La emergencia del eje soberanista a primera línea del debate político en Cataluña, después de la multitudinaria manifestación independentista de la Diada, amenaza con provocar un 'terremoto' electoral sin precedentes en los comicios del 25 de noviembre.


El dato más chocante del sondeo es la tabla de intención directa de voto, según la cual CiU se sitúa en cabeza con un 26,3 %, mientras que ERC es segunda con un 5,9 % y ICV-EUiA se ubica en tercer lugar con un 3,4 %: son precisamente las tres formaciones que apoyaron el pacto fiscal y se adhirieron a la manifestación de la Diada.

En intención de voto -sin introducir ponderaciones demoscópicas-, el PSC cae al cuarto puesto con un 3,1 %, mientras que el PPC también retrocede al 2,8 % -frente al 6,5 % que obtuvo en un sondeo de 2011-, aunque el director del CEO, Jordi Argelaguet, ha matizado que esta "caída espectacular" de los socialistas puede moderarse si consiguen recuperar a parte de sus votantes que ahora se encuentran indecisos. En cualquier caso, según Argelaguet, los socialistas tienen "un problema serio" con la fuga de votos, especialmente porque sólo el 25 % de sus votantes encuestados manifiesta su voluntad de volver a decantarse por el PSC.

El 51,2 % de los encuestados que en 2010 votaron al PSC dice hoy que aún no sabe qué votará, mientras que un 9,5 % está dispuesto a apoyar esta vez a la candidatura de Mas, un 3,6 % a ERC, un 2,4 % a ICV-EUiA y un 1,2 % al PPC.

Argelaguet ha puesto en duda que el 25N el PSC acabe como cuarta fuerza del arco parlamentario catalán, puesto que en las semanas que quedan aún puede arañar votos de su electorado indeciso. Pero sí cree que uno de los grandes interrogantes de los comicios catalanes es cuál será la segunda fuerza política, ya que el PSC puede verse relegado por un PPC que históricamente suele tener "mucho voto oculto" que no se manifiesta en los sondeos o, incluso, por una ERC al alza.


Lo único que a estas alturas está claro, según el director del CEO, es que la participación será alta y la victoria de CiU puede ser holgada: "Es muy probable que haya una mayoría absoluta", se ha atrevido a asegurar Argelaguet, aunque ha puntualizado que esta vez la estimación de voto, con un porcentaje tan elevado de indecisos -un 34,6 %, frente al 18,5 % registrado el año pasado-, se convierte en una tarea "muy difícil".