Me voy. No me voy. Me voy. No me voy… Teresa Rodríguez deshoja la margarita de su futuro mientras se multiplican las conjeturas y especulaciones sobre cuál será su decisión final. Algunos medios andaluces aseguran que la líder de la formación morada no optará, en el congreso del partido en mayo, a su reelección como coordinadora, aunque sí mantendría su acta de diputada por Cádiz.

Aun así, al menos hasta pasadas las tres de esta tarde no había confirmación oficial. Una hora antes, a las dos, comenzaba en el Parlamento andaluz una reunión de la Ejecutiva en la que participaba el núcleo duro más cercano a Rodríguez: los diputados Nacho Molina, José Ignacio García y Maribel Mora; el responsable de la Secretaría Política y de Comunicación del partido, Pablo Pérez Ganfornina; la responsable de Organización, Rocío Van Der Heiden; y el coordinador de Podemos en Málaga, Alejandro Serrato, entre otros.

Un respeto

En principio, no será hasta mañana cuando Rodríguez comunique oficialmente su decisión, aunque parece difícil que no haya filtraciones teniendo en cuenta la fuerte presión periodística: tanta que Podemos se ha visto obligado esta misma mañana a salir al paso de ella.

12 de febrero. 11:20 horas. Cuenta oficial de Twitter de Podemos Andalucía: “Ante las informaciones publicadas sin confirmar sobre la continuidad de Teresa Rodríguez en la dirección de Podemos Andalucía, pedimos respeto por nuestros tiempos y procesos de debate. Cualquier información que tengamos que dar la daremos a su debido tiempo”.

Una inquietud

Hay inquietud en la formación andaluza que dirige Teresa Rodríguez. Es una inquietud bien fundada, porque el partido, ya consolidado electoralmente en el espacio situado a la izquierda del PSOE, se enfrenta a la más grave encrucijada desde su irrupción en el Parlamento andaluz en la primavera de 2015.

Han pasado solo cinco años, pero parece que hubieran sido diez, tal vez quince, en los que las grandes expectativas iniciales han ido menguando hasta concretarse en el mediocre resultado electoral de diciembre de 2018, cuando la confluencia Adelante Andalucía sumó tres diputados menos que los 20 logrados tres años por Podemos e IU por separado.

Una cierta soledad

La entrada de Podemos en el Gobierno de España, que Rodríguez repudia pero que fue respaldada por los inscritos andaluces con un abrumador 96 por ciento, ha acentuado en la líder morada una soledad política que, en realidad, ya era palpable desde que, semanas atrás, sus socios de Izquierda Unida dejaran claro que, en contra de lo que propugna Teresa, ellos no quieren separarse de la confluencia nacional Unidas Podemos.

Hoy mismo, la portavoz parlamentaria de la confluencia Adelante Andalucía y diputada de IU por Cádiz, la siempre prudente Inmaculada Nieto, marcaba distancias: la confluencia es entre cuatro organizaciones políticas, Podemos entre ellas, "no es con Teresa Rodríguez o una parte de Podemos",

Llevaba tiempo la líder regional de Podemos y decidida promotora de Adelante Andalucía dándole vueltas a una decisión políticamente crucial para su proyecto y aun para ella misma: ¿presentaba su candidatura para renovar durante dos años más el cargo de coordinadora de Podemos Andalucía o se daba por vencida frente a la dirección nacional del partido morado, contraria a su planes orgánicos de perfil claramente confederal?

Lo que muy probablemente a Rodríguez le pide el cuerpo es abandonar una batalla contra la dirección nacional que encabeza Pablo Iglesias que la está dejando exhausta política y personalmente. Lo que seguramente le dictan las exigencias de la ‘realpolitik’ es que no debería dejar huérfano ahora su ambicioso proyecto de crear un Podemos andaluz confederado con Madrid.

Un paso atrás

Anticapitalistas, la corriente minoritaria de Podemos en la que milita Teresa, no competirá en el congreso nacional del partido que se celebrará en pocas semanas: no abandonan Podemos, pero tienen un pie fuera y, desde luego, dejan de estar en el partido como lo habían estado hasta ahora.

De llegar a materializarse orgánicamente la ruptura, las consecuencias en Andalucía tendrían mucho mayor alcance que en el resto de España porque aquí la dirigencia andaluza está nucleada en torno a Anticapitalistas, que además cuentan con el gobierno municipal de Cádiz, cuyo alcalde es el dirigente ‘anticapi’ y pareja de Rodríguez, José María González ‘Kichi’.

El vínculo ideológico y emocional con el núcleo dirigente que lidera Pablo Iglesias acaba de romperse a nivel nacional, pero ya estaba roto desde hace mucho tiempo a nivel andaluz.

En las antípodas

Teresa y Pablo se encuentran en las antípodas; todo los separa: desde lo más chusco, como el chalé de Galapagar adquirido por la familia Iglesias-Montero, hasta lo más grave, como la entrada de Podemos en un Gobierno de coalición con el PSOE o la determinación de Rodríguez de crear una marca propia en Andalucía, confederada con Podemos, siguiendo la estela de En Comú Podem o En Marea.

Si Rodríguez optara a la reelección en mayo, sería sin duda para defender ese Podemos confederal y autónomo cuya convivencia con el Podemos nominalmente federal pero de hecho jacobino de Iglesias sería extremadamente complicada.

Es evidente, por lo demás, que la entrada de Pablo y los suyos en el Gobierno los ha fortalecido como dirigentes del partido. Tanto como ha debilitado a Teresa y los suyos. En la margarita que deshoja Rodríguez hay más pétalos del no que pétalos del sí.