El acceso a una vivienda es una batalla que gran parte de la población se ve obligada a librar. Pretender que esta sea de calidad parece es ya un privilegio reservado a los más exquisitos, que pueden permitirse algo más que cuatro paredes mal pintadas. Este drama es aún más acuciante en ciudades como Madrid y Barcelona, donde la especulación inmobiliaria y los alquileres vacacionales están propiciando un éxodo en los barrios que poco a poco van gentrificándose. La acción de los gobernantes es vital para ponerle puertas a un campo en expansión, pero esta posición está muy lejos del neoliberalismo voraz defendido por Isabel Díaz Ayuso.

La presidenta de la Comunidad de Madrid se niega a abordar la problemática de vivienda, rehusando de aplicar la nueva norma definida por el Gobierno de coalición y apostando por construir más y dar alas a las compañías. Los alquileres no son una opción en la capital y la compra es una utopía. Más allá de las hipotecas disparadas por los tipos de interés históricos, el precio del suelo madrileño se dispara día a día. Con esta tesitura, aparecen ‘oportunidades’ para poder adquirir un inmueble a un precio más asequible.

Una caja de zapatos por 100.000 euros es una de las últimas ‘gangas’ anunciada en diferentes portales inmobiliarios por Idealista y gestionado por Alser Asesores. Un loft de segunda mano ubicado en la ciudad madrileña de San Sebastián de los Reyes y dotado con 14 metros cuadrados construidos, 13 útiles, con un precio de 85.000 euros al que hay que sumarle el 21% de IVA (17.850 euros). El montante asciende a los 102.850 euros para una habitación, dado que la ‘vivienda’ tan solo cuenta con una estancia, que tiene techos más altos (seis metros) que metros de largo y ancho (3,80 x 3,40).

Piso de 14m2

El precio disparatado queda evidenciado desgranando el dato por metro cuadrado. El precio medio del metro cuadrado en el municipio del norte de Madrid asciende a los 2.751 euros, muy por debajo de los 6.071 euros que cuesta el loft. Más de 3.000 euros de diferencia por metro cuadrado que disparan el precio final, pese a ser muy poca la superficie. Calculando el precio ficticio que tendría la habitación de establecerse en el piso medio, un interesado debería desembolsar 38.514 euros más IVA (8.087,9 euros) que sumarían un total de 46.601,9 euros. El inmueble cuesta más del doble.

Perfecto para “vivir/invertir”, reza el anuncio, que espeta al curioso a no perder “la oportunidad” de vivir en una “zona inmejorable”. La “oportunidad de estrenar un loft” de segunda mano, “diáfano con una estancia”, plasman no irónicamente, tan solo cuesta 102.000 euros. “¡No podrás resistirte tanto si lo deseas para vivir como para oficina o despacho profesional!”, asegura el anuncio. Todo ello puede ser complementado con una plaza de garaje al módico precio de 7.260 euros.

Más allá del irrisorio tamaño, calentar el hogar tampoco sale barato. Pese a que todo induce a pensar que la energía en un piso de 14 metros cuadrados no debería suponer apenas gasto, el certificado energético recoge lo contrario. La calefacción es eléctrica y el piso goza con la peor clasificación en materia energética. Una vivienda puede ubicarse entre las letras A y G, siendo la primera el mejor escenario y la última el peor, y esta lo hace a la cola, con una G tanto en consumo de energía como en emisiones, según aparece en el anuncio publicado en Fotocasa.

Una vivienda con una etiqueta A puede consumir hasta un 90% que otra que cuente con una calificación G. Atendiendo a valores medios, un hogar paga en torno a 205 euros mensuales en materia de energía, pero esto oscila en función de la calificación. Así, una casa pagaría desde los 30 euros de la A y los 90 euros de la B a los 270 euros de F y los 310 euros de la G. Si bien en esta casa, por su tamaño, el gasto será menor, la factura final a pagar será la más alta de las posibles.