La Conferencia Nacional de ERC se resolvió con un apoyo casi unánime al conocido plan de la dirección para alcanzar el estado catalán: confiar en que el gobierno de Pedro Sánchez abra la puerta a la independencia en la mesa de negociación. La militancia aplaudió esta voluntariosa estrategia, introduciendo por si acaso dos matices, la elaboración de un calendario y el compromiso de una rendición periódica de cuentas. De no plegarse el Estado español a la lógica de ERC, (referéndum y amnistía), los republicanos se plantearían un nuevo 1-O, en esta ocasión buscando el paraguas de la Unión Europea, el Consejo de Europa o la ONU.

Oriol Junqueras fue el encargado de redoblar el tambor de la épica y la imaginación para enardecer a propios y adversarios, especialmente a los incrédulos de Junts, al expresar su seguridad de que la independencia llegará por la vía de la negociación. A su juicio, esta negociación triunfará bien en la actual mesa de diálogo, bien en un escenario internacional o como mínimo se producirá finalmente en la repartición de activos y pasivos de la nueva república con el Reino de España, se supone que tras el advenimiento de la misma gracias a la nueva modalidad de referéndum bendecido por la comunidad internacional. Junqueras no entró en detalles de cómo se obtiene el reconocimiento de los organismos internacionales frente a la voluntad contraria de un estado miembro, más allá de divulgar la resistencia de éste a desintegrarse.

La reafirmación solemne de esta “vía segura” a la independencia tiene como destinatarios casi exclusivos a los dirigentes de Junts y en especial a Carles Puigdemont. El presidente del Consell per la República instalado en Waterloo viene redoblando últimamente su incredulidad por el plan de ERC, a la vez que deslegitima el gobierno presidido por Pere Aragonés y dice querer asumir la internacionalización del conflicto. Los republicanos endulzan su estrategia dialogante con referencias a la desobediencia política y social y al desbordamiento democrático en caso de mantener Pedro Sánchez su ralentización de la mesa negociadora.

Mientras en l’Hospitalet se aprobaba sin fisuras el plan, el presidente de la Generalitat practicaba su conocido modelo de desobediencia negándose a participar en la foto de conjunto de los presidentes autonómicos con el Rey. Pere Aragonés asistió por primera vez a la Conferencia de Presidentes celebrada en la isla de La Palma alegando que iba a blindar las competencias de la Generalitat para gestionar la solidaridad con los refugiados de Ucrania con los fondos que le cederá el estado.

 ERC se ve obligada al malabarismo político permanente para no perder se cuota de protagonismo frente a sus socios-rivales de Junts y la CUP. Los republicanos están dirigidos por un triunvirato no especialmente avenido. Marta Rovira, dirige el partido desde Suiza con todos los tics adquiridos en el análisis de la realidad por los dirigentes independentistas que optaron por huir de la justicia; Oriol Junqueras ejerce de oráculo estratégico con su peculiar estilo profético y su particular guerra con Puigdemont; y Pere Aragonés asume el ámbito de la gestión en un gobierno catalán dividido en el que debe batallar a diario para imponer su dirección.

Huelga de maestros

Los republicanos viven ahora mismo acosados por una huelga de maestros que amenaza seriamente su pretensión de alcanzar “una obra de gobierno tangible”, la segunda premisa de su estrategia para enfrentar con alguna posibilidad de éxito las próximas elecciones municipales.

La huelga empieza este martes y se desató por la decisión del conseller de ERC, Josep González Cambray, de modificar el calendario escolar sin haberlo pactado previamente con nadie, ni con sindicatos ni con el Consell Escolar de Catalunya. Esta iniciativa presentada solemnemente por el mismo Aragonés reactivó el malestar crónico del universo escolar catalán, agravado últimamente también por el plan de catalanización de las escuelas. Este plan consiste en concienciar a cada docente de la necesidad de recuperar la presencia de la lengua catalana en los centros, empezando por los mismos maestros que deberán obtener el título de C2 de catalán, un nivel que la mayoría no puede acreditar actualmente.

No es de extrañar pues que, al margen de los discursos grandilocuentes para la militancia, la principal prioridad de Aragonés en estos momentos sea la materialización de algún acuerdo con el gobierno Sánchez. Según informó Nació Digital, se está negociando que la tercera reunión de la Mesa, sin fecha agendada, apruebe un documento para la protección y el reconocimiento de la lengua catalana en la Catalunya autonómica, amenazada, según la Generalitat, por el desinterés, cuando no la persecución, de la administración central y la sentencia del 25% de castellano en el horario lectivo escolar.