En Galicia, uno de los refranes, dichos o soniquetes más utilizados es el de que haberlas haylas. Y a la vista de lo ocurrido en el cementerio de Bo Pastor, en la parroquia de Castiñeiras, perteneciente al municipio coruñés de Ribeira, bien podría ser así.

Hoy ya está solucionado. Unas horas antes, la imagen en una zona del camposanto era tétrica. Con ella se encontró, según narran los medios locales, una mujer que acudió a dejar flores en la tumba de un ser querido. No llegó. Antes de alcanzar su destino vio varios ataúdes fuera de los nichos, con las tapas rotas.

Si ya la imagen descrita era propia de una mala película de terror, hallar algún cadáver o restos óseos fuera de las sepulturas le otorgaban a la escena un dramatismo aún mayor.

Pues eso es lo que se encontró esa vecina que, enseguida, llamó a la Guardia Civil. La noticia rápidamente corrió como la pólvora y a las pocas horas del macabro hallazgo muchas personas se acercaron hasta la entrada del cementerio, que ya los investigadores habían clausurado.

Finalmente, fueron siete las tumbas profanadas y, según algunas informaciones, sin saber todavía la motivación de los hechos, parece que los autores podrían haberse llevado algunos restos óseos.

No se descartan hipótesis aunque las pesquisas giran en torno a dos. Una de ellas apunta a un robo para hacerse con el oro con el que podrían haber sido enterrados algunos de los cuerpos y, en concreto, alguna persona acaudalada del pueblo. La segunda es la que provoca mayor inquietud, puesto que tampoco se desecha la posibilidad de que detrás de todo halla un rito satánico o de magia negra.

Hoy el cementerio de esta parroquia ribeirense de Castiñeiras ya está abierto con normalidad. Ayer por la tarde terminaron los trabajos para volver a tapar los nichos profanados.

Sin embargo, en la tierra de las meigas y la Santa Compaña, la posibilidad de que todo se haya debido a ritos relacionados con el diablo, sigue muy presente entre los vecinos de un municipio en el que todavía reina el estupor y la indignación.