Dos libros interesantes y oportunos compartieron mesa en una cervecería sevillana en la tarde noche del jueves, 22 de octubre de 2020, para debatir sobre la Sevilla que queremos en estos tiempos inciertos de pandemia. 'Informe del Estado de Sevilla en 2020. Construir un relato propio o morir intentándolo', coordinado por Juan Antonio Pavón Losada, y '¿Distopías reversibles? Los turismos del mañana', coordinado por Manuel J. Marchena Gómez, son dos aportaciones complementarias sobre el futuro de la capital de Andalucía y la cuarta ciudad de España.

El informe sobre Sevilla 2020 es una recopilación de puntos de vista de profesionales de la economía, la sociología, la politología, la cultura y la comunicación sobre las debilidades y las fortalezas de esta metrópolis del sur trufada de desigualdades, talento desaprovechado e inercias seculares.

Las distopías reversibles formuladas como pregunta analizan el impacto del turismo en la sociedad y sus posibles derroteros en el futuro a medio y largo plazo desde el punto de vista académico de diez especialistas.

El debate, moderado por la periodista Lucrecia Hevia, apuntó la urgencia de diversificar la economía de la provincia para que no caiga en el monocultivo turístico y potenciar la agroindustria, la economía circular, la transición energética y la innovación.

Y sobre innovación planteé la necesidad de estimular su demanda en la sociedad sevillana. No basta con medidas impulsoras de la innovación empresarial y tecnológica, con poner en marcha incubadoras de proyectos emprendedores y demás iniciativas si el tejido social y el entorno no son proactivos y consumidores de productos y servicios innovadores.

De nada sirve el dinero invertido en innovación si no va acompañado de una ambiciosa pedagogía de la curiosidad y el gusto por lo nuevo, que venza la resistencia al cambio tan arraigada en la sociedad andaluza y sevillana.

Si en las comunidades de vecinos, en los centros de enseñanza, en las empresas y en los hogares las propuestas de mejoras energéticas, ecológicas o de innovación son rechazadas o no encuentran el más mínimo eco, estaremos condenados a repetir los errores del pasado y seguir a la cola de la convergencia con la Europa verde y digital.