La reunificación del espacio centro derecha es uno de los objetivos de Pablo Casado desde que asumió los mandos del PP. El líder conservador ha insistido, por activa y por pasiva, en que las opciones de derrocar a Pedro Sánchez pasan por aglutinar a las diferentes sensibilidades a su izquierda y a su derecha bajo las mismas siglas. Con Ciudadanos ya lo están consiguiendo, pero Vox se resiste, aunque en Madrid empieza a tambalearse. Lo que a priori supondría una victoria para el Partido Popular, se convertiría en una catástrofe al entregar su ‘joya de la Corona’ a la izquierda.

Las aguas en Génova han comenzado a enturbiar. El Partido Popular se veía como claro vencedor el 4 de mayo, no sólo por la victoria en las urnas, sino por mantener Madrid tras el órdago rupturista de Ayuso a raíz de la moción de censura de Ciudadanos en Murcia.

Las últimas encuestas aúpan al Partido Popular a lo más alto, moviéndose en una horquilla de entre 53 y 60 escaños. Unos números desgarradores para la izquierda, pero que no conjugan con la travesía de Vox en la demoscopia durante las últimas semanas. El CIS, pese a las críticas en público de los gerifaltes conservadores, no ha hecho sino confirmar la tendencia a la baja del partido de Abascal, lo que ha encendido todas las alarmas en Génova.

Juegos malabares

En la formación conservadora entienden que el barómetro de Madrid muestra el escenario soñado para el PSOE y creen que su credibilidad está por los suelos al estar “al servicio de Moncloa”. Sin embargo, encuestas internas ya recogían un fuerte retroceso de los ultraderechistas en la región.

A este escenario que manejan en la nave nodriza popular hay que sumarle la presumible desaparición de Ciudadanos en la región. Los liberales, a pesar de que Ayuso rompió el acuerdo de Gobierno de manera unilateral, han mirado de nuevo a su derecha para tender la mano al Partido Popular y, así, esquivar su volatilización. Gran parte de las encuestas auguran que la candidatura de Edmundo Bal no llegará a la frontera del 5 por ciento para mantenerse en la Asamblea. Más madera.

El horizonte ya no se ve tan brillante como hace unas semanas. La posibilidad de perder la Comunidad de Madrid empieza a vislumbrarse en lontananza. Por eso, Génova fía la “salvación” del Gobierno de Ayuso al “factor Abascal”, según revela La Razón.

Alto al fuego

El perfil de Isabel Díaz Ayuso y su personalidad dificultan el “equilibrio” en su argumentario para dar una tregua a Vox y que ésta se traduzca en un repunte de los ultraderechistas para asegurar la suma que entregaría el Gobierno de la región a la derecha. El sentir en el cuartel general de los conservadores es que sin ese “equilibrio” sólo queda aferrarse al clavo ardiendo de Santiago Abascal.

Es el único que tiene el tirón emocional necesario para recomponer la situación del partido en Madrid”, explican desde Génova a La Razón. Creen que el líder de Vox es el único capaz de hacer de contrapeso a la personalidad de Ayuso. “O Abascal desempolva la espada y el caballo o la noche electoral será de muchos nervios”, auguran desde la dirección nacional.

El principal problema reside en que la propia Ayuso ha invadido el espacio electoral de Vox y modular el discurso para insuflar el aire necesario a la formación ultraderechista ya no resultaría “creíble”. “Ese argumentario y las formas están en el ADN de todo el equipo de la candidata, de su jefe de campaña, de gabinete y de comunicación”, explican.