Superado el ecuador de la legislatura que inauguró los gobiernos PP-Vox en España, los periodistas de Castilla y León incrementan la presión sobre el vicepresidente del Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco, el ultraderechista Juan García-Gallardo, que en su última visita institucional —en este caso a una empresa productora de espárragos en Tudela de Duero— se ha enfrentado al hartazgo de los profesionales de los medios de comunicación.

Puesto a disposición de los periodistas, para responder a sus preguntas, se han escuchado carcajadas cuando él mismo ha ironizado que habría “muchas sobre los espárragos”, a lo que, acto seguido, se le ha preguntado sobre si el Gobierno de Castilla y León teme la respuesta del Tribunal Constitucional, al que el Gobierno de España ha elevado la Ley de Concordia, que no distingue entre víctimas de la dictadura de Franco y régimen democrático: “¡Me da igual lo que haya dicho el presidente Mañueco”, ha dicho finalmente.

Gallardo ha sido preguntado, además, por los reproches a su tono por parte de su propio partido y las declaraciones de uno de sus cargos en la Consejería de Empleo sobre las famosas “paguitas” de los desempleados.

“Un relato histórico sesgado”

Gallardo ha rechazado los términos de la pregunta de la periodista, afirmando que con la Ley de Concordia Vox pretende contrarrestar lo que considera “un relato histórico sesgado, parcial, mutilado” en el que, según él, “se da un tratamiento favorable a unas víctimas y se olvida a otras víctimas de la persecución política y religiosa desde 1931”.

“Le hace mucha gracia lo que pregunto”

Ante la insistencia de la periodista sobre el hecho de que en el texto de la Ley de Concordia no se haga referencia en ningún momento a la dictadura y la sonrisa irónica de Gallardo, la profesional espetó: “Veo que le hace mucha gracia lo que le pregunto”, a lo que el vicepresidente respondió pidiendo disculpas.

“Discúlpeme, no se lo tome a mal, pero me sonreía porque en una situación en la que estamos viendo que todas las asociaciones de jueces, fiscales, inspectores de Hacienda, cualquier jurista mínimamente serio y razonable está diciendo que estamos viviendo un ataque a la Constitución y sin precedentes a la separación de poderes en España, que usted me pregunte por esta ley autonómica, la verdad es que me entra la risa”, afirmó.

“¿Aparte de entrarle la risa me contesta usted? Porque no me ha contestado”, insistía la periodista. “Que si cuando han redactado el texto estaban seguros de que no va en contra de la Constitución” reformuló, a lo que Gallardo ha confirmado: “totalmente seguros”.

Zapatero, sus “leyes sectarias” y el “comodín Franco”

El portavoz de Vox en Castilla y León insistió en que “en España, a pesar de lo que hace la izquierda, hay libertad de pensamiento, libertad de cátedra, y cada uno puede expresar en libertad lo que opine” después de la “época de Zapatero, con sus leyes sectarias de Memoria Histórica”, afirma.

Al relevo de la periodista acudió otro compañero insistiendo en la posible preocupación del Gobierno de Mañueco ante el Tribunal Constitucional. “Pues no me preocupa que el Gobierno recurra otra vez al ‘comodín Franco’ para intentar esconder sus propias miserias y sus ataques a la democracia”, argumentó Gallardo.

“Yo soy un político de Burgos”

No cejaron en su empeño los periodistas en intentar sacar del vicepresidente su opinión sobre la dictadura. “Lo que yo piense no importa. El franquismo fue lo que fue y la Segunda República fue lo que fue”, sentenció, para volver a ser preguntado si considera que el régimen franquista fue una dictadura: “Yo soy un político de Burgos, nací en 1991 y estoy muy a gusto en democracia”.

Al límite de su paciencia, los periodistas recordaron a Gallardo que no se le pregunta a nivel personal, sino como vicepresidente de la Junta. “No voy a entrar al juego del Partido Socialista”, se limitó a decir, “no voy a condenar la Reconquista ni lo que hicieron los Reyes Católicos”.

“¡Me da igual lo que haya dicho el presidente Mañueco”

Por cuarta vez, se le preguntó si condena la dictadura. “Yo condeno todas las dictaduras, empezando por la que estamos empezando a vivir en España”, respondió, “en la que el poder ejecutivo le dice al judicial que hay determinados delitos que se persiguen o no en función de si uno es socio o no del Gobierno”.

Gallardo perdió la serenidad cuando, a resultas de esa última pregunta, y por quinta vez, otra periodista le inquirió sobre lo que acababa de decir Alfonso Fernández Mañueco sobre el franquismo —que, literalmente, había afirmado que el franquismo fue una dictadura “porque lo dice la RAE”—: “¡Me da igual lo que haya dicho el presidente Mañueco!”, exclamó.

¿Y la llamada de apoyo de Abascal?

De esa batería de preguntas, Gallardo pasó a las referidas a la polémica interna de su partido despertada por una publicación reciente de ABC en la que se le ubicaba en un terreno “incontrolable”.

El delfín de Abascal en Castilla y León agradeció a su líder su “confianza, al que debo una lealtad absoluta” que “apostó por mí y obtuvimos un resultado notable, gracias a lo que estamos siendo faro y vanguardia para otros territorios de España”, luchando, afirmó, “contra todas estas tonterías de la izquierda y todos estos ataques, el separatismo y la desinformación”.

Gallardo no respondió, no obstante, a la pregunta de si había recibido una llamada de apoyo de Santiago Abascal.

“Paguitas, no”

El intenso rato de atención a los medios —como viacrucis final de Semana Santa— terminó cuestionando a Gallardo sobre si comparte las declaraciones de un alto cargo de una de las consejerías dirigidas por Vox en la Junta de Castilla y León en torno a las prestaciones por desempleo que denominó “paguitas”.

“Este tipo de ‘paguitas’”, ha dicho el gerente del Servicio de Empleo de Mariano Veganzones, Álvaro Ramos-Catalina —también de Vox— “deben tener una vocación de temporalidad frente a situaciones excepcionales, y no ser sueldos vitalicios con una vocación de permanencia en el tiempo y sin requerir nada a cambio, lo que supone desincentivación de la búsqueda activa de empleo”, afirmó.

Gallardo aseguró que las medianas y pequeñas empresas no encuentran mano de obra para trabajos esenciales, “cuando antes sí que la había”, de modo que enlaza el número de personas desempleadas con ese razonamiento concluyendo que “hay determinadas prestaciones sociales que ejercen un papel disuasorio sobre la incorporación al mercado laboral”.

E insiste: “Debemos reevaluar el sistema de prestaciones en España, porque vemos que son un incentivo para determinadas personas para permanecer en una situación de precariedad en la que se perpetúan, y el Estado Social cuesta mucho mantenerlo”.

¿Pero usted lo definiría como ‘paguita’?, repregunta el periodista.

“No, yo no”, dice.

Pero Gallardo ha compartido el vídeo de su gerente de Empleo en Twitter.