PP y Vox están convirtiendo julio y agosto en meses horribilis en materia de derechos y libertades fundamentales. Todo comenzó con los incidentes ultras de Torre Pacheco, donde la extrema derecha llamó incluso a una cacería racial y la limpieza de las calles. Hasta allí se desplazaron grandes popes del ultraconservadurismo como Vito Quiles o Dani Esteve, líder de Desokupa, para incendiar al pueblo en su cruzada contra la inmigración. Caldo de cultivo que aprovechó Vox para calentar motores antes de llegar al primer golpe que atenta directamente contra la Constitución al vetar las festividades del Ramadán y del Cordero a la comunidad musulmana de Jumilla. El tijeretazo social de la coalición “reaccionaria” da un paso más en Molina de Segura, otro municipio de la Región, donde sendas fuerzas han tapado un mural y retirado esculturas que homenajeaban a las mujeres que trabajaron en las fábricas de conservas del municipio.

La enésima acción regresiva de la coalición conservadora ha puesto en jaque, esta vez, al feminismo murciano y, por extensión, de toda España. Fuerzas de la oposición municipal han alzado la voz y activado una campaña de denuncia social ante un nuevo recorte a los derechos y libertades – en esta ocasión – de las mujeres. El PSOE, junto con entidades feministas, han movido ficha en la localidad, esparciendo la noticia por doquier en redes sociales y convocando protestas en la ciudad contra la iniciativa “censora” de PP y Vox. El objetivo del ataque de populares y ultraderechistas no es sino un mural compuesto por siluetas femeninas en colores vibrantes y esculturas de hierro para brindar un homenaje a las mujeres conserveras del pueblo.

La acción se perpetró bajo una tenue capa de secreto, pues nadie del pueblo se percató del borrado de las trabajadoras del mural. Inspirados por la táctica de Adolfo Suárez en la legalización del Partido Comunista (PCE) en los primeros años de la Transición, PP y Vox aprovecharon las vacaciones – veraniegas en este caso – para subir un peldaño más en el escalón reaccionario con un ataque al feminismo local y, por extensión, del resto del país. De hecho, fue una de las portavoces del grupo Movimiento Feminista Molinense, Encarna Madrid, quien desveló la maniobra del Consistorio en Onda Regional.

Los socialistas, por su parte, no tardaron en actuar y, a través de sus redes sociales, afearon al Partido Popular que claudicara de nuevo ante Vox, escasos días después de sucumbir a la petición de los ultraderechistas en Jumilla de suprimir las festividades del Cordero y el Ramadán, en un nuevo ataque contra las minorías – religiosas, en este caso -. La portavoz del PSOE en Murcia, Isabel Gadea Martínez, resaltaba en su cuenta de X – antes Twitter – que la “acción del Gobierno de PP y Vox se interpreta no sólo como un intento de borrar el pasado obrero de Molina de Segura”, sino que además exhibe una “incomprensible muestra de insensibilidad hacia la cultura y hacia una artista local que ha demostrado una trayectoria de éxito admirable”.

“Desde el Partido Socialista, por supuesto, no vamos a permitir que este intento de la derecha de Molina de Segura de volver a esconder a las mujeres se lleve a cabo”, lamentaba Gadea, destacando que el mural no se concibió como una cuestión “ideológica”, sino que se realizó desde la “memoria”. A raíz de esta denuncia, la portavoz de la entidad feminista, Encarna Madrid, insistió en que el Ayuntamiento practicó una sucesiva retirada de ayudas y cambio de nombres de espacios públicos para borrar a las mujeres de estas zonas.

La excusa de la coalición ultra

Desde el Ayuntamiento, la explicación que ofrecen es que las esculturas se eliminan del mural por el mantenimiento de “edificios públicos y espacios municipales en óptimas condiciones de higiene y conservación”. Por ello, insisten, retiraron dichas figuras, haciendo alusión al deterioro de las obras y no a su significado. Justifican que el mural Estrellas en Conserva ya “no era un homenaje vivo” a las trabajadoras de las fábricas de conservas de la zona, sino un símbolo del abandono y deterioro que ha caracterizado la gestión socialista en sus siete años de gobierno”.

En este sentido, la coalición ultraderechista expone que el grafiti “presentaba daños y pérdidas de color evidentes”, incluyendo algunos elementos culturales que se rompieron y jamás “fueron repuestos”. “Lo único que se mantenía era la placa, probablemente lo que realmente molesta al PSOE”, defienden desde la Corporación municipal, argumentando que su maniobra liquida el estado de abandono de la escultura, que “no merecía seguir siendo exhibido como ejemplo de cómo dejaron la región”.

Racismo y machismo

Este nuevo ataque al feminismo se encuadra en medio de una ofensiva racista a la que el PP se ha dejado arrastrar por Vox. Los conservadores, que dependen en estos municipios del sustento de los ultraderechistas, si bien cargaron las tintas contra las soflamas de sus socios en Torre Pacheco, modularon su discurso reorientando la responsabilidad hacia el Partido Socialista. Estrategia similar a la que han seguido en Jumilla. Incluso a nivel nacional, la dirección del Partido Popular dibujó una suerte de campaña tanto de Vox como del Gobierno de Pedro Sánchez contra ellos.

Pero lo cierto es que la firma de los conservadores, excusas y relatos al margen, figura en la moción que impide que los musulmanes de Jumilla hagan uso de instalaciones deportivas – como ocurría hasta la semana pasada – para sus festividades religiosas. Decisión que, ahora mismo, se encuentra en cuarentena después de que el Gobierno de España remitiera al Consistorio un requerimiento para anularla. El equipo municipal tiene un mes para responder, aunque en caso de que no ocurra, la salida de los tribunales es la más viable. Incluso fuentes de la Fiscalía abrieron la puerta del delito de odio no a la moción en sí, porque aseguran que no hay manera de meterle mano, sino a la conjunción de la normativa municipal y las declaraciones posteriores de Vox.

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