Dos casos de conducción temeraria, en Burgos y Zamora, han obligado a la Guardia Civil de Tráfico a emplearse a fondo en las últimas semanas en Castilla y León, protagonizando persecuciones propias de película en ambas provincias, tras las que la única buena noticia ha sido la ausencia de víctimas.

Relacionado Pierde la vida un repartidor en un accidente en Guadix

En el caso de la persecución por la Nacional 120, en Burgos, los implicados, de 51 y 55 años, que están siendo investigados como presuntos autores de un delito contra la Seguridad Vial, llegaron a intercambiar sus asientos, de piloto y copiloto, en marcha, mientras circulaban a gran velocidad perseguidos por los agentes de la Guardia Civil que les habían dado el alto.

Los hechos, según explica la Guardia Civil, ocurrieron a última hora de la tarde del domingo, 23 de abril, cuando una patrulla del Subsector de Tráfico de Burgos hizo señales luminosas y acústicas a un vehículo que rebasaba la línea longitudinal continua de separación de carriles, para que se detuviera, a lo que el conductor, acompañado de un copiloto, hizo caso omiso.

Lejos de aminorar la marcha, y mucho menos detenerse, el conductor desobedeció las indicaciones del vehículo oficial, emprendiendo la huida a gran velocidad, y, ante los ojos atónitos de los agentes, él y su acompañante se cambiaron de posición con el vehículo en marcha, poniendo en evidente riesgo no sólo sus vidas, sino las de otros vehículos con los que se cruzaban.

El turismo fue interceptado cinco kilómetros más adelante, en una localidad del eje de esta carretera nacional próxima a la capital, donde fueron identificados y se verificó que el primer conductor ocupaba ahora el asiento correspondiente al copiloto, y tenía suspendida la vigencia del permiso de conducir por pérdida total de puntos. Las diligencias instruidas han sido puestas a disposición del Juzgado de Instrucción Nº 3 de Burgos.

Persecución de película en Zamora

En Zamora fue un control preventivo de alcoholemia, drogas, estupefacientes y sustancias psicotrópicas en la carretera autonómica CL-605 (Segovia-Zamora), próximos a la localidad de Zamora, el que provocó la fuga de otro vehículo y otra secuencia digna de largometraje de acción.

Allí se encontraban componentes del Destacamento de Tráfico de la Guardia Civil de Zamora, que requirieron al conductor de un Opel Astra, para realizar la correspondiente verificación de presencia de alcohol y drogas en su organismo.

El conductor del vehículo, de nuevo haciendo caso omiso a las señales de los agentes, eludió el punto de verificación y emprendió la huida a gran velocidad por las calles de Zamora dirigiéndose hacia la carretera autonómica CL-527 (Zamora-Portugal) en dirección a Pereruela.

Los agentes, también en esta ocasión, hicieron uso de las señales luminosas y acústicas del vehículo oficial para avisar de la temeridad del conductor al resto de usuarios de la vía y evitar accidentes.

Una vez incorporados ambos vehículos a la carretera autonómica CL-527, ya fuera de la ciudad, el guardia civil que conducía intentó la maniobra de adelantamiento para interceptar al vehículo fugado, y aquí empezó la secuencia cinematográfica, puesto que el conductor fugado desplazaba el turismo al carril izquierdo, impidiendo el adelantamiento, hasta que el vehículo oficial perdió el control, sufriendo un accidente que permitió que el infractor continuara su fuga.  

Fueron, finalmente, los agentes del Grupo de Investigación y Análisis de Tráfico (GIAT) de la Guardia Civil Tráfico de Zamora los que localizaron al conductor, concluyeron la investigación y pusieron los datos a disposición del Juzgado de Guardia de Zamora el 21 de abril.

El conductor ha sido investigado como autor de un supuesto delito de conducción temeraria, cuyas penas son de prisión de seis meses a dos años y privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por tiempo superior a uno, y hasta seis años.

La Guardia Civil recuerda que estas conductas al volante, negligentes y temerarias, con manifiesto desprecio y absoluta falta de percepción del riesgo ocasionado, además de constituir una infracción muy grave al Reglamento de General de Circulación, pueden ser constitutivas de un delito contra la Seguridad Vial, ya que no sólo ponen en peligro la propia integridad física y la propia vida, sino también, las del resto de usuarios de la vía.