Año tras año la Semana Santa de Málaga ofrece su particular apartado informativo en relación a la polémica que provoca una imagen peculiar. Se trata de la imagen del 
Santísimo Cristo Mutilado. Una imagen que no sale a la calle en la carrera oficial como el resto de hermandades desde el fin de la dictadura por su clara connotación franquista.


Símbolo del nacionalcatolicismo

Desde hace varios años los titulares de la Cofradía plantean por un lado la restauración de sus piernas así como el participar como el resto de cofradías en los pasos procesionales por las calles de Málaga. Aunque la filosofía y la mentalidad de los nuevos responsables de Cofradía del Cristo mutilado ha ido evolucionando positivamente, existen aun los recelos en determinados ambientes semanasanteros hacia un símbolo escultórico con una historia detrás que recuerda a Franco, la Dictadura, la distinta consideración de los “Caídos por la Patria” frente a las víctimas y represaliados republicanos y al nacionacatolicismo.


En esta ocasión, y porque la actualidad de los acontecimientos políticos mandan, se trata de que en pleno debate sobre la exhumación de los restos de Franco y la resistencia que esta decisión gubernamental está encontrado en sectores residuales pero influyentes del franquismo, de  nuevo, como en  años anteriores, se vuelve a plantear la restauración de una imagen en la que muchos ven un símbolo franquista.


Una cofradía solo de los mutilados franquistas

La imagen datada en el siglo XVII, se convirtió tres años más tarde de su mutilación en la titular de la Cofradía Nacional del Santísimo Cristo Mutilado integrando y representando exclusivamente  a los combatientes del bando franquista que habían sufrido mutilaciones en la Guerra Civil. No desfila oficialmente por las calles de Málaga por prohibición eclesiástica desde 1976 merced a presiones de algún sector del clero y del obispado malagueño de ideas democráticas que presionaron al Vaticano, especialmente por el empeño del entonces obispo de Málaga, Ramón Buxarrais, una persona de talante muy abierto y de vida ejemplar al que aun hoy se le recuerda con cariño y respeto.

Se trata de una de las imágenes que sufrieron destrozos durante la Guerra Civil en Málaga tras el golpe de Estado franquista del ejército sublevado. El Crucificado perdió la pierna derecha a la altura del muslo y el pie izquierdo por el tobillo.


De nuevo surge la polémica al comienzo de la Semana Santa ya que la hermandad ha tomado una decisión, que a no todo el mundo agrada, que implica que una vez finalizada la Semana Santa el Cristo será enviado a Sevilla para proceder a restaurarle las piernas. La decisión fue adoptada por los miembros de su cofradía en febrero de pasado. Dicha decisión no podría haberse adoptado ni hubiera servido de utilidad si no hubiera sido porque antes la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía del malagueño Moreno Bonilla hubiera autorizado su restauración y concedido el permiso pertinente.

Presidida por un amigo de Franco

Repasamos la historia de la cofradía. De su relación y dependencia del bando vencedor da fe su origen castrense siendo su hermano mayor efectivo el general José Millán-Astray, fundador de La Legión y amigo personal de Franco. En la geografía nacional de la Semana Santa del nacionalcatolicismo los denominados “caballeros mutilados” se agregaban a distintas cofradías siendo una de ellas esta de Málaga.

La cofradía pidió permiso al Papa Pío XII para procesionar dado su carácter  excepcional. Este lo autorizó merced a una bula que permitía el culto interno y externo de la imagen sin necesidad de tener que restaurarle la pierna y el pie mutilados.


Militares, falangistas y cruzados uniformados

La cofradía salió en procesión por primera vez el Jueves Santo de 1939 acompañada por 300 mutilados uniformados y portando un escapulario y velas. Una característica propia es que jamás llevó nazarenos en su cortejo. El Jueves Santo de 1940 volvió a salir a la calle luciendo sus hermanos un traje civil o uniforme militar y capas blancas en ambos casos. Algunos llevaban uniforme falangista. Durante unos años también fueron ataviados con el ‘traje de cruzado’, originado en los uniformes de las órdenes militares, eran penitentes ‘caballeros cruzados’. Más adelante el trono comenzó a ser portado por soldados que hacían el servicio militar en Málaga.

