Los modelos de Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso vienen chocando históricamente dentro del PP desde que el expresidente de la Xunta diera el salto a Madrid. La manifestación que el partido organizó el pasado domingo en la madrileña Plaza de España fue una prueba más de ello, y es que por momentos la protesta contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, parecía una encerrona al líder de Génova.
La batalla de la responsable de Sol, sin embargo, ha ido un paso más allá a tenor del sistema de primarias. Todo el mundo sabe que los modelos de la presidenta madrileña -integrada dentro del que podría llamarse ‘ala dura’ del partido- y del presidente del PP -dentro de la parte moderada, en la teoría, del partido- también distan mucho en este sentido. Lo que no gusta en las filas de la formación es que esa diferencia sea tan notable, pues consideran que no es el momento.
La pugna llega porque Ayuso defiende el modelo de “un militante, un voto”, en contra del modus operandi que justifican Feijóo y los dirigentes a los que ha encargado elaborar la ponencia estatuaria. Distancias aparte, lo que el PP tiene claro es que si éstas existen -y es evidente que así es- no deberían ser tan palpables, sobre todo en un instante tan clave para el partido, con el congreso de este a la vuelta de la esquina (tendrá lugar el fin de semana del 4, 5 y 6 de julio).
En primera instancia, la formación estaba incluso dispuesta a no esperar tanto, ya que el PP de Madrid y la dirección nacional apuntaron que estaban dispuestos a esperar a que la nueva ponencia estatuaria estuviese lista, algo que llegaría, presuntamente, el próximo 18 de junio con su publicación.
Nada más lejos de la realidad, la presidenta de Madrid ha vuelto a hacer la guerra por su cuenta y a abandonar un perfil bajo, también de cara a los votantes ‘populares’ y en los medios de comunicación. Si antes se hacía alusión a la manifestación que tuvo lugar el pasado domingo, cabe destacar que ese mismo día ABC publicaba una entrevista en la que la lideresa se pronunciaba en esta línea.
A nivel interno, es absurdo negar que no hay molestias con la posición adoptada por la responsable regional, si bien hay voces a nivel nacional que tienen claro que habrá acuerdo y que el congreso servirá, precisamente, para unir al partido alrededor del liderazgo de Feijóo.
Igual de evidente es que dentro en el partido hay un debate interno muy potente, no solo respecto del sistema de primarias, sino frente al rumbo que debe seguir el PP: más cercano al estilo del presidente de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, y el propio Feijóo o, por el contrario, seguir la línea de Ayuso y de otras personas que ya no forman parte del partido, pero cuyo peso sigue siendo importante como puedan ser José María Aznar o Esperanza Aguirre.
El primer reto del congreso con un Feijóo proclive a eliminar el sistema de doble vuelta
El responsable del Partido Popular es favorable a eliminar el sistema de doble vuelta que instauró Mariano Rajoy en 2017 en lo que supone el primer gran reto del congreso que se celebra en menos de un mes.
En la práctica, este sistema consiste en que voten de forma directa y en primer lugar los militantes, para después dar pasos a los compromisarios. Feijóo siempre ha sido favorable a devolver todo el peso a los delegados, algo a lo que el PP madrileño se opone, mientras que el andaluz, por ejemplo, lo aprueba.
El equipo que ese está encargando de elaborar la ponencia estatuaria aseguran que está trabajando en una especie de primarias indirectas donde los afiliados escogen a los compromisarios y estos, a su vez, al candidato a presidir el partido. Aseguran que se trata de un sistema que se puede rebatir la delegación madrileña, pero respalda la inmensa mayoría del partido. Con todo, hay dentro del mismo quienes apuestan por “fórmulas intermedias”.
La tesis oficial de la dirección nacional es dar vía libre a que las distintas opiniones de la formación conservadora presenten sus enmiendas, a nivel estatuario y también programático, pero sin entrar en debates más allá y mucho menos internos. En este sentido, la contienda popular es clara: evitar dar imagen de disputa en un contexto en el que el objetivo último pasa por debilitar al Gobierno. Y de momento, nada más.