En Galicia la expectación por el debate electoral de hoy era ¿enorme? Nada más lejos de la realidad. Veremos las audiencias, pero como suele suceder en estos casos, la política y quienes la ejercen están tan alejados de aquellos que les eligen, que sería sorprendente un número decente de gallegos pegados a la televisión o a la radio. 

Al margen del share definitivo, el debate no dio para mucho. Siete contrincantes, dos de ellos -incluso tres- para hacer bulto y equilibrar una balanza que, si bien en número de representantes de izquierda y derecha con posibilidades, los primeros ganaban al segundo, este, es decir, Núñez Feijóo, se sabía ganador no del debate, que eso le da igual, sino de las elecciones del próximo día 12 de julio. Conclusión: eterno, aburrido, previsible, con las líneas muy marcadas y poco clarificador de cara al futuro más inmediato. El número de participantes (Feijóo, PP; Caballero, PSdeG; Gómez-Reino, Galicia en Común; Pontón, BNG; Casal, Marea Galeguista; Pino, Cs; y Morado, VOX), probablemente tampoco ayudó.

Por aquello de jugar a las meigas se puede adelantar que ABC hablará de victoria sin paliativos de Feijóo; La Razón, también pero incidiendo en la 'jauría' de izquierdas que se lanzó contra el aspirante a la reelección; El País plasmará su resumen con algo así como las tablas de Feijóo se imponen al 'debutante' socialista. 

Los medios galleguistas se centrarán en el contrapunto que ha supuesto la posición de Ana Pontón, mientras pasarán por encima de la Marea y Galicia en Común. Mención aparte merecen los medios ultras que, sin lugar a dudas, subrayarán la 'valentía del candidato de VOX' resaltando que solo él decidió no hablar en gallego. De la aspirante de Cs, a pesar de sus intentos, mucho me temo que poco se va a hablar porque aquella escuela creada por Rivera, auque continúa cosechando seguidores, es evidente que se ha quedado en nada o en solo 10 diputados. 

Quedaría el primer diario de la región, La Voz de Galicia. Su línea seguirá la del primer medio mencionado, que para eso su director -gallego- lo fue antes del periódico que, según han denunciado en varias ocasiones los partidos de la oposición, es el que más ayudas recibe de la administración autonómica.

Cuatro bloques temáticos

La sesión se dividió en cuatro bloques temáticos, con uno como estrella y que sirvió para levantar el telón de las discusiones: COVID-19 y su gestión. 

Más de lo mismo, es decir, que en esto Galicia no se diferencia del resto del Estado. Todos se echaron la culpa, excepto Núñez Feijóo. Él utilizó el ejemplo de que la región y Canarias fueron en las que menos impactó la pandemia. La respuesta se la dio otro de los intervinientes aludiendo al aislamiento de ambas CCAA. Eso sí, ahora que los rebrotes sí están haciendo de las suyas en diferentes zonas gallegas, desde el PSdeG se achacó al presidente de la Xunta en funciones de esa improvisación de la que, con tanto ahínco, han venido culpando desde su partido al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

El turno a continuación fue para la materia económica. Aquí de Alcoa se habló al final. Todos apostaron por la inversión en I+D+i, con propuestas reales, y críticas a la gestión de los 11 años de Feijóo al frente de la Xunta. En ese punto los candidatos entraron en un debate de cifras que, visto lo visto, horas después de que terminaran las discusiones aún se desconocen las que responden a la realidad. 

El siguiente bloque se dedicó a las políticas sociales, la educación y la sanidad. Fue esta última la que más tiempo se llevó, prácticamente todo. Aquí lo tuvo difícil Feijóo para tratar de defender su gestión, porque al final los datos son retorcidos y a los recortes practicados en este tiempo, a los multi contratos de los enfermeros (alguien mencionó el caso de una empleada del Sergas que en 30 días de trabajo tuvo 20 contrataciones diferentes) y a las condiciones laborales de médicos y a las privatizaciones. El colofón que espetaron todos los candidatos al del PP fue el cierre con marcha atrás del paritorio de Verín o el cheque bar prometido por el candidato 'popular' -parece que también de ida y vuelta-.

La Sanidad, no es buen ejemplo para Feijóo

Por último, trataron el pacto de gobernabilidad. En este punto, una vez más, se centraron las intervenciones las posibilidades de pactos a partir del 12 de julio. Nada nuevo que añadir. Fue la parte más previsible, y eso que todo el debate siguió la línea esperada.

A final, la mayoría de los políticos participantes cayeron en la búsqueda del descrédito ajeno, olvidando que un formato de este tipo también requiere de instantes constructivos, con propuestas e ideas sobre la mesa. Nada nuevo en el horizonte. Esto no cambia en la Galicia del PP supuestamente nacionalista, en la Cataluña diferente de Torra, en la Euskadi del RH sui generis, o en la Madrid de Díaz Ayuso y sus... cosas.  

Preguntas para terminar: ¿Por qué parecía estar nervioso -en algunos momentos se le notaba la boca seca- Núñez Feijóo? ¿A qué venía la agresividad de Gonzalo Caballero? ¿Quién le recomendó a Ana Pontón permanecer inamovible y casi inexpresiva? ¿Por qué Antón Gómez-Reino no dejó de mencionar a la ministra de Trabajo (ni que fuera ella la candidata)? ¿Preparó sus intervenciones Casal de Marea Galeguista? ¿Alguien le dijo a Beatriz Pino que ya no trabaja en televisión? ¿Y el aspirante de VOX, por qué se ofendía tanto cuando le decían que su partido es ultraderechista? ¿tiene claro dónde se ha metido? Y la última para la CRTVG ¿Cómo es posible que fallara el sonido de los intervinientes? 

La anécdota que puede ser una realidad la puso sobre la mesa Antón Goméz-Reino. De Rajoy se decía que cuando no decía la verdad guiñaba el ojo izquierdo. Anoche, el candidato de Galicia en Común le dijo a su homólogo 'popular' que “se toca las gafas cuando miente”. Esto ya le perseguirá para siempre. 

Ah, una curiosidad. Núñez Feijóo concluyó su intervención hablando... de Galicia como país.