El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha anunciado que este martes defenderá en el Congreso de los Diputados la reforma del Estatuto de Autonomía, un texto que llega a la Cámara Baja con el respaldo de los dos principales partidos, PSOE y PP, y que el propio dirigente socialista confía en que pueda recibir también el apoyo de otras formaciones.

Durante la inauguración de la nueva Casa de la Igualdad en Cuenca, García-Page ha señalado que esta reforma puede llegar a ser “la única ley que se apruebe en esta legislatura”, aludiendo a la actual situación de bloqueo político en Madrid tras el anuncio de Junts de vetar todas las iniciativas del Gobierno central. En este contexto, el presidente regional ha subrayado que el texto castellano-manchego es un ejemplo de diálogo y estabilidad institucional.

García-Page ha destacado que se trata de una reforma “leal con la Constitución en el fondo y en la forma”, que ha sido elaborada con vocación de acuerdo y sin pretensiones identitarias. “No hemos hecho esta reforma para reclamar más competencias ni para ponernos medallas autonómicas, sino para garantizar los derechos y el bienestar de los ciudadanos”, ha afirmado.

El jefe del Ejecutivo autonómico ha defendido además que el nuevo Estatuto no genera controversias ni interfiere en los debates territoriales que se viven en otras comunidades. “Es una cuestión estrictamente doméstica, con la que queremos blindar la región de bienestar que hemos construido en estos años”, ha insistido.

El texto, aprobado en mayo en las Cortes de Castilla-La Mancha, contempla una actualización institucional y social del marco autonómico, con especial atención a la igualdad, la cohesión territorial y la protección del medio rural. La propuesta cuenta con un amplio consenso en la región y se presenta como un ejercicio de responsabilidad frente al deterioro del clima político nacional.

Con su comparecencia en el Congreso, García-Page busca proyectar la imagen de una Castilla-La Mancha estable, moderada y dialogante, frente al ruido partidista que domina el escenario estatal. Una apuesta por la cooperación institucional que, en palabras del propio presidente, “no complica la vida a nadie y sí refuerza la confianza en nuestra autonomía y en la Constitución”.