“Algunos de mis compañeros han tenido que meterse a trabajar en las cosechas al no llamarlos para la plaza en tres años”. La fecha límite era diciembre de 2014. Encarni Sánchez esperaba, al igual que sus compañeros, tras su oposición aprobada en 2011 para auxiliar de enfermería en el Hospital de Loja (Granada), que no llegaría a tal extremo la situación. Hoy tiene 46 años y un futuro incierto, tras haber pasado la fecha de colocación a la que está sujeta cualquier empleado público dentro de su estatuto. Al ver que no se cubrían las plazas, ni del hospital de Loja ni del de Alcalá la Real, Encarni y sus compañeros crearon la Asociación Andaluza de Profesionales Afectados Hospitales de Loja y Alcalá La Real (APAHLA), que une a 140 profesionales sanitarios, junto a sindicatos y partidos políticos que les han ido apoyando en sus múltiples concentraciones de protesta. “A pesar de todos los pasos que hemos dado, la Junta aún no nos ha dado una respuesta y es un caso insólito en la historia de la democracia dejar a los funcionarios sin plaza después de tanto tiempo”, señala. A 90 MINUTOS DEL HOSPITAL MÁS CERCANO Loja se encuentra en la zona del poniente granadino, en la que viven aproximadamente unos 53.000 habitantes. Según cuenta Encarni, esta región no tenía “hospital de cabecera que permitiera atender las urgencias”, lo que obligaba a sus vecinos a trasladarse a la ciudad de Granada, donde algunos municipios pueden incluso tardar casi 90 minutos hasta llegar a la capital. El hospital comarcal de referencia iba a ser a partir de 2011 el conocido como Hospital de Alta Resolución de Loja, cuya inauguración se llevó a cabo en el mes de marzo de 2011 por el entonces presidente de la Junta José Antonio Griñán. La realidad fue otra, ya que meses más tarde, las únicas dependencias que se usaban eran las consultas de especialidades de cardiología, ginecología, etc. Encarni cuenta que tampoco tenían continuidad, ya que las citas no eran diarias, ya que “funcionaban con personal de traslado desde los hospitales más cercanos”. Meses antes Encarni y su grupo de la Plataforma había recibido individualmente una carta formal tras la aprobación del examen oposición que les daba una plaza en el hospital de Loja, que estaba a punto de inaugurarse. “Yo tenía 42 años y la verdad que pensaba que ya tendría una estabilidad laboral, tras muchos años trabajando en la bolsa de sustitución del SAS”. SIN INFORMACIÓN DE LA PLAZA La actividad mínima del centro sanitarios empezó a alertar a los ya funcionarios por derecho, que no tenían ni tienen, a día de hoy, ninguna información sobre su plaza. “La gente nos contaba que todas las plantas se encontraban vacías, con las sábanas incluso puestas y sin estrenar”. Han pasado ya cuatro años y el hospital de Loja aún espera la inauguración de sus zonas de hospitalización, de urgencias y los quirófanos para atender a todos los habitantes de esta zona de Granada. El centro espera en el “limbo” su reapertura final sin fecha definitiva y sin nuevas partidas aprobadas por parte de la administración. ¿Qué ocurrirá entonces con los sanitarios cuya plaza parece haberse anulado? Encarni apunta que a partir de diciembre de 2013, cuando la Junta anunció que sacaría 1.500 nuevas plazas para centros sanitarios en la comunidad, empezó la verdadera preocupación. “Nos dirigimos a la gerente de Loja del hospital, a la Consejería de Salud y por último iniciamos la parte judicial por la vía del contencioso administrativo”. Los funcionarios sabían, por referencia de abogados, que podían pasar hasta diez años antes de recibir una respuesta. Sin embargo, no quieren quedarse de brazos cruzados ante la pasividad de la administración y su plaza pública vacía. A los pocos meses de aprobar su oposición y esperando su plaza, Encarni continuó trabajando en la bolsa del SAS hasta que en 2012 sufrió un accidente de tráfico que le ha impedido estar en activo hasta este año. “Como no era fija no he podido cobrar prestación y he pasado una mala racha, la verdad”. Tras su vuelta, el primer contrato le ha permitido estar de alta un mes cobrando el 75% de la nómina. El segundo, que acaba de firmar, tendrá una duración de cinco meses. Sánchez apunta que a pesar de los malos tiempos, se considera una mujer afortunada, ya que muchos de sus compañeros han tenido peor suerte y lo llaman para “bajas de tan solo siete días”. La situación familiar de Encarni ha sido estable, ya que su marido trabaja y con su sueldo han podido salir adelante durante el accidente. “Hay otras compañeras que han tenido que irse a limpiar o a cualquier cosa porque con la pareja también en paro no les llegaba para vivir”, aclara.