar que, “directa o indirectamente, terceras personas asuman de forma efectiva el coste de sus adquisiciones de bienes, obras o servicios o de cualesquiera otros gastos que genere su actividad”.

Según exponen militantes, el local que ha servido de sede de Vox en Alzira y en ocasiones para el conjunto de la comarca, se pagó mediante aportaciones ilegales, algunas en efectivo y otras en transferencias a través de cuentas no oficiales. Todo ello sin el control que exige la ley y pese a que el contrato del local -al que ha tenido acceso ElPlural.com-, fue firmado por Ricardo Belda en su condición de portavoz del Grupo Municipal de Vox.

Belda no recuerda

Este periódico se ha puesto en contacto con Belda, quien ha admitido que Vox “tuvo ese local”, pero dice “no recordar” si recibió subvenciones como grupo municipal para pagar la sede ni si recibió dinero de militantes para sufragar dicho coste. “Era un monto muy bajo y no lo recuerdo, la verdad”, afirma. Por no recordar, ni siquiera sabe si firmó el siguiente contrato:

Contrato de Alzira

La contratación del local

ElPlural.com se ha puesto en contacto con antiguos responsables del partido a nivel municipal para saber más sobre un asunto cuanto menos delicado. Así las cosas, la cuestión motriz es la que tiene que ver con un local que el protagonista de estas líneas alquiló en junio de 2020 -en plena pandemia del coronavirus- a modo de sede pese a que, según fuentes consultadas, apenas quedaban “4 o 5 personas” en el equipo, las cuales insistían en encontrarse en cualquier lugar donde se pudiera debatir.

Ha sido precisamente una de las excompañeras de Belda -la fuga de afiliados por el 'dedazo' de su candidatura ha sido notoria- quien, consultada por ElPlural.com después de recibir informaciones sobre el asunto, se ha mostrado dispuesta a denunciar y poner pie en pared contra la actitud del candidato a alcalde y el nepotismo de Gil Lázaro, en quien Belda habría encontrado apoyos desde su entrada.

Punto por punto, Sara Blanco, ex coordinadora de la Zona de la Ribera Alta -concretamente de este municipio-, narra cómo se fraguó la contratación de este local que servía de sede de Vox en Alzira pese al rechazo mayoritario de los pocos afiliados que formaban parte del debate de estas decisiones. Para empezar, Blanco explica que la formación es muy clara en cuanto al alquiler de sedes. De este modo, los locales los pagan los afiliados u obedecen a concesiones. En el caso concreto de Alzira, al tratarse de un grupo tan reducido los compañeros pedían reunirse en cualquier sitio o cafetería. 

Sin embargo, Belda, en un acto de pretenciosidad que nadie entendió, tal y como especifica Blanco, exigió el alquiler por 300 euros de un entresuelo que los afiliados debían pagar: “Dice que como el partido no lo paga, lo tenemos que pagar entre todos. Uno ponía 50 euros, otro 40… cada uno lo que podía”. Los honorarios de la inmobiliaria, 500 euros de fianza y 300 euros mensuales -además de gastos de luz y otros menesteres-. Ese era el trato. ¿Y el contrato? Desconocido y guardado bajo llave por el candidato a alcalde hasta hace unas pocas semanas. 

El sitio fue efectivamente utilizado como sede comarcal, como demuestran algunas publicaciones en redes sociales que muestran que aquí se llevaba comida en época de recogida de alimentos -2021- o, explicado por las fuentes de la conversación, se vendía la lotería de Vox de la comarca. Finalmente, el lugar ha dejado de tener esa función hace varios meses.

Sede de Vox
Sede de Vox

 

Los pagos

Pese al estupor de varios de los afiliados que pagaban religiosamente parte del local cada mes, el arrendamiento se convirtió en una cuota extra a la que, al principio, nadie le echó cuentas. La encargada de formalizar el pago en la inmobiliaria era, precisamente, Sara Blanco, la ex de Vox consultada por ElPlural.com: "Al principio iba recogiendo las cantidades y depositaba el dinero en efectivo. Posteriormente, me cansé y enviaba transferencias desde mi cuenta corriente", narra. Este digital ha tenido acceso a varios pantallazos de esos movimientos bancarios.

