Es este el fin de semana del desembarco en Galicia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para apoyar la candidatura de Gonzalo Caballero. No lo va a tener fácil el aspirante socialista, puesto que ni siquiera el CIS del ‘malvado' Tezanos ha sido capaz de cocinar un plato que resulte apetecible al PSdeG.

Enfrente tendrá al hueso más duro de roer: Alberto Núñez Feijóo. Busca el ‘popular’ otros cuatro años en la Xunta. A pesar de que se empeña en repetir que nada más lejos de la realidad, incluso delante de su ‘jefe' Pablo Casado, con toda probabilidad, tras el oportuno perdón a Galicia y los gallegos, su legislatura se quedará en menos. Madrid le espera, otra vez.

Las encuestas han vivido dos períodos con escasas diferencias, pero con tendencias bien distintas. En los últimos meses de 2019 la distancia entre 'populares' y 'socialistas' bailaba en diferentes porcentajes, siempre favorables a los primeros, vislumbrando además que la rotura del bipartidismo, en Galicia, solo se producía (y se produce) por la izquierda, es decir, Cs y VOX no le hacen sombra al PP.

Esa brecha comenzó a crecer de manera sustancial con la constitución del nuevo Gobierno a nivel nacional. Acababa de concluir el período navideño y los medios conservadores iniciaron una gran campaña para 'castigar' al ejecutivo social comunista. No dispuso, siquiera, de los 100 días de cortesía parlamentaria por parte de las derechas y 'su' prensa, para el primer balance.

La situación se transformaba en perfecta para que los gobiernos de Euskadi y Galicia adelantasen sus elecciones. Así lo hicieron y las convocaron para el mes de abril.

Y llegó la pandemia

El pacto de un gobierno PSOE-UP estaba recién estrenado de manera que el momento, con los cálculos matemáticos y sentimentales realizados, era el propicio para que las cosas no cambiasen. Aunque la fecha la eligió Íñigo Urkullu, era perfecta para el de Os Peares: dejaba sin tiempo de reacción para adopar medidas sociales contundentes al binomio Sánchez-Iglesias.

Pero llegó la pandemia. El maldito COVID-19 lo trastocó todo. En Galicia sus efectos no han sido tan dramáticos como en otras regiones. Esto y algunas medidas adoptadas por la Xunta, junto con la actitud calmada del aspirante 'popular' a la reelección, han empujado de forma contundente para que la tendencia en la intención de voto apunte a la que es una diferencia histórica con su principal perseguidor, Gonzalo Caballero.

Hay que reconocer que en esto, Alberto Núñez Feijóo, ha sabido ponerse la piel de cordero y esconder el oso. Hoy lo sacará en un sitio que le gusta mucho, la plaza de toros de Pontevedra. Al coso de la capital de las Rías Baixas solía ir con Rajoy a disfrutar de la Fiesta Nacional en una ciudad que, por cierto, se ha declarado libre de touradas.

Este sábado repite con el que fue presidente del Gobierno y al que, como vaticinan fuentes populares, va a suceder como máximo responsable de su partido. Frente a la crispación y, en más de una ocasión, las incoherencias de su homóloga madrileña Isabel Díaz Ayuso, él ha mantenido esa actitud calmada que parece definir el carácter gallego.

A lo anterior se suma el hecho de que, en Galicia, la ultraderecha o la nueva derecha (Cs aún busca su centro... de acción) no tienen sitio, frente a la fragmentación del voto de izquierdas. De nuevo el mérito hay que otorgárselo al PP, pero no a este de ahora, sino al del añorado por muchos, Manuel Fraga.

Por lo tanto, las esperanzas de recuperar los porcentajes de hace menos de un año (la diferencia era de poco menos de 11 puntos entre 'populares' -37'4%- y socialistas -26'6%-) parecen nulas... salvo que haya efecto Pedro Sánchez. Hace dos días que comenzó esta campaña. Este fin de semana el presidente del Gobierno llega a Galicia para participar en un acto de Gonzalo Caballero. A pesar de que desde algunos sectores se comenta el poco feeling entre ambos, hay quien no descarta que una implicación fuerte en Galicia del máximo responsable del PSOE, con su tirón podría provocar, si no un vuelco, sí un susto a más de uno.

Sánchez ya está aquí. Su presencia, justo unos días después de cerrar diferentes acuerdos a varias bandas con los que llega bajo el brazo, en el que también guarda el Ingreso Mínimo Vital y otras medidas, puede hacer que la balanza se mueva. Con los golpes dialécticos desproporcionados y las acusaciones sangrantes lanzadas contra él por los ultras y el PP, en Galicia enseguida se le puede anteponer el pobriño delante de su nombre, con lo que esto puede significar el 12J. Y si viene Illa, pobriño al cuadrado.

Y como Galicia no es Galicia sin preguntas ¿Con quién empieza el vídeo que mostró el PPdeG cuando Casado participó en un acto con Feijóo hace una semana? ¿Por qué, si la cosa está tan clara, el candidato 'popular' necesita un 10% de votantes socialistas? ¿Y si Simón llegara, de casualidad, estos días a Galicia a tomarse un pulpo? ¿Feijóo se quedará o se marchará a Madrid gane o pierda? Una aclaración, los gallegos saben si suben o bajan la escalera; lo que no tienen es obligación de decir qué van a hacer.