El Gran Premio de Madrid es una realidad. O al menos lo será de cara al año 2026, cuando el circuito de IFEMA debutará en el calendario de la Fórmula 1. También lo será si consigue sortear el aluvión de denuncias y recursos judiciales que acumula la ensoñación de Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida. Para evitar cualquier inconveniente de última hora, así como el bochorno mundial en caso de que las querellas – impulsadas por la oposición madrileña – prosperen y obliguen a paralizar Madring, el Gobierno de la Comunidad de Madrid prepara una reforma de la Ley de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas (LEPAR) para blindar jurídicamente la prueba del Gran Circo. Esta modificación también incluye a los conciertos.

La Comunidad de Madrid trabaja en una modificación de la Ley de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas (LEPAR), impulsada desde la Consejería de Interior, dirigida por Carlos Novillo. El objetivo es introducir un marco más riguroso y dar "mayor seguridad jurídica" a los eventos extraordinarios, en especial los que implican altos niveles de ruido o un elevado impacto urbano. El calendario que baraja el Ejecutivo apunta a que la reforma podría estar lista en 2025.

La revisión legislativa se produce en un momento en el que las quejas vecinales han adquirido gran protagonismo en la capital, especialmente tras la reactivación de los conciertos en el nuevo Santiago Bernabéu. Aunque se trata de una apuesta importante para el turismo y la economía de la ciudad, los espectáculos musicales que se han celebrado allí han generado niveles de ruido que superan los límites establecidos, provocando protestas vecinales que ya llevaron a paralizar parte de la programación desde septiembre de 2023.

Con el estadio del Real Madrid en entredicho, muchos promotores buscaron alternativas y trasladaron sus conciertos al estadio del Atlético de Madrid, el Riyadh Air Metropolitano, en el distrito de San Blas-Canillejas. Sin embargo, lejos de calmar los ánimos, la situación parece repetirse: los residentes de la zona ya han comenzado a denunciar ruidos excesivos y molestias, replicando el conflicto que anteriormente se había concentrado en el entorno del Paseo de la Castellana.

El caso de la F1

A estos problemas se suma la tensión creciente en torno al futuro Gran Premio de Fórmula 1 de Madrid, previsto para celebrarse a partir de 2026. Aunque el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha rechazado, por el momento, suspender cautelarmente el proyecto - en respuesta a un recurso presentado por Más Madrid -, el evento no está exento de controversia. El Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, ha admitido a trámite quejas ciudadanas por posibles impactos negativos en forma de ruido, atascos y alteración del entorno urbano.

La Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) también ha mostrado su oposición frontal a la celebración del Gran Premio en la ciudad, y ha llegado a pedir que se deniegue la licencia del circuito. Mientras tanto, el proyecto sigue adelante, aunque bajo el escrutinio judicial y con una fuerte contestación social.

En este contexto, la Comunidad de Madrid se enfrenta al reto de equilibrar su apuesta por los macroeventos como motor económico con el derecho al descanso y la calidad de vida de sus ciudadanos. La reforma de la LEPAR pretende precisamente responder a esa necesidad, aunque no está exenta de debate político y vecinal. Madrid busca convertirse en epicentro internacional del entretenimiento y del deporte, pero el ruido - literal y figurado - sigue siendo un obstáculo que aún no ha sabido cómo resolver.

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