Quim Torra ya no llama cada día a Pedro Sánchez para fijar una cita para hablar. Las prisas del presidente de la Generalitat se han esfumado desde que el presidente del gobierno, azuzado por los republicanos, le propuso inaugurar la mesa de diálogo antes de finalizar febrero, dando la razón, indirectamente, a los socialistas que pretendían dejar pasar los nervios preelectorales de JxCat y ERC antes de sentarse a negociar. Torra y Puigdemont están mucho más concentrados estos días en preparar el gran mitin legitimista de Perpiñán, una nueva ocasión de oro para atizar al partido de Junqueras por su independentismo pragmático, la marca electoral de Pere Aragonés quien difícilmente encontrará quien le aplauda en el acto de la Cataluña Norte.

El presidente de la Generalitat ya reunió a su cónclave independentista (JxCat-ERC-CUP-ANC-Òmnium) para valorar qué hacer con la propuesta de Pedro Sánchez de poner manos a la obra de la negociación. La respuesta llegó a través de la portavoz del gobierno catalán, Meritxell Budó: no nos apremia el calendario, dijo, el presidente Torra no se comprometió a que fuera así (la reunión a finales de febrero). María Jesús Montero, la portavoz del gobierno central, calificó esta manifiesta falta de interés por estrenar la mesa de diálogo diseñada por PSOE-PSC-ERC como una estrategia electoral de Torra.

Torra está jugando evidentemente con los tiempos electorales de unas elecciones que no están convocadas. De hecho, no lo están porque ERC no ha provocado una crisis formal de gobierno, retirando su apoyo a un presidente que les ha acusado oficialmente de desleales pero que juega con el interés de los republicanos en aprobar los presupuestos de la Generalitat para mantener la apariencia de normalidad gubernamental. El vicepresidente Pere Aragonés pide elecciones cuanto antes, sin embargo no fuerza el abandono parlamentario de la coalición. JxCat se aprovecha de estas dudas republicanas y gana el tiempo que le falta para decidir su candidato y seguir desgastando a sus rivales de ERC.

La mesa de negociación es el mayor rédito político de ERC y el objetivo preferido de JxCat. De momento, la tiene congelada apelando a una resolución del Parlament, votada por ERC, en la que se exigía la presencia de un mediador en el diálogo con el gobierno central. Mediador-amnistía-derecho autodeterminación es la trilogía de los seguidores de Puigdemont-Torra para atenuar la ilusión de los republicanos por una pronta convocatoria de la mesa. Los republicanos aprobaron la trilogía y aunque no se arrepienten públicamente (serían declarados definitivamente herejes por el legitimismo) evitan entrar en el juego de Torra para no presionar más al PSOE que ha declarado por activa y pasiva que ésta no es la agenda de la negociación.

El mediador es ahora mismo la exigencia clave por parte de los reticentes a la negociación, porque a diferencia de la amnistía o el ejercicio de la autodeterminación es una condición corpórea cuya capitalización sería instantánea, a la primera imagen de la mesa. A veces el mediador es internacional y a veces se convierte en relator. La distancia entre un mediador y un relator es tan significativa como la que hay entre un huevo y una castaña pero esto no es obstáculo para que algunos actores la utilicen indiscriminadamente, como la diputada Laura Borràs. Otros, como el propio Torra, combinan el mediador a secas con el mediador internacional, al estilo de una conferencia internacional de paz entre dos estados beligerantes.

Este planteamiento de máximos parlamentarios para afrontar la negociación y las dudas de ERC en forzar realmente el adelanto electoral por creer que esta medida de fuerza les perjudicaría en las urnas le ofrecen a Torra una posición muy cómoda. Si el gobierno central insiste en convocar una reunión, el presidente de la Generalitat les remitirá muy probablemente a la comisión mixta Estado-Generalitat y si nadie le apremia y le permiten permanecer en la presidencia hasta que se pronuncie el Tribunal Supremo sobre su inhabilitación seguirá con su trabajo de zapa contra los republicanos.

La primera gran movilización de JxCat-Puigdemont-Torra tendrá lugar el próximo 29 de febrero en el aparcamiento del Parque de Exposiciones de Perpiñán, después que el ayuntamiento de la ciudad francesa y la Prefectura hayan autorizado el acto convocado por el Consell per la República. Los tres europarlamentarios de JxCat, Puigdemont, Toni Comín y Laura Ponsatí, se desplazarán a la capital de la denominada Cataluña Norte para inaugurar la precampaña y para celebrar su libertad de movimientos debida a su inmunidad parlamentaria.

La participación de la ANC en la movilización asegura una asistencia multitudinaria. La concentración servirá para tomar la temperatura al independentismo, comprobar la valoración de los movilizados de la propuesta de la mesa de negociación y, tal vez, también, para agudizar la división entre partidos y dirimir por aclamación popular quien debe liderar la continuidad del Procés, si los dirigentes instalados en Bruselas (y Suiza) o quienes cumplen condena en las cárceles catalanas. Una vieja cuestión pendiente.