Cada año la importante Semana Santa de Málaga vuelve a la polémica en el apartado informativo con su particular y peculiar imagen del Cristo Mutilado. Un Cristo que no sale a la calle en carrera oficial como el resto de hermandades desde el fin de la dictadura por su clara connotación franquista. Es una talla del siglo XVII que fue convertida tras la guerra civil en un símbolo exclusivo de los combatientes mutilados del bando franquista.

El Cristo no desfila oficialmente por las calles de Málaga por prohibición eclesiástica desde 1976 merced a presiones de sectores democráticos del clero malagueño que trasladaron sus quejas al Vaticano. Su dependencia histórica del bando vencedor se constata por su origen castrense siendo su hermano mayor efectivo el general José Millán-Astray, fundador de la Legión y amigo personal de Franco.

Aprobada su restauración por Moreno Bonilla

Esta situación quiere ser revertida por los actuales responsables de la  Cofradía del Santísimo Cristo Mutilado quienes desde hace tiempo plantean que sus piernas sean restauradas con el objetivo de poder desfilar junto al resto de cofradías “normales” en las procesionales de Málaga. A pesar de que la mentalidad de los actuales responsables de la Cofradía del Cristo es otra y ha evolucionado, existen recelos en determinados ambientes semanasanteros malagueños por su historia que recuerda a Franco, a la Dictadura y distingue en dos bandos a los “Caídos por la Patria”. En línea con este objetivo el cabildo de hermanos de la Cofradía aprobó el pasado febrero su restauración y esta, tal y como dicta la ley, fue posteriormente autorizada por la Consejería de Cultura del nuevo Gobierno de la Junta de Andalucía de Juan Manuel Moreno Bonilla.

Esta situación de aislamiento del resto de las cofradías puede modificarse tras haberse producido esta pasada semana el traslado del Cristo a Sevilla donde será restaurado en el taller del un eminente especialista como es Juan Manuel Miñarro. La “cirugía” a la que va a ser sometida permitirá la restitución de sus piernas. La polémica imagen no solo está deteriorada por la amputación que sufrió durante la Guerra Civil sino que el Cristo también necesita una mejora en su conservación que no lograron perfeccionar las restauraciones de 1999 y 2012. Además en una ocasión sufrió una caída accidental antes del vía crucis anual de cada Viernes Santo dentro de la Catedral.

El proceso de rehabilitación tendrá dos fases, una general de mejora del estado de conservación de la imagen y otra por el accidente sufrido. La talla además está muy oscura y con numerosas manchas verdes por lo que se hace necesario el arreglo de su superficie. Las distintas actuaciones durarán uno siete meses por lo que se espera que finalice y esté en situación de desfilar para comienzos del próximo año.

Militares, falangistas y cruzados uniformados

En la decisión de restaurar las piernas del Cristo va implícita la voluntad de sus nuevos responsables de intentar normalizar esta situación de cofradía “distinta” al cumplir los requisitos del Obispado, entre otros reponer las piernas a la imagen ya que en el Código de Derecho Canónico se recoge que “nadie puede colocar o hacer colocar, tanto en iglesias como en otros lugares sagrados, incluso los exentos, ninguna imagen insólita, a menos que haya sido aprobada por el ordinario del lugar”. 

La cofradía salió en procesión por primera vez el Jueves Santo de 1939 acompañada por 300 mutilados uniformados y portando un escapulario y velas. Una característica propia es que jamás llevó nazarenos en su cortejo. El Jueves Santo de 1940 volvió a salir a la calle luciendo sus hermanos un traje civil o uniforme militar y capas blancas en ambos casos. Algunos llevaban uniforme falangista. Durante unos años también fueron ataviados con el ‘traje de cruzado’, originado en los uniformes de las órdenes militares, eran penitentes ‘caballeros cruzados’. Más adelante el trono comenzó a ser portado por soldados que hacían el servicio militar en Málaga.

Travesía del desierto

A partir de principios de los noventa la Cofradía cayó en la irrelevancia y en la nula actividad dentro. Después de esa travesía por el desierto dentro del ámbito cofrade, aprobó unos nuevos estatutos, se reorganizó y pidió al obispado que se replantease su salida a la calle en Semana Santa. Se le negó y se le permitió únicamente celebrar un Vía Crucis con el trono en el interior de la parroquia de los Mártires, iglesia en la que se hallaba entonces de forma provisional.

En 1994 de nuevo el Obispado no autorizó a la cofradía a salir en procesión, y además suspendió su culto externo. Un año después la Agrupación de Cofradías tomó la decisión de desagruparla, puesto que llevaba cinco años sin salir en procesión, un duro golpe que se mantiene a día de hoy, cuando sigue desagrupada.