Ahora bien, mosqueada por la situación, y consciente de lo raro que era estar depositando desde su cuenta esta cantidad de dinero, Blanco pidió el contrato aduciendo que lo necesitaba para cuestiones de Hacienda. El resultado: el arrendador era Ricardo Belda y el contrato había sido firmado en condición de portavoz municipal de Vox en Alzira

¿Sede municipal o de partido?

“A mí lo que me sorprendió es que firmase el contrato como portavoz del grupo municipal teniendo en cuenta que con esta categoría es posible que el Ayuntamiento te pague algo (…) Cada grupo tiene unas adjudicaciones fijas por parte del Ayuntamiento y otras llamémoslas variables que te pueden facilitar si justificas determinadas actividades, siempre contra factura”, explica temiendo que los movimientos de Belda puedan no ser lícitos.

“Al firmarse como grupo municipal, desde el minuto cero tienen que comunicárselo al interventor del Ayuntamiento, ya que las cuentas de los partidos tienen que ser claras, Para eso está el portal de transparencia y en caso de que no esté actualizado debe saberlo por lo menos el interventor o el concejal de Economía; o el alcalde”.

Sin embargo, y dado que la sede se utilizaba como sede del partido y no del grupo municipal -como demuestran los pantallazos recogidos en la noticia y corroboran las fuentes consultadas-, Blanco lo tiene claro: “Es un delito como mínimo de falsificación documental. No le estoy acusando de que se haya beneficiado ni de un euro, ni de que haya incurrido en un delito de malversación de caudales públicos porque eso no lo puedo demostrar, dado que no sé si el Ayuntamiento le ha dado o no algo, pero sí que hay irregularidades”, expone. “Si encima se ha lucrado alguien es ya una malversación”, apunta dejando claro que lo único que ella persigue es que se sepa y que el Consistorio actúe en consecuencia.

¿Falsificación o malversación?

Una cuestión en el aire, la de si el candidato a alcalde se lucró y cobró dinero por parte del Ayuntamiento  que, sin embargo, también cuenta con voces en su contra. Concretamente, otros dos afiliados que ayudaban en la financiación del partido municipal y de la sede indican que el propio Belda les dijo que les "devolvería el dinero" cuando "lo cobrara del Ayuntamiento". Algo que, explican las fuentes, tampoco se llevó a cabo.

¿Quién es Ricardo Belda?

Brazo en el que se apoya Gil Lázaro, Ricardo Belda es, desde las elecciones de 2019, el único concejal de Vox en Alzira. Previa llegada al sucesor de José María Llanos, fuentes cercanas a la formación explican que estaba con más de pie y medio fuera del partido, habida cuenta de que no es querido por el pueblo, de que su gestión fue “nefasta” y de que sabía que Llanos lo iba a echar, aunque en un principio fuera nombrado vocal del Comité porque “tampoco había muchas opciones”. No obstante, ambos se habían declarado públicamente la guerra y el nombre de Belda sonaba incluso lejos del partido hasta la llegada de Gil Lázaro -quien mantiene igualmente tensionada la situación de Vox en la Comunidad y quien, lamentan, considera la provincia “su cortijo”-. “Antes de Belda en Alzira había una candidatura ganadora, formada por gente del pueblo que había pasado todos los pasos. Era la única candidatura oficial".

A raíz de ahí, el descontento queda garantizado, las dimisiones en cascada también, y el nombre de Belda aparece en más localidades como la de Gandía en la que, en su caso, es su amistad con Manuel Millet la que guardaría relación directa con la imposición del segundo sin consulta con la dirección del momento y después de que Millet fuera a presentarse por una formación nueva que él mismo había creado, dejando así, de algún modo, irritadas a todas las partes.