El pasado es un lugar donde mucha gente está cómoda en tiempos de crisis. En términos de pandemia, el pasado puede ser un 2019 de reuniones familiares sin que nadie faltara o un verano de 2018 de conciertos y festivales o un enero de 2020 de pensar en un año lleno de buenas cosas.

En términos de gestión política de la pandemia, el pasado son medidas inútiles que en algún momento creímos adecuadas. La mascarilla en exteriores es la máxima representación de esto, pero también lo es anclarse a un pasado de oposición a unas restricciones que nadie está reclamando.

Esto último es en lo que estamos en la Comunidad de Madrid. Mientras la presidenta de la comunidad levanta la voz diciendo que no cerrará los bares, la gente hace cola en los centros de salud para buscar atención. Mientras la presidenta dice en los medios que no está dispuesta a activar un toque de queda, los trabajadores y trabajadoras sanitarios se preguntan si les renovarán el contrato dentro de tres meses o cuánto durará el colapso del sistema. Mientras, al grito de ¡libertad!, se apuesta por una salida del “apáñatela como puedas”, hay gente haciendo una gymkana de farmacia en farmacia para conseguir una prueba para saber si esos síntomas que tiene son por COVID-19.

En 2020 hubo que implantar restricciones. A finales de 2021 lo que se necesitan son acciones. Acciones que le hagan fácil a la gente hacer lo que debe hacer. Agilización de los mecanismos de baja laboral, carpas en plazas de los barrios para la realización de test sin cita, ayudas para que los progenitores puedan cuidar de los niños o niñas cuarentenados o aislados, impulsos a la vacunación de quienes aún están pendientes de hacerlo, una Atención Primaria que tenga los refuerzos necesarios para atender no solo el COVID sino sobre todo lo que no es COVID y que sigue presente.

La mirada a la COVID-19 tiene que ser una que mire hacia el futuro, no una que tenga añoranza de un pasado de restricción y prohibición sino que plantee acciones para proteger la salud de la población, en un contexto de alta tasa de vacunación que ha hecho disminuir notablemente la gravedad de la enfermedad. No nos da libertad quien no nos cuida, y no nos cuida quien no entiende que los servicios públicos son fundamentales para garantizar la salud de toda la sociedad.

Javier Padilla
Diputado y portavoz de sanidad de Más Madrid