“Que no nos traten de tontainas. Ya sabemos que los bancos se van a pelear para estar en Cataluña”, afirmaba Artur Mas en 2015 durante un acto de campaña electoral. Dos años después, quien le iba a decir al expresidente de la Generalitat que estaría muy equivocado. Que los bancos no son los únicos que están trasladando sus sedes a otros territorios del país, sino también las empresas.

Recientemente, Banco Sabadell ha acordado mover su sede social a Alicante ante la posibilidad de que el Parlament de Cataluña haga una declaración unilateral de independencia, mientras que CaixaBank ha hecho oficial hasta hace poco su traslado a Valencia.

La inquietud e inseguridad que ha generado el movimiento soberanista en Cataluña ha provocado que muchas empresas comiencen a mover ficha y a cambiar la ubicación de su sede fiscal para seguir manteniéndose bajo el paraguas de la Unión Europea en caso de que se declara una supuesta secesión.

 El Gobierno también toma medidas

Desde el Gobierno de España se ha querido facilitar la salida a las compañías ante la incertidumbre en Cataluña. Está pendiente de aprobar un decreto ley que permita a las empresas acordar el cambio de sede social sin someter la decisión a la junta de accionistas, lo que permite que los trámites se hagan mucho más rápido.