El lenguaje empleado este martes por Teresa Rodríguez para glosar en rueda de prensa su arrolladora victoria en las primarias de Podemos Andalucía no deja lugar a dudas: conquista, autonomía, legitimidad, mayoría de edad, 28F, impulso andalucista…

Técnicamente se trataba solo de unas primarias para elegir la candidata a la Presidencia de la Junta y las listas provinciales para las elecciones andaluzas, pero políticamente lo que estaba en juego era mucho más que eso.

“Mayores de edad”

La propia Teresa Rodríguez lo decía en su encuentro de este martes con los medios: "No se trataba solo de elegir una lista. Se trataba también de decir que somos mayores de edad, de una especie de 28F de Podemos Andalucía”, en alusión al legendario 28 de febrero de 1980 en que los andaluces aprobaron en referéndum el acceso a una autonomía de primera.

El ‘no más que nadie pero tampoco menos que nadie’ consagrado en las urnas de aquel febrero de hace 38 años es el que los inscritos de Podemos Andalucía se han ganado en estas primarias. Así lo interpreta Rodríguez y en ello coinciden todos los observadores.

Los datos de las primarias avalan esa interpretación: la coordinadora regional ha sumado el 75 por ciento de los 11.522 votos emitidos en un proceso con altísima participación pues el 81 % de los 14.241 inscritos oficialmente han ido a votar.

Paradoja censal

Por cierto, que sobre el censo y la propia votación de las primarias se ciernen algunas preguntas embarazosas formuladas por la plataforma crítica 'Manifiesto Tercera Vía', que se propone impugnar los resultados.

Muy minoritarios aunque respaldados por 300 firmas, los críticos acusan a Rodríguez haber utilizado “en su exclusivo beneficio los aparatos de Podemos Andalucía” y lanzan esta sombra de duda: "Se da la paradoja de que frente a los 180.000 votantes del plebiscito del chalet que compraron Pablo Iglesias e Irene Montero, 49.000 de ellos andaluces, un par de meses más tarde se da por buena una votación con 11.500 votantes, es decir, casi 40.000 menos".

Llegan los confederados

La disyuntiva para los llamados a las urnas no era tanto entre centralismo y federalismo, ya que no cabe propiamente tildar de centralista la candidatura perdedora que ha encabezado Isabel Franco, como entre un modelo federal y un modelo confederal de relación entre el centro y la periferia.

De la mano de Izquierda Unida y su líder Antonio Maíllo, Teresa Rodríguez se propone construir un conglomerado que formalmente tal vez seguiría siendo Podemos –y ni siquiera eso está del todo claro– pero materialmente sería otra formación sobre la que en ningún caso la dirección nacional tendría jurisdicción efectiva.

¿Gobernar ¡¡¡con el susanismo!!!?

El hecho es muy relevante porque significa que Pablo Iglesias, Pablo Echenique y la dirección nacional no decidirán, por ejemplo, algo tan crucial como la estrategia de pactos postelectorales. Recuérdese que Iglesias vería con buenos ojos entrar en el Gobierno de Pedro Sánchez mientras que Rodríguez no cesa de repetir que jamás gobernaría con Susana Díaz, en quien la líder de Podemos ve la encarnación de innumerables males que solo una victoria morada podría extirpar de raíz.

De hecho, Rodríguez intenta popularizar como pendón electoral el término despectivo susanismo como degeneración del socialismo, al estilo del término felipismo ideado a finales de los años 80 por la derecha e incorporado entusiásticamente por Julio Anguita a su bien abastecido arsenal antisocialista.

Derrota humillante

Es difícil creer que ‘los Pablos’ vayan a aceptar de buen grado lo que políticamente no deja de ser una humillación en toda regla. Sin embargo, las bases han hablado y lo que han dicho no admite interpretaciones capaces de torcer el veredicto de las urnas: intervenir la organización andaluza sería un suicidio súbito, pero no hacer nada equivaldría aceptar una muerte lenta del proyecto de Podemos tal como fue concebido inicialmente por sus fundadores.

Aun así, Rodríguez se ha comprometido a mantener la identidad y el nombre de Podemos en la futura coalición electoral con Izquierda Unida y con los restos del naufragio andalucista, con quienes en septiembre Podemos tiene previsto celebrar unas primarias conjuntas que a ‘los Pablos’ les saben a cuerno quemado, pues de algún modo oficializarían la secesión de los confederados andaluces.