Confusa margarita la deshojada por la líder de Podemos Andalucía. La disyuntiva clásica de ‘me voy, no me voy’ parece haber sido reinventada por Teresa Rodríguez, de quien, tras escucharla expectantes en la rueda de prensa de hoy, los periodistas no sabían a ciencia cierta qué pensar, si que se iba pero en realidad se quedaba o si se quedaba pero en realidad se iba.

La situación trasladada por Rodríguez, que se vio obligada a detallar una y otra vez porque a los medios no acababa de quedarles clara, podría resumirse así: presidenta del grupo parlamentario Adelante Andalucía que conforman Podemos e Izquierda Unida, su intención es dejar en mayo la secretaría general de Podemos Andalucía, aunque tal vez no la militancia en el partido, para dedicar todos sus esfuerzos a construir “un sujeto propio andaluz que no sea subalterno del PSOE”.

Teoría del sujeto

Un sujeto con vocación de convertirse en “la casa común” de las mismas izquierdas a las que, precisamente, cabría acusar de ser subalternas del PSOE puesto que comparten con los socialistas el Gobierno de España, una coalición que a su vez ha desencadenado la decisión de Rodríguez y los Anticapitalistas de irse de Podemos.

Para complicarlo todo un poco más, y de ahí que los periodistas no cesaran de pedir aclaraciones para salir del galimatías, Rodríguez se propone navegar rumbo a la casa común capitaneando ella misma el buque ‘Adelante Andalucía’, cuyos armadores y legítimos propietarios son –o al menos están seguras de ser– las federaciones andaluzas de Podemos e Izquierda Unida, como así se lo ha recordado esta última una y otra vez estos días.

Es decir, Rodríguez se iría de Podemos pero permanecería dentro y tal vez al frente de Adelante, que a su vez también es Podemos, además de ser Izquierda Unida, contraria por su parte a la creación de un “sujeto propio andaluz” confederado con Unidas Podemos.

El último tirabuzón

Y por si el rizo no estaba suficientemente rizado, este tirabuzón de la gaditana vino a rizarlo aún más: preguntada si, después del congreso de mayo, seguiría militando en Podemos, Rodríguez no lo descartó. De nuevo, pues, un ‘me voy pero no me voy’ que no será fácil de digerir para la futura nomenclatura de Podemos Andalucía, responsable de gestionar una delicadísima crisis cuya protagonista principal ha sido Rodríguez.

No es extraño que dirigentes de IU sospecharan, tras escuchar la rueda de prensa de este jueves, que Teresa tal vez pretende un cierto ‘teta y sopa’ que, desde luego, la federación comunista no ve con buenos ojos.

De lo declarado por su coordinador regional, Toni Valero, se desprende que Izquierda Unida no va a permitir que, después de mayo, Teresa Rodríguez siga manteniendo en Adelante su actual posición preeminente: para entonces ya no será la secretaria general de Podemos Andalucía, e Izquierda Unida, arguye Valero, fundó Adelante con Podemos, no con Teresa.

Fraternidad en riesgo

Es más: la fraternidad en el propio grupo parlamentario, formado por 6 diputados rojos y 11 morados, va a ser a partir de ahora previsiblemente más difícil de lo que ya venía siéndolo.

Rodríguez será desde mayo, en realidad desde hoy mismo, una presidenta del grupo algo así como en régimen abierto, pues no podrá ejercer la misma libertad que venía ejerciendo para, por ejemplo, atacar al Partido Socialista de Andalucía, que, siguiendo la estela de Ferraz, intenta discretamente recomponer los puentes con Izquierda Unida destruidos tras la ruptura del Gobierno de coalición de la Junta en 2015.

Rodríguez interpreta, en todo caso, que Adelante Andalucía no es hija de dos partidos, sino de cuatro personas con nombres y apellidos: “El grupo parlamentario Adelante –ha explicitado la dirigente– no éramos la Unidas Podemos del sur, sino que lo formamos Antonio Maíllo, Pilar González, Pilar Távora y yo, con nuestros equipos”.

Más allá, sin embargo, de lo sugerido por Rodríguez, jurídicamente la marca Adelante Andalucía, registrada como partido en diciembre de 2019, es propiedad de IULV-CA y Podemos Andalucía.

Un En Comú Podem andaluz

Sin necesidad de atribuirle un ventajismo impropio en ella, la posición de Rodríguez se entendería mejor si hubiera hablado únicamente de crear un nuevo partido de izquierda “andalucista, ecologista y feminista”, pero al vincular tan explícitamente su proyecto con la marca colectiva Adelante Andalucía, sus planes tienen algo de cuadratura del círculo que los hace un poco inverosímiles.

En algún momento de su comparecencia la dirigente morada citó, como modelo a imitar, a En Comú Podem, la coalición electoral catalana cuya cabeza visible es la alcaldesa de Barcelona Ada Colau.

Pero eso, un En Comú Podem andaluz, es justamente lo que nunca han querido ni la hegemónica facción jacobina de Podemos ni Izquierda Unida en su conjunto, a quienes será difícil convencer de la necesidad de crear una nueva casa común cuando, en realidad, ya tienen una, que se llama Unidas Podemos y en la que se sienten perfectamente cómodos.

Una trinidad de dos

De la comparecencia de la dirigente andaluza ha quedado una sensación rara, como ambigua. Teresa Rodríguez, que respondió a las preguntas flanqueada por el núcleo dirigente de Podemos Andalucía, estaba segura, obviamente, de estar hablando de política, pero a no pocos de los que la escuchaban sus palabras debían de sonarles casi casi a teología.

Como los herejes de antaño que creían en Dios Padre pero rechazaban la divinidad del Hijo, Rodríguez cree en Adelante pero excluye de su fe a Podemos, como si la formación morada no hubiera sido desde el principio una de las personas de esa trinidad de dos que siempre fue Adelante. Había ciertamente dos personas más, Primavera Andaluza (Pilar González) e Izquierda Andalucista (Pilar Távora), simbólicamente importantes pero con un peso orgánico y electoral poco significativo.

Rodríguez citó en su comparecencia a ambas divinidades menores, como si Adelante hubiera sido cosa de cuatro y no realmente de dos: los mismos dos a quienes Teresa tendrá que convencer de que militan en el credo equivocado, un credo, en fin, insuficientemente andalucista, ecologista y feminista.