"Cuando me fui a vacunar de la viruela del mono la doctora me dijo que si no sabía que las dosis eran para personas que hicieran prácticas de riesgo y que se la estaba quitando a alguien que las podría necesitar más que yo. Me llegó a decir que no sabía si le estaba mintiendo", cuenta Alejandro sobre su vacunación contra la Monkeypox en la Comunidad de Madrid. El aumento del ritmo de la vacunación en Madrid ha dejado al descubierno que los madrileños que acuden tanto al centro de General Oráa como al Hospital Isabel Zendal a por sus dosis se encuentran con una encuesta "anónima" sobre sus prácticas sexuales de riesgo que acaba siendo grapada al consentimiento firmado de la vacuna y en la que se incluye el cógido de la cita haciendo totalmente reconocibles los datos.

Tras acudir a los centros de vacunación, los pacientes reciben tres papeles para que los rellenen y lean hasta que un profesional sanitario les hace pasar a la consulta previa al pinchazo. En concretro se trata de un consentimiento firmado, una hoja informativa sobre la viruela del mono y los efectos de la vacuna y la hoja de la polémica: un "cuestionario voluntario y de autocumplimentación".

Hasta aquí todo normal si no fuera porque el cuestionario en el que se indica si ha habido más de diez parejas sexuales, se se practica sexo sin preservativo o si se ejerce la prostitución de manera habitual sin goma alguna incluye una casilla para que se ponga el código de la cita y se grapa junto al consentimiento en el que aparece nombre, DNI y firma.

Es el caso de Alejandro, que tuvo problemas el pasado viernes cuando acudió a General Oráa tras conseguir su cita. "Fui con un amigo. Al entrar nos dijeron que hay un cuestionario opcional, que no hay que entregarlo si no se quiere, que es anónimo y que nadie lo va a leer. Nos ponemos a mirarlo mi amigo y flipamos porque vimos que tenías que poner el código de cita y decidimos no ponerlo. Lo rellenamos y esperamos a que nos llamara la doctora. Últimamente no he tenido prácticas de riesgo porque he tenido pareja y no se ha dado la situación, pero puedo tener prácticas de riesgo y he querido ponérmela porque tenemos todos el miedo metido en el cuerpo", relata.

"Cuando me llaman para entregarlo me atiende una doctora que lo primero que me pregunta es por la encuesta, se la entrego y la lee de arriba a abajo. A continuación me pregunta por qué me quiero vacunar. Empezó a decirme que si no sabía que era para personas con prácticas de riesgo y que se la estaba quitando a alguien que las podría necesitar más que yo porque las vacunas costaban mucho dinero. Me llegó a decir que si le estaba mintiendo y que me pensara si me quería vacunar", denucia explicando que finalmente consiguió su dosis.

No obstante, su amigo, que se encontraba en la consulta contigua escuchando todo, no tuvo ningún problema. "Él no tuvo problemas porque ni leyeron su cuestionario. Tras hacerme preguntas que hacen a todos como si era inmunodeprimido o mi estado serológico grapó la encuesta a mi consentimiento. Al chaval que vino detrás de mí le hizo lo mismo y se notaba que estaba súper incómodo porque encima no hay intimidad, se entera todo el mundo", insiste.

Rubén, sin embargo, recibió un nuevo papel al darse cuenta de la casilla del código. "Tras cumplimentar el cuestionario me percaté del número de registro y no quería entregarlo, pero en esa misma hoja se encontraban las preguntas obligatorias que necesitaban para saber y rellenar si era apto para la vacuna. Yo me quedé muy sorprendido y me devolvieron mi encuesta, fueron a por una en blanco y poco después me pusieron la vacuna", indica. No obstante, critica la falta de tacto y de medios para hacer una atención confidencial y privada: "Te hacen preguntas personales en voz alta como si estuvieras en un juzgado, con la puerta de la consulta abierta y otros pacientes esperando detrás de ti", comenta poniendo como ejemplo preguntas acerca de si se toma PreP, el estado serológico o si se tienen relaciones sexuales con otro hombre.

Carlos ha acudido este mismo martes a vacunarse con su pareja a General Oráa. Ambos han decidido no rellenar el cuestionario, donde no les han indicado que es "anónimo sino confidencial". Al no entregar el papel, los propios médicos han insistido en entregar el papel relleno ya que "eran para datos". "Decía que ella como epidemióloga lo veía interesante, pero tanto yo como mi pareja nos hemos negado mientras me pedía las razones", comenta. "No he querido darlo porque me parece sectario y estigmatizante", concluye

Alex Cañizares también recibió su dosis el viernes 12 en General Oráa. "Yo me vacuné el viernes y al llegar me dieron el cuestionario y no me dijeron que era voluntario", indica. "Yo ya lo sabía porque unos amigos me contaron que ellos no lo quisieron rellenar y el médico les dijo que sin cuestionario no había vacuna. Al final se plantaron y se la pusieron. La acabé rellenando de manera aleatoria porque no era una encuesta anónima ni quería rellenarla. Se quedan con tus datos y tus prácticas sexuales, es muy fuerte", indica.

Además, explica que a cada persona le indican una efectividad diferente: "También me sorprende la disparidad sobre la efectividad de la vacuna. Cada médico dice que da una efectividad. Pregunté por la segunda dosis y me dijeron que a las dos semanas tienes un 20% de efectividad, pero hay otros a los que han dicho que es más del ochenta o el 34%".

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Extracto del cuestionario que se entrega a los pacientes que se van a vacunar de viruela del mono. @yola_mari_k

Datos para conocer los pasos a seguir

Un profesional sanitario de la Comunidad de Madrid que ha preferido mantenerse en el anonimato indica que la manera de proceder del cuestionario "no es una práctica regular". Aunque matiza: "Por cómo está hecho el documento sería algo que se conoce como pseudoanonimizado porque al tener ese código se pueden coger los datos de esa persona y en principio no se va a poder acceder a la información personal. Hay otra base de datos en la que si pones ese código puedes ver los datos de esa persona e identificarla. No está anonimizado al 100%". "Sería completamente regular si el registro de cuestionario no estuviera grapado con el consentimiento informado donde has puesto nombre, DNI y firma", matiza añadiendo que es muy probable que en un segundo paso se separen los papeles.

Respecto a las preguntas del cuestionario y las preguntas del personal sanitario pide calma. "Ante la falta de dosis entiendo que se priorice a personas con factores de riesgo aunque tampoco se hace una campaña para vacunar a inmunodeprimidos", dice a ElPlural.com. "Si una persona ante un problema como este se molesta en buscar la información y acude a vacunarse, es raro que se investigue y se pregunte el riesgo, pero entiendo que se quiera saber qué tipo de personas se vacunan. Si acuden muchas personas homosexuales que tienen sexo sin protección en saunas como se puede ver en el documento, igual es necesario ir a las saunas a informar o buscar perfiles en personas que hacen chemsex si no acuden. Ayuda a la planificación posterior, tienen que usarse los datos de manera estadística", indica.

"Está bien que se sepan las prácticas que se realizan para saber a qué focos acudir en función de quiénes se han preocupado por vacunarse. No hay que poner el enfoque en la persona y que te pregunten por eso, sino en que se necesita información para vacunar. No tengo los datos de la encuesta, pero parece que hay más hombres cis gays que se vacunan y lo mismo se necesita dar información para hacer campañas entre mujeres", sigue poniendo como ejemplo.

ElPlural.com se ha puesto en contacto con la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, pero no ha obtenido respuesta.