Manuel Valls solo ha hecho que fijar el día que va a anunciar su candidatura a la alcaldía de Barcelona y ya a provocado la primera víctima entre los aspirantes de la competencia. Alfred Bosch, ganador de las primarias en ERC, será substituido como cabeza de lista por Ernest Maragall. No será el último cambio de cromos que va a desencadenar la confirmación del interés del ex primer ministro francés en gobernar Barcelona.

A partir del martes, se podrá evaluar la tensión que puede originarse entre Ciudadanos, campamento base de las aspiraciones de Valls, y el supuesto mensaje de carácter maragallista que presupone el equipo de confianza contratado por el exalcalde de Évry. De momento, disfrutan del pánico escénico creado entre sus principales adversarios. Ciudadanos nació expresamente para combatir la idea de Catalunya que ha compartido siempre Pasqual Maragall y ahora el partido de Rivera puede verse enfrentado a apoyar un aspirante a la alcaldía de Barcelona que insinúa querer ser el heredero del alcalde olímpico y federalista. Es algo prematuro calcular los efectos de esta contradicción flagrante porque se desconoce el programa de Valls, tan solo algunas declaraciones periodísticas y la decisión de rodearse de colaboradores de Maragall.

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Comienzan los cambios

Lo que si se sabe es que su participación en la campaña obligará a sus adversarios a revisar sus fuerzas, sus candidatos y tal vez las estrategias previamente diseñadas. ERC ha sido la primera en reaccionar. Bosch será substituido por Ernest Maragall, hermano del mejor alcalde de Barcelona, según Ada Colau, exconcejal del ayuntamiento barcelonés y actualmente conseller de Asuntos Exteriores de la Generalitat, cargo que muy probablemente cederá a Bosch, en compensación por su gesto de renuncia.

Neus Munté, exvicepresidenta de la Generalitat con Artur Mas y exconsellera de Presidencia con Carlos Puigdemont, también ganó las primarias del PDeCAT para ser la candidata a la alcaldía, sin embargo, es un secreto a voces que no será la cabeza de lista por este partido ni por la Crida. El nombre de Ferran Mascarell, delegado de la Generalitat en Madrid, ex militante del PSC como Ernest Maragall, y como él, ex concejal barcelonés, apunta desde hace semanas como el favorito de Puigdemont para enfrentarse a Ada Colau.

Una cosa es competir con Colau, una alcaldesa en horas bajas, y otra muy diferente enfrentarse a Valls, un ex primer ministro francés muy criticado pero ex primer ministro a fin de cuentas. El rápido movimiento de los republicanos para reforzar a su cabeza de lista, les sitúa en una posición de fuerza negociadora con el PDeCAT-Crida Nacional de Puigdemont para el caso de sentarse a negociar una candidatura compartida de los dos partidos independentistas.

¿Se unirán contra Valls?

Valls podría conseguir lo que parece improbable actualmente, que ERC y Puigdemont aplacen sus diferencias manifiestas y sumen fuerzas para conquistar Barcelona para la causa soberanista. Si va a prosperar la negociación, no es lo mismo sentarse a la mesa con la alternativa Mascarell-Bosch que Maragall-Mascarell. Y es muy lógico pensar que el tándem no va a satisfacer a ninguno de los dos.

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El tercer afectado por la irrupción del exmilitante del Partido Socialista Francés en las municipales barcelonesas podría ser el candidato del PSC. Jaume Collboni también ganó las primarias socialistas por incomparecencia de rivales, no obstante, este giro en la batalla por Barcelona reabrirá las dudas sobre las posibilidades de Collboni en un escenario altamente polarizado por el enfrentamiento de Valls con el independentismo y el populismo.

Las moderadas expectativas del PSC para mejorar sus resultados en el consistorio podrían truncarse de raíz con la aparición de un candidato que a pesar del marcaje que le va a hacer Ciudadanos, utilizará un lenguaje muy parecido al del PSC, pero con mayor apoyo mediático y de las antiguas élites urbanas que en su día apostaron por Maragall, Pasqual.

Ada Colau aspirará a la reelección con un balance de gestión modesto y con un estado de ánimo de revuelta en muchos sectores económicos y barrios de la ciudad. Mientras la hipótesis Valls no se ha materializado, la fuerza política que proporciona la alcaldía y la división independentista le parecerían factores suficientes para ganar las elecciones otra vez por la mínima.

Los cambios que va a producir la aparición del político francés nacido en Horta pueden perjudicarla gravemente si los Comunes no son capaces de sostener el envite del cambio de dinámica que va a modificar, de entrada, las preferencias y los apoyos de los grupos de comunicación. El recrudecimiento general de las críticas al equipo de gobierno es el horizonte más fácil de imaginar.

No hay que descartar que la tensión política y el intento de protagonizar la campaña por parte de un Valls precedido por su expediente de socialista de derechas en materias sensibles como la inmigración o la política económica vaya a producir una movilización en los sectores más progresistas para defender un discurso ciudadano equidistante de los dos polos representados por Valls y Ernest Maragall, de ser este quien finalmente dirija la ofensiva independentista sobre Barcelona.