De nuevo el Cristo mutilado de Málaga vuelve a la palestra. La cofradía de la Semana Santa de Málaga que se creó en febrero de 1939 con el objeto de integrar a los soldados del bando franquista que habían sufrido mutilaciones en la recién terminada guerra civil no desfila oficialmente por las calles de Málaga por prohibición eclesiástica desde 1976.  Ahora su cabildo de hermanos ha aprobado que la imagen vuelva a procesionar y para ello quiere acometer su restauración y reponerle sus piernas.

Solo mutilados del bando franquista

La historia no está aclarada del todo, y hay varias tesis sobre la amputación de los miembros del Cristo, pero lo cierto es que fue una de las imágenes que sufrió destrozos en los sucesos acaecidos durante la Guerra Civil en Málaga tras el golpe de Estado franquista del ejército sublevado. Este Crucificado, que se hallaba en un retablo de la iglesia del Sagrario, vio cercenada la pierna derecha a la altura del muslo y el pie izquierdo por el tobillo. Se trata de una talla del siglo XVII, que tres años más tarde de su mutilación se convirtió en la imagen titular de la Cofradía Nacional del Santísimo Cristo Mutilado con la finalidad de integrar a los combatientes solo del bando franquista que habían sufrido mutilaciones en la contienda fratricida.

Presidida por un amigo de Franco

De la ligazón al bando vencedor y de su carácter originariamente militar da muestra el hecho de que se nombró hermano mayor efectivo al general José Millán-Astray, fundado de La Legión y amigo personal del dictador Franco. Ocurrió, además, en un momento en el que los denominados “caballeros mutilados” se vincularon a varias cofradías, una de ellas esta de Málaga.

Dado el hecho excepcional de rendir culto y procesionar a un Cristo mutilado, la cofradía pidió autorización al Papa Pío XII quien la concedió mediante una bula que daba permiso para el culto interno y externo de la imagen sin necesidad de tener que restaurarle la pierna y el pie mutilados.

Uniformes militares y falangistas


La cofradía salió en procesión por primera vez el Jueves Santo de 1939 acompañada por 300 mutilados uniformados y portando un escapulario y velas. Una característica propia es que jamás llevó nazarenos en su cortejo. El Jueves Santo de 1940 volvió a salir a la calle luciendo sus hermanos un traje civil o uniforme militar y capas blancas en ambos casos. Algunos llevaban uniforme falangista. Durante unos años también fueron ataviados con el ‘traje de cruzado’, originado en los uniformes de las órdenes militares, eran penitentes ‘caballeros cruzados’. Más adelante el trono comenzó a ser portado por soldados que hacían el servicio militar en Málaga.

Ligada al franquismo

Queda claro que durante mucho tiempo y desde su nacimiento la Cofradía del Mutilado estuvo íntimamente relacionada con el régimen franquista y su ejército. Llegó a contar con más de 15.000 hermanos, algunos de ellos de otras  provincias españolas. A su clara y evidente  identificación con la Dictadura y el régimen franquista se añadía su nula integración en la sociedad malagueña. Su última salida en procesión tuvo lugar el Jueves Santo de 1976. Los aires de cambio democrático y la muerte del dictador trajeron como consecuencia que el Cristo dejase de salir por las calles en Semana Santa. El entonces obispo de Málaga, Ramón Buxarrais, una persona de talante democrático lo impidió.

Travesía del desierto

A partir de principios de los noventa la Cofradía cayó en la irrelevancia y en la nula actividad dentro. Después de esa travesía por el desierto dentro del ámbito cofrade, apruebó unos nuevos estatutos, se reoganizó y pidió al obispado que se replantease su salida a la calle en Semana Santa. Se le negó y se le permitió únicamente celebrar un vía crucis con el trono en el interior de la parroquia de los Mártires, iglesia en la que se hallaba entonces de forma provisional.

Fracasan las reuniones entre mutilados “nacionales” y republicanos

En 1992 la Cofradía dió un paso adelante y propició varias reuniones entre representantes de los mutilados del bando franquista y del republicano con el objetivo de llegar a la reconciliación, pero a pesar de que se lograron ciertos avances las expectativas se frustraron y no hubo acuerdo final, pues los cofrades no aceptaron la petición de restaurar al Cristo y que no se mostrara al público como imagen mutilada.

En 1994 de nuevo el Obispado no autorizó a la cofradía a salir en procesión, y además suspendió su culto externo. Un año después la Agrupación de Cofradías tomó la decisión de desagruparla, puesto que llevaba cinco años sin salir en procesión, un duro golpe que se mantiene a día de hoy, cuando sigue desagrupada.

Restauración de las piernas

Ahora han aprobado colocar las partes amputadas al Cristo, que le faltan desde julio de 1936, y solicitar de nuevo, solventado ese problema,  salir en procesión. Evidentemente esta decisión de restaurarlo abre la puerta a que vuelva a ser así. 

El deseo de la nueva directiva es que se normalice la situación de la cofradía cumpliendo los requisitos que exige el Obispado, fundamentalmente  reponerle las piernas a la imagen y que se deje sin argumentos al Código de Derecho Canónico que dicta que “Nadie puede colocar o hacer colocar, tanto en iglesias como en otros lugares sagrados, incluso los exentos, ninguna imagen insólita, a menos que haya sido aprobada por el ordinario del lugar”.

¿Momento idóneo?

La devoción popular choca con las escasas simpatías que la Cofradía tiene en la Agrupación. Pero, además, podría resultar provocador en un momento como el actual en el que se intenta revitalizar las acciones de Memoria Histórica y exhumar los restos de Franco. Sacar ahora en procesión un Cristo creado por el franquismo y que representó solo a una parte, la sublevada, de las víctimas de la Guerra Civil, no sería lo más acertado ni lo más correcto para cerrar heridas.