La acción de gobierno de los integrantes del Ejecutivo gallego se caracteriza, desde el inicio de la crisis sanitaria, por un lado, por elogiar los buenos datos de la región -puestos en duda desde algunos sectores -; y por otro, por responsabilizar a otras administraciones de aquellas cuestiones que no se ajustan a la visión positiva que siempre tratan de proyectar desde la propia administración y los medios afines ideológicamente.

En este segundo apartado, también las funciones están perfectamente repartidas. Así, si de lo que se trata es de jugar la partida dialéctica a nivel estatal, el protagonismo se lo lleva el presidente Alberto Núñez Feijóo. Esto, además de por su cargo, responde al hecho de la carrera sucesoria que vive su formación y cuyo epicentro, ahora mismo y desde todos los puntos de vista, se localiza en Madrid.

Por el contrario, si el movimiento político es doméstico, el papel principal lo juega el vicepresidente Alfonso Rueda.

Esto se deja notar y mucho en sus intervenciones porque en ellas arremete, casi de forma metódica, contra los concellos gallegos.

A modo de ejemplo, lo hizo en enero, acusando a municipios y diputaciones de “actuar con fines electoralistas”acusando a municipios y diputaciones de “actuar con fines electoralistas”; repitió en febrero al presionar a los concellos para propiciar el éxito del segundo plan de recuperación de la hostelería. El recurso de la alusión a las administraciones locales es muy recurrente y la última vez que lo ha hecho fue ayer mismo, acusando a una parte de los concellos de no cumplir con su obligación de tramitar las sanciones correspondientes por incumplir las medidas anti Covid.

Hoy mismo, la Federación Galega de Municipios e Provincias, Fegamp, a través de su presidente, el alcalde de Vilagarcía de Arousa, Alberto Varela, ha puesto de manifiesto el malestar del organismo con lo que consideran “totalmente injustificadas e inadecuadas” declaraciones en las que busca “levantar dudas sobre la diligencia o colaboración de los concellos en el control de las medidas de contención del coronavirus”.

En momento alguno menciona al vicepresidente regional, pero Varela sí señala con contundencia que se trata de manifestaciones “improcedentes” contra las administraciones locales gallegas.

Refiriéndose con claridad a lo dicho por Alfonso Rueda, el presidente de la Fegamp califica de “incomprensibles” sus afirmaciones puesto que, a su juicio, pueden generar cierta “sensación de inseguridad e impunidad ante conductas irresponsables”. Precisamente, recuerda que esto va en contra de lo que los concellos llevan indicando desde el principio de la pandemia: “máximo trabajo e impunidad cero contra el incumplimiento”.

El límite de las críticas

Con estas aseveraciones da la impresión de que la Federación Galega de Municipios e Provincias ha llegado al límite de las críticas por parte de los responsables de la Xunta que, a lo largo de todos estos meses, han responsabilizado a los ayuntamientos de cuestiones relacionadas con el Covid que, en realidad, requerían de una respuesta a un nivel más alto, es decir, de la propia administraciones autonómica.

Así lo recuerda a través de un comunicado en el que subraya que los concellos “colaboran en la gestión de la crisis desde su inicio y con la máxima predisposición”. Asimismo, añade que en este sentido han trabajado “mano a mano tanto con el Gobierno del Estado, como con la Xunta”. Aseguran que se han asumido tareas que van más allá de sus propias competencias, aportando incluso recursos económicos propios, a pesar de “no haber recibido fondo extraordinario alguno de los que sí dispusieron las otras adminitraciones”, por ejemplo, el Gobierno de Feijóo, al que ayer mismo cuestionaban en el Parlamento acerca del destino de más de 700 millones de euros que debían haber llegado a sectores castigados por la pandemia.

Ante todo esto, desde la Fegamp consideran “totalmente injusto” que se ponga en entredicho la “máxima implicación” de los municipios, así como la colaboración y diligencia en la lucha contra la pandemia.

Por cierto, que este papel político de críticas a los municipios por parte de Alfonso Rueda, al igual que en el caso de su mentor, puede estar relacionado con el hecho de buscar protagonismo ante la circunstancia de que muchos le ven como su sucesor cuando Feijóo tome el avión a Madrid