En Galicia, a pesar de que, según algunas organizaciones animalistas, no son muchos los cazadores que hay, sí gozan de bastante fuerza e, incluso, esas entidades llegan a hablar de un lobby procaza.

Una de las mayores controversias que rodean esta práctica es la participación en ella de niños. En tierras gallegas, según acaba de denunciar la coalición Familias polo Respeto Animal, FARE, no es extraño ver a menores tomando parte en cacerías. Esto, tal y como y recuerdan, estaría prohibido de acuerdo con una “interpretación literal de la circular con la que la Dirección Xeral de Patrimonio Natural permitía la libre movilidad de los cazadores en batidas de jabalí y lobo”.

Es cierto que los niños como acompañantes en este tipo de actividades es una circunstancia que, como reconoce FARE, no está regulada en la Ley de Caza de 2013 y, por lo tanto, “no existen límites a su presencia durante las cacerías, cuestión que solo está presente si las personas portan un arma de fuego, solo a partir de los 16 años y con la supervivión de un adulto con permiso de armas y licencia de caza”.

Sin embargo, en los últimos días, la propia asociación ha hecho público un cartel de la Mesa Galega pola Caza viralizado en redes sociales en el que, con la imagen de un niño con la indumentaria pertinente para la ocasión y delante de un remolque en el que van perros de caza, reza “Hay Futuro”, con el hashtag #Xuntospolacaza y la afirmación: "Imagen para la esperanza en un futuro mejor para la caza".

La polémica no se ha hecho esperar desde su publicación estos días.

Para FARE, la participación de menores en cacerías es “un hecho gravísimo y no aislado” que pone de manifiesto “el desprecio de los cazadores por la Salud Pública y la de sus propios hijos, exponiéndolos a contagios durante una actividad que ni es esencial ni tiene carácter pedagógico alguno”.

Libertad de movimientos

Tal y como con anterioridad denunciaron otras organizaciones, también ésta hace una comparativa entre aquellos ciudadanos gallegos que no pueden ir a otro municipio para visitar a familiares debido a las medidas de limitación de la movilidad, “mientras que a los escopeteros se les permite viajar por toda la Comunidad y, por lo que parece, no de forma individual”.

Al margen de la imagen publicada por la Mesa Galega, la controversia en torno a la libertad de movimientos de la que disponen los cazadores en estos tiempos de pandemia, llegó hace unos días a una comparecencia del presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo.

ELPLURAL.COM informó semanas atrás de las condiciones de las que se benefician los cazadores en esta región. Al ser preguntado por esto, Feijóo justificó esta permisividad señalando que con ella se busca paliar los daños que causan los jabalíes en las cosechas y en el ganado.

Asimismo, a esa misma cuestión añadió que estar "semanas sin autorizar batidas", sobre todo las de los jabalíes, podría provocar "daños en los sectores ganaderos y agrícolas que no se pueden permitir".

Ante esto, Ecoloxistas en Acción volvió a denunciar hoy esa total “libertad de movimientos” de la que gozan los cazadores gallegos, estén federados o no.

"Una temeridad"

A lo dicho por el máximo responsable del Ejecutivo autonómico, la organización responde diciendo que los daños provocados por los jabalíes en los campos, más que a otra cosa, “puede deberse a una nefasta política forestal basada en monocultivos como el eucalipto”. Según indican este martes, “la Xunta sabe de la estacionalidad de los atropellos” de ejemplares de esta especie que “coincide con la temporada de caza”.

Además de esto, los ecologistas también hacen hincapié en que, según las estadísticas, el prototipo de cazador gallego es varón mayor de 50 años, “precisamente el grupo social marcado por el Ministerio de Sanidad como de riesgo para la COVID”.

Su razonamiento es que, teniendo en cuenta este factor, permitir su libre circulación “desde zonas perimetradas hacia zonas rurales”, donde el porcentaje de población mayor es superior al que se da en las ciudades, “es una temeridad”.

Ecoloxistas en Acción concluye que, con una medida como esta que beneficia a los cazadores, se “pone en peligro la salud pública del rural gallego”, donde, además, “se carece de medios sanitarios para combatir de forma eficaz la pandemia”.