Un terremoto de magnitud 3,1 en la escala de Richter con epicentro en el municipio malagueño de Torremolinos se ha registro en la tarde de este martes.

Así, según la información difundida por el Instituto Gráfico Nacional (IGN) en su página web, consultada por Europa Press, el seísmo ha tenido lugar a las 17.17 horas.

En concreto, según los datos, el terremoto se ha registrado con epicentro a 79 kilómetros de profundidad y sin que haya constancia de daños personales ni materiales.

Mientras, a los dos terremotos de magnitud 4,5 y 3,1 en la escala Richter que se han registrado a última hora de la noche del jueves, con epicentro en las localidades granadinas de Cijuela y Santa Fe, y por los que de momento no constan daños personales, hay que sumar en la mañana de este viernes dos más, de 2,5 y 2,3 en esta ocasión.

Según ha informado el Instituto Geográfico Nacional (IGN) en su cuenta de Twitter, consultada por Europa Press, el primero ha tenido lugar a las 7,24 horas con epicentro en Chauchina y un kilómetro de profundidad.

A este hay que sumar otro, a las 7,54 horas, en esta ocasión registrado a nivel superficial con un grado de 2,5. Ha tenido lugar en Chimeneas.

En el caso de los acontecidos en la noche del jueves han provocado avisos al Servicio de Emergencias 112 Andalucía, desde localidades de diversas provincias como Málaga, Córdoba, Jaén y Sevilla, además de la propia granadina.

Según ha explicado el servicio adscrito a la Consejería de la Presidencia, Administración Pública e Interior de la Junta en un comunicado, el primer seísmo, de magnitud 4,5, ocurría a las 23,25 horas del pasado jueves con epicentro la población de Cijuela y se ha registrado a nivel superficial, según datos del Instituto Geográfico Nacional (IGN); aunque en sus primeros cálculos el Instituto lo ha localizado en Chauchina y Chimeneas.

Por otra parte, un estudio liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto que las fallas de salto en dirección, como la de Averroes (en el Mar de Alborán) tienen más potencial para generar tsunamis costeros de lo que se creía hasta ahora.

El trabajo, publicado en la revista 'Scientific Reports', analiza esta falla activa y desvela las zonas costeras próximas que podrían verse afectadas por la llegada de olas de tsunami, así como la magnitud que podría alcanzar la inundación.

El experto del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) Ferran Estrada, ha indicado que "la falla de Averroes presenta, en su extremo noroeste, un salto vertical de hasta 5,4 metros", lo que "habría generado un terremoto de magnitud 7". Esto se conoce tras analizar, en este estudio, la actividad de la falla de los últimos 124.000 años. Según registros históricos, el último terremoto generado por esta fractura pudo haber sido en el año 365.

Gracias a un modelo matemático de la deformación del suelo marino, el equipo de investigadores ha calculado el comportamiento de las masas de agua del Mar de Alborán en caso de un nuevo episodio sísmico en la falla.

Según esta simulación de escenarios posibles, las olas de tsunami se propagarían en dos ramales principales y alcanzarían e inundarían sectores densamente poblados de la costa sur de España y del norte de Marruecos. Estas olas podrían alcanzar los seis metros de altura y tardarían en llegar a la costa entre 21 y 35 minutos.

"Son episodios demasiado rápidos para que los sistemas de alerta temprana actuales funcionen con éxito", ha advertido el científico. A su juicio, estos hallazgos muestran el potencial para generar tsunamis de las fallas de salto en dirección que "debe tenerse en cuenta" para la reevaluación de los sistemas de alerta temprana de tsunamis".

Y es que, tal y como señala el CSIC, hasta ahora se creía que los tsunamis se originan por la actividad sísmica de las fallas normales e inversas; mientras que las de salto en dirección, que separan bloques que se desplazan lateralmente, se descartaban como agentes desencadenantes.

Estrada advierte, al respecto, que "las olas gigantes pueden representar una amenaza para las poblaciones costeras, dañar infraestructuras marinas y terrestres, y provocar una crisis económica y medioambiental".

Es por eso que, a juicio del científico, estos resultados serán "vitales para mejorar las medidas de planificación encaminadas a la mitigación del impacto de un posible tsunami".