La polémica de los toldos de la Puerta del Sol ha llegado a Ciudad Real. Mientras el alcalde madrileño José Luis Martínez-Almeida intenta defender una instalación que ha costado casi dos millones de euros entre montaje y mantenimiento, su partido repite el patrón en la capital manchega: toldos caros, de dudosa utilidad y con costes añadidos que siguen creciendo.
El Ayuntamiento de Ciudad Real, gobernado por el Partido Popular, ha aprobado recientemente dos decretos relacionados con el sistema de cubierta textil instalado este verano en la Plaza Mayor. El primero destina 7.260 euros a la elaboración de un manual de montaje, desmontaje y mantenimiento, un documento que, según el propio PSOE, “evidencia que nadie sabe cómo retirar lo que se ha colocado”. El segundo decreto aprueba un contrato menor de 7.560 euros para el desmontaje de los toldos, de modo que la retirada del sistema costará casi 15.000 euros públicos adicionales.
Los toldos de la plaza Mayor fueron presentados como una mejora estética y funcional para dinamizar el espacio central de la ciudad, dentro del Plan de Sostenibilidad Turística de Ciudad Real, financiado con fondos europeos. La inversión inicial fue de 251.000 euros, destinados a la instalación de 950 metros cuadrados de lona y la colocación de los pilares metálicos que sostienen la estructura. Sin embargo, la actuación ha terminado generando más críticas que aplausos.
"Despilfarro"
El PSOE en Ciudad Real ha denunciado públicamente el “despilfarro” que suponen estos nuevos gastos, señalando que el proyecto “no solo ha sido caro, sino que ha resultado inútil”. El edil Jorge Juan Acedo ha recordado que durante la Feria de Agosto fue necesario colocar toldos suplementarios para cubrir los huecos que el sistema original dejaba al descubierto, pese a que había sido vendido como una solución integral frente al calor. “Ha llegado el momento de desmontar estos toldos y justo ahora que van a hacerlo se han dado cuenta de que nadie sabe cómo desmontarlos”, ha señalado el concejal socialista.
La comparación con Madrid es inevitable. Allí, Almeida se defendió asegurando que los toldos de la Puerta del Sol eran “una solución desmontable y patrimonialmente respetuosa”, aunque su mantenimiento anual ronda el medio millón de euros. En Ciudad Real, la proporción es más modesta en cifras absolutas, pero igualmente cuestionable en términos de gestión: 251.000 euros invertidos en una instalación temporal que ahora exige nuevas partidas para desmontarse y documentarse.
Tanto en Madrid como en Ciudad Real, las estructuras textiles se han justificado como medidas contra el calor y parte de proyectos de modernización urbana. Pero los resultados, más que refrescar, han encendido el debate político sobre la prioridad del gasto público y la falta de planificación. Mientras los vecinos de la capital española ironizan con los “toldos de diseño más caros del país”, en la capital castellano-manchega el coste de su versión local tampoco ha pasado inadvertido.
Grandes anuncios, poca utilidad y sobrecoste permanente
Desde la oposición socialista se acusa al equipo de gobierno que encabeza Francisco Cañizares de repetir la lógica de su partido en Madrid: grandes anuncios, poca utilidad práctica y un sobrecoste permanente. “Primero se gasta en ponerlos, luego en mantenerlos, y ahora en aprender a quitarlos”, ironizan fuentes del grupo municipal.
Los toldos, instalados con fondos europeos, estaban llamados a convertirse en símbolo de la “nueva imagen urbana” de Ciudad Real. Sin embargo, han terminado representando la vieja costumbre de confundir inversión con propaganda: proyectos vistosos, caros y sin planificación técnica suficiente.