Los tambores electorales resuenan cada día con más fuerza en Andalucía y urge reagrupar efectivos hoy dispersos y poner a punto la maquinaria de una guerra en la que apuestas y sondeos son favorables a la derecha y la ultraderecha.

Formalmente una coalición pero materialmente casi un único partido, Unidas Podemos dio ayer un paso adelante hacia la reconciliación con las otras fuerzas situadas a la izquierda del Partido Socialista y, en principio, con pocas opciones de lograr escaños propios en solitario pero con muchas de hacer que Unidas Podemos pierda un buen puñado de ellos.

"Estamos convencidos de poder articular un frente amplio que aglutine a actores y sujetos políticos progresistas", dijo ayer el portavoz nacional de Podemos, Pablo Fernández, en alusión la posibilidad de un entendimiento con Adelante Andalucía y Más País Andalucía.

En la misma línea se pronunció la portavoz federal de IU, Sira Rego, que enfatizó "esa voluntad de acuerdo de la izquierda" y se comprometió a seguir "trabajando con ahínco" para que sea posible en Andalucía.

El discurso de la reconciliación lanzado desde Madrid tuvo versión andaluza, desde Córdoba, por boca de los homólogos autonómicos de Fernández y Rego. Martina Velarde y Toni Valero, portavoces regionales de Podemos e Izquierda Unida, manifestaron esa misma predisposición a “sentarse con todos” para conformar una única marca electoral de la izquierda no socialista.

Velarde habló de mantener “contactos con todo el mundo” y Valero de “sumar voluntades de personas individuales, del tejido social y de organizaciones políticas” que, a fin de cuentas, “estamos en el mismo barco, tocamos la misma canción y vamos al mismo puerto".

Durante mucho tiempo, Podemos y Más País no han estado solo distantes uno del otro sino directamente enfrentados, aunque no resulta fácil dirimir cuánto de diferencias personales entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón y cuánto de divergencias estratégicas e ideológicas hubo realmente en la ruptura, de la que pronto se cumplirán tres años, entre los dos principales fundadores del partido morado.

En Andalucía, términos como diferencia o divergencia quizá se queden cortos para definir el tipo de relación que mantienen Izquierda Unida y Podemos, por una parte, y el Adelante Andalucía de Teresa Rodríguez, por otra. Enemistad u hostilidad son palabras que identifican mejor el escenario andaluz, donde el grupo parlamentario que logró 17 escaños en 2018 está partido por la mitad: Rodríguez es hoy la controvertida titular de la marca Adelante y la relación personal entre quienes compartieron candidatura está rota.

En cuanto a Más País Andalucía, cabría situarlo ideológicamente entre el PSOE y Unidas Podemos, pero, en el campo de batalla, a mitad de camino entre UP y los Anticapitalistas de Rodríguez . Su referente en Andalucía es la profesora de la Universidad de Sevilla Esperanza Gómez, cuya buena voluntad tendrá que sobreponerse al memorial de agravios acumulado por el errejonismo local con respecto a sus antiguos correligionarios de Podemos.

Los partidos en liza citados hasta ahora han sido tres, pero no son los únicos del conglomerado de la denominada izquierda transformadora. A Unidas Podemos, Más País y Adelante hay que sumar actores secundarios pero que reclaman un papel en la obra, como Andalucía Por Sí, Iniciativa del Pueblo Andaluz, Alianza Verde, Izquierda Andalucista o Primavera Andaluza.

Crónicas para abonados

Por lo demás, las crónicas que intentan explicar las divisiones en este grupo de partidos parecen condenadas a la subcategoría de ‘piezas periodísticas para abonados’: intrincados análisis que seguramente solo se leerán los muy cafeteros, lectores suficientemente familiarizados con una esquiva y algo meliflua terminología que huye como de la peste de la palabra 'coalición'. Sus múltiples portavoces prefieren hablar de espacio común, confluencia, frente amplio, sujeto político, casa común…

El actual estado de cosas en Andalucía evidencia que las batallas en el seno de la izquierda nunca son solo políticas. Se parecen mucho más a las rupturas entre familias que entre partidos, y de ahí que dejen tras de sí profundas heridas y un rastro de rencores de muy difícil gestión.

Aun siendo muchos y mal avenidos, es difícil pensar que entre el Partido Socialista y Unidas Podemos haya diferencias más insalvables que las que puedan existir entre Unidas Podemos, Más País o Anticapitalistas.

Si PSOE y UP lograron la hazaña inédita de conformar un Gobierno nacional de coalición que además está funcionando razonablemente bien, ¿por qué ha de ser imposible que Martina Velarde, Toni Valero, Teresa Rodríguez y Esperanza Gómez sigan los pasos de los antiguos adversarios Pedro Sánchez y Pablo Iglesias?