Como si de un rey mago se tratara, el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, ha aprobado las últimas deducciones fiscales dentro de su paquete de rebajas fiscales, que anunció como marca electoral ante su llegada a San Telmo. En la última semana, las mascotas, el gimnasio o las personas celíacas son las beneficiarias de las nuevas políticas del Gobierno popular.
No obstante, no han sido pocos los que han criticado estas deducciones tildándolas de populistas, mientras que el presidente las defiende como un paquete de medidas que beneficiarán a la “mayoría social”. Lo que parece claro es que aunque Moreno Bonilla no muestre interés especial por el advenimiento de las próximas elecciones autonómicas, estas medidas tienen un claro y marcado carácter electoral, tal y como lo explica el catedrático de la universidad de Granada y especialista en discurso político, Francisco José Sánchez.
Hasta 1,2 millones de andaluces podrán acogerse a estas deducciones, según la propia Junta de Andalucía, lo que representa un 15% de los andaluces y andaluzas. Además, algunas de estas medidas tienen una renta fija máxima, y otras no tienen límite de renta. Por ejemplo, para los en torno 40.000 celíacos andaluces no hay límite de renta; tampoco lo hay para las cuotas deportivas. Sí lo hay, de este modo, para las primeras mascotas, cuyo límite es de 80.000 euros anual y hasta 100.000 euros conjuntamente. El importe máximo que se podrán deducir en la declaración de la renta siempre alcanza un tope de 100 euros en los tres casos anteriores.
Estas medidas son, para Sánchez, “populistas y electoralistas”, aunque vayamos por partes. Dentro del conocimiento que la ciudadanía tiene del PP y sus políticas, nos encontramos con que estas medidas, en plena “precampaña” electoral, al menos oficiosamente, tienen un carácter distinto, “más o menos populista. El matiz es distinto”, explica el catedrático. “Una cosa son las bajadas de impuestos, sistemáticas y coherentes con la política fiscal de un gobierno y otras los anuncios tan concretos como estos, que desde luego son de bajo coste y lanzados en un período casi preelectoral. Aquí el objetivo no es tanto la política tributaria sino el impacto comunicativo”.
Simpatía inmediata
Hablando de impacto, precisamente en ese choque frontal entre Moreno y JxCat, a raíz de las lamentables declaraciones del secretario general del partido independentista catalán de derechas, el presidente andaluz aprovechó para sacar rédito -discursivo y político- de ese enfrentamiento: “Vendrán más bajadas”, arguyó cuando el catalán criticó las “subvenciones” de las que “viven los andaluces”.
Y así llegó la deducción para celíacos. “Se trata, en cierta medida, de medidas diseñadas para generar simpatía inmediata, más que para transformar de fondo el sistema impositivo”.
Pero, ¿a qué votantes atrae Moreno con estas políticas, a quién quiere llegar? Sánchez advierte que salta a la vista que son colectivos concretos y que evidentemente no son mayoritarios, pero que “sí despiertan una simpatía y conversación social”. En el fondo, son medidas de “marketing político pensadas para activar identidades cercanas que tocan la vida diaria y no de los grandes bloques ideológicos”.

Y como el objetivo es “activar” esas identidades, el éxito del anuncio no estriba en el bienestar ciudadano al acogerse a ellas o no, sino que “funciona y es eficaz porque genera un titular atractivo. Se queda la imagen en el inconsciente colectivo de que algo me dan, estamos recibiendo de nuestro gobernante y, en comunicación política, siempre la promesa y el gesto tienen mucho más peso que los resultados prácticos. Puede darse incluso la circunstancia de que estas medidas nunca se materialicen y ya habrán sido eficaces”, advierte.
Una suerte de cortina de humo. Según Sánchez, es una “estrategia típica. Estas medidas funcionan como cortinas de humo. Es más fácil hablar de deducciones que a todo el mundo le agradan que de listas de espera en sanidad o problemas en el sistema educativo”. Están pensadas para “desviar el foco mediático hacia temas mucho más amable y que generan buena prensa”.
Por tanto, la verdadera naturaleza de las medidas de Moreno Bonilla, para el catedrático, no es otra que el “electoralismo”: “Son medidas con muy poco calado estructural, no responden a una política fiscal consistente porque de ser así se habrían planteado antes. Lo que sí consiguen es eso, dar un mensaje amable, fácilmente comunicable, que refuerza esa imagen de gobierno cercano en un periodo próximo a una elección”. Por tanto, “no hace falta darle demasiadas vueltas para entender que efectivamente, de fondo, lo que tenemos es una estrategia política”.
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