Con el título de ‘Cuidados paliativos, sí eutanasia no’, el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha publicado una nueva carta pastoral en la que critica que, en plena pandemia del coronavirus Covid-19, "el gobierno de turno saca a la palestra el tema de la eutanasia, la matanza de los débiles, con una ley demoledora".

Su última misiva polémica la publicó en julio pasado, cuando se preguntó "¿por qué para honrar a las víctimas del Covid-19 tenemos que silenciar a Dios?, cuando la casi totalidad de los muertos son creyentes, y la inmensa mayoría de los asistentes también lo son". En ella aludía también al 25 de julio, "la fiesta grande de Santiago Apóstol, patrono de España", que "forma parte de la identidad española desde sus orígenes evangelizadores hasta nuestros días, pasando por las épocas gloriosas de una reconquista fatigosa y la evangelización del nuevo mundo".

Para el obispo la eutanasia es "la muerte provocada en aquellas personas que ya no valen", y a ello "se añade el suicidio asistido, que consiste en favorecer la muerte a la persona que lo pida (…) En uno y en otro caso se trata de eliminar la vida en la fase en que ya se considera de poca calidad. Con la eutanasia, la vida humana es despojada de toda su dignidad, sobre todo por parte de quien la ejecuta".

Demetrio Fernández admite que "el sufrimiento no es plato de gusto para nadie, y cuando el sufrimiento es insoportable llega a desearse la muerte. Pero para eso están los cuidados paliativos, que consisten en aliviar el dolor mediante el acompañamiento personal, el cariño y la atención al que está sufriendo y el recurso a la medicina, que hoy cuenta con remedios que alivian e incluso eliminan el dolor. Cuando el dolor es aliviado o eliminado, nadie quiere morirse".

Sus reflexiones parecen no tener en cuenta este párrafo del Testamento Vital, que fue redactado por la Conferencia Episcopal Española para los creyentes que deseen suscribirlo:

"Pido que si por mi enfermedad llegara a estar en situación crítica irrecuperable, no se me mantenga en vida por medio de tratamientos desproporcionados; que no se me aplique la eutanasia activa, ni que se me prolongue abusiva e irracionalmente mi proceso de muerte; que se me administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos".

A la pregunta de "por qué prospera la eutanasia", el obispo se contesta así: Sencillamente porque es más barata que los cuidados paliativos. Es más económico eliminar a los ancianos que mantenerlos bien atendidos. Es más barato eliminar a los discapacitados que mantenerlos durante años hasta su muerte natural. En la Seguridad Social es más rentable eliminar vidas que cuidarlas y extender a toda la población los cuidados paliativos hasta que llegue la muerte natural. Es cuestión de egoísmo llevado a su extremo".

En su reflexión, Fernández no menciona ese crucial "que no se me mantenga en vida por medio de tratamientos desproporcionados" que figura en el Testamento Vital católico y que contraviene el "hasta que llegue la muerte natural" que defiende el obispo.

Recuerda también monseñor Fernández que ya "hemos vivido varios envites en esta misma dirección. A estas alturas casi que nos hemos acostumbrado a que se practiquen en España más de 100.000 abortos cada año, y nos doran la píldora apelando a la libertad de la madre para elegir tener su hijo o matarlo en el seno materno, si es un embarazo no deseado. Sin embargo, la vida es sagrada, sigue siendo sagrada y nadie puede eliminar a un ser inocente".