Los incendios se han convertido en las últimas décadas en algo habitual en Galicia. En su momento, incluso el hoy líder del PP a nivel nacional, siendo candidato a la presidencia de la Xunta, los utilizó en su campaña de asalto al Gobierno regional. La prueba gráfica de ello -él mismo reniega de ella ahora- es la famosa y manida foto de Alberto Núñez Feijóo, manguera en ristre de la que salía un ridículo chorro de agua, tratando de aportar su granito de arena.
Era el verano de 2006, uno de los más terribles desde este punto de vista, y Feijóo, como ahora con el Gobierno central en otros asuntos, acusó al bipartito de PSdeG y BNG de la proliferación de incendios por su mala gestión. En su 'lucha' desde la oposición, el uso de los incendios por su parte aquel año trágico, al margen de la citada fotografía, llevó, incluso, a su partido a hacer un recuento sui generis de las hectáreas quemadas. El CSIC las situó en 92.058; su formación, el PP, elevó esa cifra hasta las ¡175.000 hectáreas calcinadas!
Esto sucedió en el apenas 15 días de aquel agosto de 2006. Curiosamente, 11 años después y muchas miles de hectáreas quemadas mediante, ya como presidente de Galicia, Feijóo cambió de argumento. En octubre se produjo una oleada de fuegos que empezaron en Portugal y saltaron a la provincia de Pontevedra, primero, y Ourense después.
Se quemaron en solo unos días casi 50.000 hectáreas, provocando además la muerte de cuatro personas. En algunas zonas la devastación fue más que notable debido a la ausencia de recursos. Feijóo, como presidente de la Xunta, no hizo autocrítica y achacó lo ocurrido a lo que calificó como “terrorismo incendiario”.
Ha pasado casi una década y poco o nada se ha aprendido, a tenor de los datos que año tras año arrojan los incendios en Galicia. En este tiempo, han sido recurrentes las quejas desde diferentes sectores por las privatizaciones y recortes introducidos por el propio Feijóo y luego su sucesor y actualmente presidente, Alfonso Rueda.
Estos días, vuelve a hablarse de fuegos. Lo más llamativo es que el incendio de varias zonas simultáneas en diferentes provincias de la región, en pleno verano, parece que se ha convertido en una tradición terrible y difícilmente asimilable. Para muestra el botón de que en esta última semana cerca de 2.000 hectáreas han sido arrasadas, con la impresión de que la cifra no es importante, por lo menos para quienes están al frente de la Xunta.
El propio Partido Socialista, a través de la diputada, Carmen Rodríguez Dacosta, ha dado contexto a esa 'normalidad' que parece haberse establecido alrededor de la tragedia incendiaria.
La parlamentaria ha criticado la actitud de la conselleira de Medio Rural, María José Gómez. Según ha dicho, la responsable en la materia, mientras se registraban varios fuegos, “participaba en una fiesta en la que se lanzaban bombas de palenque en un lugar rodeado de monte”.
Ha ido más allá la dirigente socialista al añadir que, mientras se iniciaba el incendio de A Cañiza y estaban activos los de Arbo, Carballeda de Avia, Meaño y Salvaterra do Miño, la conselleira “festejaba una ceremonia de estética trumpista”.
Altri cierra el círculo del fuego
Para concluir, Rodríguez Dacosta ha comparado la actitud de los que trabajaban para combatir esos fuegos con el comportamiento “frívolo y despreocupado de quien tiene la responsabilidad de actuar contra los incendios y prevenirlos”.
El Bloque Nacionalista Galego también ha sido muy crítico con la gestión que hace la Xunta y el Partido Popular estos días con estos episodios.
La diputada y portavoz de Montes e Industrias Forestales del BNG en la Cámara autonómica, Montse Valcárcel culpa de esta proliferación de incendios “a las políticas de abandono del rural del Gobierno del PP, con una gestión forestal y un ordenamiento del territorio que no son más que una entelequia y una operación de marketing”, sin que tenga que ver realmente “con la lucha contra el fuego”.
Una de las teorías que siempre han rodeado a los incendios que se registran en Galicia los vincula con la industria maderera. Los nacionalistas, en sus críticas a la Xunta en esta materia, citan precisamente la macrocelulosa que la multinacional portuguesa Altri quiere construir en el término municipal de Palas de Rei (Lugo). Para el Bloque se trata, sin duda, de un “riesgo más para cerrar el círculo perfecto de la problemática del fuego”.
Según Valcárcel esto se plasma en la “insistencia” del Gobierno presidido por Alfonso Rueda en la justificación de las bondades de un proyecto que cuenta con una importantísima oposición social, cultural, medioambiental y de los sectores económicos adscritos a la agricultura, ganadería y pesca que ha puesto de manifiesto su posición contraria al proyecto en varias ocasiones en los últimos meses.
La parlamentaria gallega ha explicado que Altri necesitaría cerca de 1,2 millones de toneladas de eucaliptos, “con el riesgo que esto supone”. En este sentido ha pedido mirar a Portugal, país del mundo con mayor superficie de árboles de esta especie pirófita que, además, “está rodeada de mucha biomasa sin control, y con acacias y pinos que favorecen la extensión de los incendios”. "Eso es en lo que la Xunta quiere convertir Galicia”, ha concluido.
Mientras, cuando todavía están activos algunos fuegos, hoy la situación puede ser crítica, con alerta roja por altas temperaturas en diferentes puntos de Pontevedra.