Ligada al franquismo

Queda claro que durante mucho tiempo y desde su nacimiento la Cofradía del Mutilado estuvo íntimamente relacionada con el régimen franquista y su ejército. Llegó a contar con más de 15.000 hermanos, algunos de ellos de otras  provincias españolas. A su clara y evidente  identificación con la Dictadura y el régimen franquista se añadía su nula integración en la sociedad malagueña. Su última salida en procesión tuvo lugar el Jueves Santo de 1976. Los aires de cambio democrático y la muerte del dictador trajeron como consecuencia que el Cristo dejase de salir por las calles en Semana Santa.


Travesía del desierto

A partir de principios de los noventa la Cofradía cayó en la irrelevancia y en la nula actividad dentro. Después de esa travesía por el desierto dentro del ámbito cofrade, aprobó unos nuevos estatutos, se reorganizó y pidió al obispado que se replantease su salida a la calle en Semana Santa. Se le negó y se le permitió únicamente celebrar un Vía Crucis con el trono en el interior de la parroquia de los Mártires, iglesia en la que se hallaba entonces de forma provisional.


Fracasan las reuniones entre mutilados “nacionales” y republicanos

En 1992 la Cofradía da un paso adelante y propició varias reuniones entre representantes de los mutilados del bando franquista y del republicano con el objetivo de llegar a la reconciliación, pero a pesar de que se lograron ciertos avances las expectativas se frustraron y no hubo acuerdo final, pues los cofrades no aceptaron la petición de restaurar al Cristo y que no se mostrara al público como imagen mutilada.

En 1994 de nuevo el Obispado no autorizó a la cofradía a salir en procesión, y además suspendió su culto externo. Un año después la Agrupación de Cofradías tomó la decisión de desagruparla, puesto que llevaba cinco años sin salir en procesión, un duro golpe que se mantiene a día de hoy, cuando sigue desagrupada.
 

Normalizar sus relaciones

En la decisión de restaurar las piernas del Cristo va implícita la voluntad de sus nuevos responsables de intentar normalizar esta situación de cofradía “distinta” al cumplir los requisitos del Obispado, entre otros reponer las piernas a la imagen ya que en el Código de Derecho Canónico se recoge que “Nadie puede colocar o hacer colocar, tanto en iglesias como en otros lugares sagrados, incluso los exentos, ninguna imagen insólita, a menos que haya sido aprobada por el ordinario del lugar”. Este año, el tradicional vía crucis del Cristo no se producirá y se sustituye por la oración a las cinco llagas de Cristo para acortar la duración y facilitar los horarios del resto de cofradías que entran a la catedral. Con esa “normalización” y restauración podría dar un gran paso para integrarse oficialmente y en pie de igualdad en la Agrupación de Cofradías así como desfilar procesionalmente por las calles de Málaga.

Al Señor nunca le “quebraron las piernas”

ElPlural.com ha querido conocer que piensan las nuevas generaciones integradas en el movimiento semanasantero malagueño, gente desprendidas de tics ancestrales, exentas de convencionalismos y que dinamizan la pujante tradición de la capital. En síntesis esta respuesta condensaría lo que opinan sobre la polémica restauración y una hipotética normalización de la Cofradía: “La mayoría pensamos que gracias a esa restauración podría salir y enriquecer los cortejos procesionales de la Semana Santa  de Málaga. Eso sí, esperamos y deseamos que al igual que se va a proceder a su restauración para estar acorde a la liturgia (pues al Señor nunca le “quebraron las piernas”) restauren y arreglen todo el patrimonio procesional y quiten los emblemas que recuerdan a su origen del nacional catolicismo. ¡Fuera aguiluchos, vaya!.