Toledo contará con una Zona de Bajas Emisiones operativa desde este diciembre que primero afectará al Casco Histórico y que después se irá implementando en el resto de la ciudad de forma progresiva.

El concejal de movilidad, Iñaki Jiménez, tras la celebración de la comisión de movilidad, ha anunciado que se van a modificar diferentes estacionamientos de la ORA azules por verdes, se implantarán pivotes durante las 24 horas del día y se realizará un seguimiento a los vehículos empadronados en el Casco Histórico, entre otras medidas.

Para Jiménez, es una "medida de mínimos" ya que considera que Toledo no es una ciudad contaminada, y ponía el foco en poner límite a los más de 186.000 vehículos que diariamente acceden a Toledo, de los cuáles aproximadamente el 50% son de fuera.

No es una política ambiental, sino un castigo a vecinos y vecinas, trabajadores y trabajadoras y pequeñas empresas del Casco Histórico


El PSOE ha cargado contra esta medida asegurando que el texto carece de ambición, no incluye medidas estructurales, por lo que llega tarde y mal. Además, lamenta que el bipartito de PP y Vox que gobierna el Ayuntamiento de Toledo ignore el Plan de Movilidad Sostenible ya diseñado y financiado por el anterior equipo de gobierno, del PSOE, y se limite a imponer prohibiciones que no suponen una alternativa real. Para los socialistas, esto indica que no se apuesta por el transporte público ni se apoya la transición hacia vehículos no contaminantes.

El concejal socialista Francisco Rueda acusa al equipo de gobierno de actuar con desidia y falta de visión: “Está mal planteado, sin diálogo, sin consenso y sin la más mínima ambición estratégica. Es una ordenanza hecha con prisas, que llega tarde, castiga al Casco Histórico, y no resolverá los problemas de movilidad y contaminación”, apuntando que no se trata de una estrategia climática, sino que son solo restricciones coordinadas.

Rueda denuncia que la ordenanza cuenta con injusticias importantes ya que se centra en los vecinos, vecinas, trabajadores, trabajadoras y visitantes, pero exime a las flotas turísticas o empresas privadas. Además, no cuenta con incentivos como bonificaciones en la tasa de aparcamiento o el impuesto de circulación como ocurre en otras ciudades con ZBE: “Exige al residente en el Casco a invertir en un vehículo con distintivo ambiental, o a quien quiera mudarse al Casco Histórico, tener coche eléctrico, por ejemplo, pero a la vez, el alcalde sigue cobrando a estos vehículos eléctricos por aparcar”.

El PSOE critica los datos que utiliza el Ayuntamiento ya que el consistorio asegura que la ordenanza se justifica en que el Casco Histórico es el lugar más contaminante de Toledo cuando otros datos municipales demuestran lo contrario. En este sentido, Rueda criticaba el abandono del transporte público: “No apuestan por la adquisición de buses eléctricos y aumento de frecuencias, ni fomenta el transporte colectivo” y explicaba que el procedimiento en materia de movilidad tenía que haber sido justo al revés: “Implantan la zona magenta y eliminan zonas de aparcamiento disuasorio, justo cuando deberían estar reforzándolas”.

Se queda en cumplir lo mínimo que determinan las directivas en lugar de intentar ir a más


Izquierda Unida ha puesto el foco de la crítica en la falta de ambición del proyecto y en que solamente se centra en el uso de vehículo privados. Su portavoz, Txema Fernández, asegura que es un proyecto que no piensa en el futuro: “Lo que hagamos hoy tiene que servir para que mañana estemos mejor, no solo para salvar los muebles de cumplir con los plazos de implantar una ordenanza", y asegura que es solamente una medida que no busca abordar los efectos del cambio climático sino cumplir con los mínimos establecidos por la ley.

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